/ lunes 22 de mayo de 2023

Coyotes se quedan con las ganancias del maíz en Sinaloa

En Sinaloa más de 17 mil pequeños agricultores están a expensas de una red de intermediarios que manipulan el precio de los granos

CULIACÁN. La falta de políticas y un marco regulatorio para la comercialización de la producción agrícola deja a los campesinos en la incertidumbre sobre el precio de venta de la cosecha y expuestos a intermediarios —mejor conocidos como coyotes—, quienes compran barato a productores desesperados para luego vender caro el maíz o trigo a empresas, práctica que no es sancionada porque no es ilegal, pero sí desleal.

En Sinaloa hay casi 27 mil productores agrícolas, 22 mil dedicados a la siembra del maíz, de los cuales casi el 80 por ciento —17 mil productores— son agricultores pequeños o medianos que requieren de créditos y financiamiento para sembrar las parcelas.

Te puede interesar: Productores agrícolas protestan de Baja California a Sinaloa: ¿qué pasa en la frontera norte?

Estos financiamientos o créditos son otorgados por las empresas graneleras —dedicadas al almacenamiento, transformación y distribución de granos— con intereses muy altos y con la garantía de que al final el productor les entregará sus cosechas a un precio menor que el del valor de mercado.

Esto es lo que en la industria agrícola se conoce como coyotaje.

Además, al descontarles a los productores el monto del crédito que se les otorgó más los intereses, éstos terminan quedando “tablas” —expresión que señala que no hubo ganancias, que solo se recuperó la inversión— reduciendo el papel del agricultor a un empleado, sin sueldo ni prestaciones, de las empresas graneleras.

Gilberto de la Vara, agricultor del Valle de Sinaloa, es uno de los que se ve en la necesidad de entramparse con los coyotes para vender su cosecha y evitar pérdidas.

Explica, que otra modalidad del coyotaje consiste en que estas empresas graneleras financian los insumos de producción a manera de crédito, e decir, en vez de prestar dinero a los agricultores, les entregan directamente la semilla, el fertilizante y los agroquímicos, en ocasiones a sobreprecio —porque esa es la ganancia de las empresas, asegura—, pero, al ser de mala calidad, no se logra la producción esperada.

Aquellos productores que adquieren créditos en instituciones bancarias legalmente establecidas y en condiciones más favorables, corren el riesgo de caer con los coyotes pues necesitan cosechar y vender rápido la producción para liquidar los créditos, puesto que los intereses aumentan conforme pasan los días.

Ante el aumento de la oferta, los compradores buscan el precio más bajo y lo consiguen con el productor que está más desesperado por vender.

Hablamos de unos 15 o 17 mil personas que estamos al garete, estamos obligados a entregar porque hay que pagar la deuda, es el caso de ahorita, la trilla ya llegó y el contrato ya está para liquidarse y hay que haber entregado la cosecha para que se paguen de ahí y entreguen lo que sobra (la ganancia), que a como yo veo no va a sobrar nada”, explicó Gilberto de la Vara, agricultor en el municipio de Mocorito.

Existen también otro tipo de intermediarios, que no son agricultores ni empresarios, sino personas que se dedican a comprar el maíz a los productores, almacenarlo y venderlo más tarde, (cuando baja la oferta) a los industriales a un precio más elevado, llevándose la ganancia de las cosechas, estos son conocidos como especuladores.

Para evitar esta situación es que los agricultores pugnan por un precio base o de garantía que los blinde para no tener que vender su cosecha a un precio más bajo. Por ello bloquearon hace más de una semana las instalaciones de Pemex de Culiacán, Topolobampo y Guamúchil, para exigir un precio de garantía de siete mil pesos por tonelada de maíz blanco y ocho mil por tonelada de trigo.

No existe una regulación, yo entrego a peso y ellos lo venden a dos pesos, nada más por tenerlo, por almacenarlo, los coyotes llegan y le ofrecen al agricultor cinco mil o cinco mil 500 pesos, por decir algo, por su cosecha, a uno como le conviene vender pues acepta”, explicó el agricultor.

El gobierno federal y el de Sinaloa se comprometieron a comprar casi dos mil toneladas de maíz a los productores del estado a un precio de seis mil 965 pesos por tonelada, sin embargo, se estima que la producción estatal será de entre cinco mil 500 y seis mil toneladas, por lo que sólo está asegurada la compra de un tercio de la cosecha.

El costo de producción del maíz es de alrededor de 60 mil pesos por hectárea.

PROTESTAS

Las manifestaciones de agricultores iniciaron el 8 de mayo con la toma de la planta de Pemex en Topolobampo, continúo con la toma de las plantas de Guamúchil y Culiacán, y se extendieron durante ocho días más.

Fueron casi 20 organizaciones campesinas agrupadas en la Unión de Productores Agrícolas del Valle del Carrizo, Productores Únicos de Sinaloa, Campesinos Unidos de Sinaloa, la Liga de Comunidades Agrarias de Sinaloa y la Confederación de Asociaciones Agrícolas Del Estado de Sinaloa quienes se manifestaron en exigencia de un precio de siete mil pesos por tonelada de maíz y ocho mil pesos por tonelada de trigo.

El viernes pasado, los agricultores se reunieron en la ciudad de México con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, con quien negociaron que Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) compre 500 mil toneladas de maíz adicionales a las mil 500 que originalmente tenía planteadas bajo precios de garantía.

