En el marco del Día Internacional de la Mujer, 10 mil mujeres se congregaron en las calles de la ciudad de Puebla para exigir justicia, igualdad y respeto por sus derechos humanos. La marcha estuvo marcada por un fuerte llamado a poner fin a la violencia de género, en un contexto donde los feminicidios, la violencia familiar, vicaria, digital y la falta de cumplimiento por parte de los deudores alimenticios han alcanzado niveles alarmantes.
La movilización estuvo llena de pancartas que denunciaron la impunidad frente a las muertes, la falta de acción por parte de las autoridades,y la urgencia de garantizar una justicia efectiva. Durante la marcha, se escucharon testimonios de familiares de víctimas de feminicidios y se vio la presencia de infancias y mujeres diversas (lesbianas, bisexuales, trans, asexuales). Como en años anteriores, se registró iconoclasia, pero el saldo fue blanco.
Sin embargo, al filo de las 18:00 horas, se registraron varios conflictos que mancharon el movimiento y que generaron altercados entre las participantes y los policías municipales. De acuerdo con las autoridades, se enlistaron dos detenciones de dos hombres infiltrados.
Las marchas de vieron opacadas por los conflictos
El blindaje del Palacio Municipal y la fuente de San Miguel en el zócalo, así como el exceso de fuerza en contra de las mujeres que realizaron actos de iconoclasia, empañaron las marchas que se celebraron en la capital poblana por el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. En medio del conflicto, se pudo ver la presencia de hombres que se infiltraron en los contingentes para provocar actos de violencia y personas encapuchadas que retiraron parte de los cercos.
A punto de terminar las movilizaciones por el 8M, se registró un enfrentamiento entre varias de las feministas y elementos de la Policía Municipal. Las primeras, percibieron como un acto de provocación que el Palacio Municipal fuera protegido con un cerco de metal, al igual que la fuente de San Miguel y, en protesta, lanzaron fuego a través de un aerosol contra los efectivos, en respuesta, ellos las rociaron con gas contra incendios y chorros de agua.
Al grito de “el patriarcado se va a caer” y “fuimos todas” las mujeres celebraron cuando algunas estructuras finalmente fueron derribadas por personas encapuchadas. En la fuente de San Miguel algunas lograron realizar actos de iconoclasia, mientras que en el Palacio Municipal la policía lo evitó intensificando el lanzamiento de gas y agua.
Entre las personas que pretendían derribar los cercos había hombres infiltrados y otros más lanzaron consignas para incitar a las mujeres a la violencia, por lo que las fuerzas municipales intervinieron y detuvieron al menos a dos de ellos, según pudo constatar este diario.
Las propias participantes defendían en todo momento las causas feministas y arremetieron contra los hombres que pretendían involucrarse, al grado de que exigieron a dos que dejaran de tomar fotografías y se retiraran del zócalo. “Esta no es su lucha”, les gritaron.
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Tras el momento álgido de la protesta, la policía municipal reforzó la presencia frente al Palacio Municipal y en el zócalo, para ese entonces la cantidad de mujeres que permanecían en el zócalo era menor, pero continuaban lanzando consignas e incluso encendieron una fogata a un costado de la fuente de San Miguel.
En medio de gritos y confusión, el grupo de mujeres se abalanzó hacia el lado Oriente del Palacio Municipal, ya que dos de las participantes fueron detenidas por elementos de la policía capitalina, a una la condujeron por la 2 Sur hacia la parte posterior de la sede del gobierno municipal y a la otra la dirigieron hacia el Pasaje del Ayuntamiento.
Entre gritos del resto de las mujeres, los efectivos
rociaron más gas para replegarlas y evitar que los siguieran. De hecho, formaron un cerco a la altura de la 2 Sur y la Avenida Juan de Palafox y Mendoza para que la multitud no pudiera ir en busca de las detenidas. Trascendió que una de ellas responde al nombre de Michel Romero Sánchez.
Ayuntamiento reconoce sólo dos detenciones de hombres
Posteriormente, el Gobierno de la Ciudad emitió un comunicado de prensa, en el cual, informó sólo de dos detenciones de hombres, pero omitió dar detalles sobre la supuesta privación de la libertad de dos mujeres participantes.
“Se logró el aseguramiento de 2 personas masculinas, quienes buscaron desestabilizar las marchas, alentando actos violentos. Ambos fueron asegurados en flagrancia, lanzando proyectiles hacia los cuerpos de seguridad, aunado a que se identificó que fueron quienes distribuyeron objetos para generar descontrol. A la par, se detectó a personas lanzando combustible a las estructuras colocadas frente al Palacio Municipal, por lo que se utilizaron extintores para evitar incendios y una contingencia mayor”, se pudo leer.
El Ayuntamiento “reprobó” que personas ajenas a este movimiento se hayan infiltrado, con el único propósito de generar una situación de tensión. En el documento se afirmó que los actos vandálicos no representaron de ninguna manera a las miles de participantes que marcharon de manera pacífica, y este grupo de desestabilizadores no representan el movimiento.
En suma, se confirmó que el resto de las marchas de las ciudadanas y colectivos sumaron más de 10 mil participantes y que todas ellas se desarrollaron en calma y sin contratiempos. “En todo momento se aplicaron los protocolos de actuación correspondientes, especialmente en materia de Protección Civil, por el uso de fuego, y hubo presencia de visitadores de Derechos Humanos”, indicó la autoridad.
Las movilizaciones comenzaron sin disturbios
En el marco del Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres se congregaron en las calles de la ciudad de Puebla para exigir justicia, igualdad y respeto por sus derechos humanos. Las marchas estuvieron marcadas por un fuerte llamado a poner fin a la violencia de género, en un contexto donde los feminicidios, la violencia familiar, vicaria, digital y la falta de cumplimiento por parte de los deudores alimenticios han alcanzado niveles alarmantes.
