/ domingo 2 de agosto de 2020

Isla aislada en México sobrevive y no tiene casos de Covid-19

No tienen casos de Covid-19 y gracias al modelo de cooperativismo sus poco más de 500 habitantes pueden tener sustento y no depender del turismo, del que habitualmente se benefician, ni del exterior

LA PAZ. Si algún lugar de este país tiene posibilidades de enfrentar con éxito la pandemia de Covid-19 y resentir menos sus estragos económicos es la Isla Natividad, en donde habita una pequeña comunidad de no más de 500 habitantes, pescadores que desde hace cinco décadas se dedican, mayoritariamente, a la explotación de especies de alto valor comercial como langosta, abulón y caracol productos que se exportan a Hong Kong; sargazo para Estados Unidos, y en menor medida escamas como el jurel, cazón y otras que se envían al mercado nacional.

A principios de abril, cuando el gobierno federal instruyó las primeras acciones para enfrentar la emergencia sanitaria, y cuando las noticias internacionales ya daban cuenta de la gravedad de los efectos de este virus en Europa, los pobladores de Isla Natividad tomaron una medida extrema: Nadie sale y nadie entra.

Cortesía | Cooperativa buzos y pescadores

Quienes por necesidad urgente tenían que abandonar la isla no podían regresar, hasta en tanto terminara la pandemia; Tampoco se permiten visitas ni mucho menos turistas, aunque en los últimos días, y sólo en casos especiales, se acepta la llegada de vecinos, pero deben quedarse en casa en cuarentena, durante dos semanas.

Aplican pruebas rápidas

El presidente de la Cooperativa Buzos y Pescadores, Esteban Sández, señaló que la geografía, que por medio siglo “les ha jugado chueco”, esta vez es algo “favorable”; hoy, dijo, “la gente está bendecida en esa comunidad, y como organización harán todo lo que sea posible por salir bien librados de esta emergencia sanitaria”.

Informó que los propios directivos, que tuvieron que salir por cuestiones de trabajo, regresaron con sus pruebas rápidas de Covid-19 para aplicárselas antes de ingresar y, aunque todos salieron negativos, aún así decidieron pasar cinco días en cuarentena, para descartar del cualquier riesgo, ya que provenían de Ensenada.

Garantizan servicios

La economía de la isla está regida por la cooperativa Buzos y Pescadores, organización que se hace cargo de proveer cada semana de alimentos, medicinas e insumos a la comunidad, a bordo de un barco de su propiedad, que se surte en Bahía

Tortugas, en donde es cargado a través de “patos”, pequeñas embarcaciones que lo mismo pueden transitar por tierra que navegar cortas distancias en el mar.

Los habitantes tampoco sufren por agua potable y luz, ya que el gobierno del estado, en conjunto con la cooperativa, aseguran el suministro de estos servicios a través de una planta generadora y una desalinizadora.

“No estamos nadando en dinero, pero no nos falta nada”, dijo un isleño consultado por El Sudcaliforniano, cuya identidad pide ser reservada. Durante décadas, las familias del lugar vivieron en las condiciones más adversas de pobreza y marginalidad, en casas de cartón, sobreviviendo con lo más elemental y comunicados sólo por un aparato de radio.

Cortesía | Cooperativa buzos y pescadores

Hoy, casi todas las viviendas son amplias, de concreto o de madera en buen estado, tienen internet, línea telefónica, televisión satelital, hay un médico y una enfermera del IMSS, escuelas primaria y telesecundaria, los hijos mayores estudian en las mejores universidades del noroeste, casi todos tienen una segunda casa en Ensenada, y la cooperativa les asegura una pensión digna e ingresos suficientes para un buen nivel de vida.

Es área natural protegida

Siendo la Isla Natividad zona núcleo del Área Natural Protegida Reserva de la Biosfera de Vizcaíno, hay restricciones al desarrollo, aunque de fondo, éstas han resultado favorables para los pobladores; por ejemplo, sólo se permite la pesca artesanal y no pueden entrar a sus litorales barcos de mediana y de gran altura.