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El diálogo con Segob continuará esta semana para las casi cuatro mil millones de toneladas de maíz que producirá el estado; las que no compre el gobierno a precio de garantía tendrán que ser puestas en el mercado, ya sea para venderlas a industriales locales y nacionales o exportarlas a Estados Unidos.

CULIACÁN. La falta de políticas y un marco regulatorio para la comercialización de la producción agrícola deja a los campesinos en la incertidumbre sobre el precio de venta de la cosecha y expuestos a intermediarios —mejor conocidos como coyotes—, quienes compran barato a productores desesperados para luego vender caro el maíz o trigo a empresas, práctica que no es sancionada porque no es ilegal, pero sí desleal.

En Sinaloa hay casi 27 mil productores agrícolas, 22 mil dedicados a la siembra del maíz, de los cuales casi el 80 por ciento —17 mil productores— son agricultores pequeños o medianos que requieren de créditos y financiamiento para sembrar las parcelas.

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Estos financiamientos o créditos son otorgados por las empresas graneleras —dedicadas al almacenamiento, transformación y distribución de granos— con intereses muy altos y con la garantía de que al final el productor les entregará sus cosechas a un precio menor que el del valor de mercado.

Esto es lo que en la industria agrícola se conoce como coyotaje.

Además, al descontarles a los productores el monto del crédito que se les otorgó más los intereses, éstos terminan quedando “tablas” —expresión que señala que no hubo ganancias, que solo se recuperó la inversión— reduciendo el papel del agricultor a un empleado, sin sueldo ni prestaciones, de las empresas graneleras.

Gilberto de la Vara, agricultor del Valle de Sinaloa, es uno de los que se ve en la necesidad de entramparse con los coyotes para vender su cosecha y evitar pérdidas.

Explica, que otra modalidad del coyotaje consiste en que estas empresas graneleras financian los insumos de producción a manera de crédito, e decir, en vez de prestar dinero a los agricultores, les entregan directamente la semilla, el fertilizante y los agroquímicos, en ocasiones a sobreprecio —porque esa es la ganancia de las empresas, asegura—, pero, al ser de mala calidad, no se logra la producción esperada.

Aquellos productores que adquieren créditos en instituciones bancarias legalmente establecidas y en condiciones más favorables, corren el riesgo de caer con los coyotes pues necesitan cosechar y vender rápido la producción para liquidar los créditos, puesto que los intereses aumentan conforme pasan los días.

Ante el aumento de la oferta, los compradores buscan el precio más bajo y lo consiguen con el productor que está más desesperado por vender.

Hablamos de unos 15 o 17 mil personas que estamos al garete, estamos obligados a entregar porque hay que pagar la deuda, es el caso de ahorita, la trilla ya llegó y el contrato ya está para liquidarse y hay que haber entregado la cosecha para que se paguen de ahí y entreguen lo que sobra (la ganancia), que a como yo veo no va a sobrar nada”, explicó Gilberto de la Vara, agricultor en el municipio de Mocorito.

Existen también otro tipo de intermediarios, que no son agricultores ni empresarios, sino personas que se dedican a comprar el maíz a los productores, almacenarlo y venderlo más tarde, (cuando baja la oferta) a los industriales a un precio más elevado, llevándose la ganancia de las cosechas, estos son conocidos como especuladores.

Para evitar esta situación es que los agricultores pugnan por un precio base o de garantía que los blinde para no tener que vender su cosecha a un precio más bajo. Por ello bloquearon hace más de una semana las instalaciones de Pemex de Culiacán, Topolobampo y Guamúchil, para exigir un precio de garantía de siete mil pesos por tonelada de maíz blanco y ocho mil por tonelada de trigo.

No existe una regulación, yo entrego a peso y ellos lo venden a dos pesos, nada más por tenerlo, por almacenarlo, los coyotes llegan y le ofrecen al agricultor cinco mil o cinco mil 500 pesos, por decir algo, por su cosecha, a uno como le conviene vender pues acepta”, explicó el agricultor.

El gobierno federal y el de Sinaloa se comprometieron a comprar casi dos mil toneladas de maíz a los productores del estado a un precio de seis mil 965 pesos por tonelada, sin embargo, se estima que la producción estatal será de entre cinco mil 500 y seis mil toneladas, por lo que sólo está asegurada la compra de un tercio de la cosecha.

El costo de producción del maíz es de alrededor de 60 mil pesos por hectárea.

PROTESTAS

Las manifestaciones de agricultores iniciaron el 8 de mayo con la toma de la planta de Pemex en Topolobampo, continúo con la toma de las plantas de Guamúchil y Culiacán, y se extendieron durante ocho días más.

Fueron casi 20 organizaciones campesinas agrupadas en la Unión de Productores Agrícolas del Valle del Carrizo, Productores Únicos de Sinaloa, Campesinos Unidos de Sinaloa, la Liga de Comunidades Agrarias de Sinaloa y la Confederación de Asociaciones Agrícolas Del Estado de Sinaloa quienes se manifestaron en exigencia de un precio de siete mil pesos por tonelada de maíz y ocho mil pesos por tonelada de trigo.

El viernes pasado, los agricultores se reunieron en la ciudad de México con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, con quien negociaron que Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) compre 500 mil toneladas de maíz adicionales a las mil 500 que originalmente tenía planteadas bajo precios de garantía.

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El diálogo con Segob continuará esta semana para las casi cuatro mil millones de toneladas de maíz que producirá el estado; las que no compre el gobierno a precio de garantía tendrán que ser puestas en el mercado, ya sea para venderlas a industriales locales y nacionales o exportarlas a Estados Unidos.

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