Tan sólo hay que recordar que desde el 2015 y hasta enero de este año, en Puebla se registraron un total de 280 feminicidios. Desde el 2020 y hasta enero del 2023, se abrieron 724 carpetas de investigación por violación a la intimidad sexual y mil 780 por ciberacoso. En suma, la violencia familiar, es el segundo delito más denunciado en toda la entidad, cerrando el año pasado con 8 mil 804 casos.
Las movilizaciones estuvieron llenas de pancartas que denunciaron la impunidad frente a las muertes, la falta de acción por parte de las autoridades, y la urgencia de garantizar una justicia efectiva. Se escucharon testimonios de familiares de víctimas de feminicidios y se vio la presencia de infancias y mujeres diversas (lesbianas, bisexuales, trans, asexuales)
La marcha con mayor número de participantes partió del cruce del bulevar 5 de Mayo y la Avenida 31 Poniente, frente a la Fiscalía General del Estado. La participación fue tal que los contingentes abarcaban más de cinco cuadras y hubo un momento en el que se encontraron al dar la vuelta a la manzana en donde se ubica la sede del Congreso Estatal.
“¡Que vivan las mujeres!”, gritó una niña mientras lanzaba una bengala con polvo morado frente a los contingentes, lo que provocó que la multitud gritara al unísono “¡peleo como niña, peleo como niña!”, previo al inicio de la manifestación feminista.
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Enseguida, las mujeres que iban al frente, del grupo de madres exigiendo justicia contra la violencia vicaria y las familiares de víctimas de feminicidio alzaron la voz para exigir justicia.
“Este es el asesino de mi sobrina”, gritó la tía de Marlén Castilla Guevara, quien desapareció en diciembre de 2022 y posteriormente fue hallada sin vida. Con la voz entrecortada y cargando una cruz con flores, la mujer expuso que marchó para que el feminicidio no quede impune, ya que el presunto responsable sigue libre y presume de influencias para evadirla justicia.
Uno a uno se escuchaban los nombres de las mujeres para las que se exigía justicia, entre ellas estuvieron: Marlene Castillo Guevara, Liliana Velásquez San Germán, Alisson Gabriela, Arabia del Bosque, María Gabriela de Los Ángeles López Camarillo, Paulina Camargo. Todas fueron asesinadas por sus ex parejas o conocidos.
A la marcha también se sumaron mujeres que luchan por reencontrarse con sus hijos y exhibieron los nombres y las fotografías de sus ex parejas, que son los que les impiden verlos como una forma de violencia. “¡Un agresor jamás será buen padre!, ¡Señor, señora, no sea indiferente, se llevan a los hijos con ayuda de los jueces!”, gritaban las mujeres.
Varias movilizaciones por diferentes ideologías
Desde el año pasado, la marcha del 8 de marzo dejó de ser una movilización de un solo grupo. En Puebla, existen diversas colectivas y cada una defiende sus ideologías. Hay grupos que se autodenominan “separatistas” o “radicales” y no permiten a hombres ni mujeres trans en sus marchas, mientras que otras organizaciones, están en contra de esta exclusión.
Esto derivó en que se registraran más de tres marchas simultáneamente, pero por su cercanía en horarios, fue inevitable que los contingentes se unieran. No obstante, coincidieron en hacer un llamado a las autoridades para que reflexionen sobre la urgencia de erradicar la violencia machista, de garantizar la protección de las mujeres en riesgo y de promover una cultura de respeto.
El grupo que encabezó la primera marcha fue el Frente Feminista Radical, quienes se movilizaron desde la FGE al Congreso y posteriormente tuvieron una actividad de “micrófono abierto” en el zócalo.
A las 15:00 horas en El Paseo Bravo, comenzaron a reunirse varios grupos que no son excluyentes, como el Contingente Universitario, un bloque dedicado a la abogada feminista Cecilia Monzón, mujeres discapacitadas, la representación en Puebla del Frente Nacional de Violencia Vicaria y la Asociación para la Protección de la Pluralidad Sexual y Derechos Humanos (APPS).
Para las 17:00 horas se unió el contingente encabezado por Redefine Puebla, Red La Morada, El Taller A.C., Mujeres Leyendo Mujeres, Ni Metzita, Colectiva ¿cómo iban vestidas?, y familiares de Paulina Camargo. Ellas indicaron que habría un orden de contingentes, el cual sería de la siguiente manera: mujeres de la tercera edad, familiares de víctimas, personas con carriolas, madres o personas cuidadoras de infancias.
Explicaron que, por la magnitud de la movilización, este año priorizaron sólo los contingentes antes mencionados y detrás de ellos, se podrían sumar todas las demás personas o grupos “autoconvocados”.
Marchan por primera vez niñas en "situación de vulnerabilidad”
Por primera vez, niñas que viven en Casa del Sol, se manifestaron acompañadas por mujeres adultas del patronato, por personal operativo y voluntariado. Los menores que asistieron fueron víctimas de violencia.
Mediante consignas como “calladita no me veo más bonita”, “las mujeres son libres” y “escuchen hombres: dejen de maltratarnos”, caminaron a lado de los demás contingentes
Las niñas que viven en Casa del Sol, tienen un proceso de protección y participación para restituir sus derechos humanos, pero ahora en un hogar seguro. La organización atiende a menores de 0 a 13 años que han sufrido violencia, abandono y maltrato.
Son hijas o hijos de madres en reclusión, madres víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, madres solteras que carecen de una red de apoyo para el cuidado de sus hijos y que requieren de los servicios integrales de la asociación.
Nota publicada en El Sol de Puebla