Aunque personal de la Marina patrulla la zona, en esta isla no hay policías ni Guardia Nacional ni personal de Protección Civil; la única autoridad es la subdelegada de gobierno, Marta Aurora Valenzuela, quien confía en que este confinamiento evite la llegada del coronavirus.

En este pueblo nadie usa cobrebocas ni caretas; las condiciones de aislamiento geográfico y las medidas de prevención han permitido a la comunidad llevar una vida casi normal, aunque sí están prohibidas las fiestas.



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A principios de abril, cuando el gobierno federal instruyó las primeras acciones para enfrentar la emergencia sanitaria, y cuando las noticias internacionales ya daban cuenta de la gravedad de los efectos de este virus en Europa, los pobladores de Isla Natividad tomaron una medida extrema: Nadie sale y nadie entra.

Cortesía | Cooperativa buzos y pescadores

Quienes por necesidad urgente tenían que abandonar la isla no podían regresar, hasta en tanto terminara la pandemia; Tampoco se permiten visitas ni mucho menos turistas, aunque en los últimos días, y sólo en casos especiales, se acepta la llegada de vecinos, pero deben quedarse en casa en cuarentena, durante dos semanas.

Aplican pruebas rápidas

El presidente de la Cooperativa Buzos y Pescadores, Esteban Sández, señaló que la geografía, que por medio siglo “les ha jugado chueco”, esta vez es algo “favorable”; hoy, dijo, “la gente está bendecida en esa comunidad, y como organización harán todo lo que sea posible por salir bien librados de esta emergencia sanitaria”.

Informó que los propios directivos, que tuvieron que salir por cuestiones de trabajo, regresaron con sus pruebas rápidas de Covid-19 para aplicárselas antes de ingresar y, aunque todos salieron negativos, aún así decidieron pasar cinco días en cuarentena, para descartar del cualquier riesgo, ya que provenían de Ensenada.

Garantizan servicios

La economía de la isla está regida por la cooperativa Buzos y Pescadores, organización que se hace cargo de proveer cada semana de alimentos, medicinas e insumos a la comunidad, a bordo de un barco de su propiedad, que se surte en Bahía

Tortugas, en donde es cargado a través de “patos”, pequeñas embarcaciones que lo mismo pueden transitar por tierra que navegar cortas distancias en el mar.

Los habitantes tampoco sufren por agua potable y luz, ya que el gobierno del estado, en conjunto con la cooperativa, aseguran el suministro de estos servicios a través de una planta generadora y una desalinizadora.

“No estamos nadando en dinero, pero no nos falta nada”, dijo un isleño consultado por El Sudcaliforniano, cuya identidad pide ser reservada. Durante décadas, las familias del lugar vivieron en las condiciones más adversas de pobreza y marginalidad, en casas de cartón, sobreviviendo con lo más elemental y comunicados sólo por un aparato de radio.

Cortesía | Cooperativa buzos y pescadores

Hoy, casi todas las viviendas son amplias, de concreto o de madera en buen estado, tienen internet, línea telefónica, televisión satelital, hay un médico y una enfermera del IMSS, escuelas primaria y telesecundaria, los hijos mayores estudian en las mejores universidades del noroeste, casi todos tienen una segunda casa en Ensenada, y la cooperativa les asegura una pensión digna e ingresos suficientes para un buen nivel de vida.

Es área natural protegida

Siendo la Isla Natividad zona núcleo del Área Natural Protegida Reserva de la Biosfera de Vizcaíno, hay restricciones al desarrollo, aunque de fondo, éstas han resultado favorables para los pobladores; por ejemplo, sólo se permite la pesca artesanal y no pueden entrar a sus litorales barcos de mediana y de gran altura.

Aunque personal de la Marina patrulla la zona, en esta isla no hay policías ni Guardia Nacional ni personal de Protección Civil; la única autoridad es la subdelegada de gobierno, Marta Aurora Valenzuela, quien confía en que este confinamiento evite la llegada del coronavirus.

En este pueblo nadie usa cobrebocas ni caretas; las condiciones de aislamiento geográfico y las medidas de prevención han permitido a la comunidad llevar una vida casi normal, aunque sí están prohibidas las fiestas.



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