/ sábado 9 de septiembre de 2017

Mediocridad o rapiña

Dos ejemplos del grado de descomposición política, oportunismo y ambición desmedida, son las nuevas notas de los actores políticos y partidos que intentan de forma desesperada ganar espacios, sobretodo mediáticos para intentar desprestigiar al PRI, al gobierno federal y al presidente Peña Nieto.

Con un escenario que permite el inicio Primer Periodo del Tercer Año Legislativo de la Legislatura del Congreso del Unión, el partido acción nacional se encuentra ante una bomba interna, fuego amigo, lucha por la denostación protagonizada por el niño en eterno berrinche Anaya, la señora Zavala que un día dice una cosa y el otro otra, y ahora algunos Senadores a quienes sus propios compañeros han llamado traidores. Se incluye el gran chantaje por negarse a la elección de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en contubernio como método de presión política y de chantaje al gobierno.Esa postura infantil tan característica que solo está golpeando las instituciones de forma innecesaria con el único interés de formar un escándalo que les gane presencia mediática.

En otra arena pública, los fanáticos de la seudo izquierda mesiánica, protagonizan la supuesta adhesión de políticos, cuya carrera ha sido marcada por su poca ética y ser unos saltimbanquis que hoy tienen una piel y mañana usan otra máscara. La peor versión del servilismo y la corrupción la de Bejarano y Padierna, otros que buscan acomodo ante la declive del PRD y que no quieren quedarse sin posición política han vendido su alma al titiritero.

Una lucha silenciosa y traidora en PRD y PAN, que ven su frente o alianza la catapulta y salvación de los intereses de políticos que están formando una especie de nata que impide la democracia interna en sus partidos y que trafica en acuerdos sospechosistas como medio de supervivencia.

Este sexenio ha puesto en evidencia las grandes carencias de las fuerzas de oposición, desde su desdibujo y oquedad ideológica, hasta la ferocidad de actores internos que se han querido sitiar por encima de su propia historia y tradición. Las principales víctimas, el Jefe de Gobierno de la Ciudad y al parecer la segunda exprimera dama, (así como fue “Martita”) con intenciones de ser candidata a la Presidencia, ambos casos los dos asfixiados por los propios dirigentes en el partido y en las Cámaras. Los triunfos de algunas gubernaturas hicieron brotar su otra gran debilidad que es la ambición, cuyos efectos son la obsesión por el dinero y el poder.

Estas actitudes que tanto explican su naturaleza personal y política ya no engañan a los mexicanos, no solo han generado decepción sino una condena social por la ausencia de valores y de congruencia cuando han ofrecido cambio y esperanza, mientras han enriquecido y corrompido tanto o más como lo que ellos mismos critican. Se han quedado pobres en oferta política y están endeudados moralmente con la sociedad.

Es difícil definir esta serie de errores que con los tiempos de sucesión se van acentuando y multiplicando, todo nos hace reflexionar si son gemelas o sinónimos la mediocridad o la rapiña con la que están actuando en detrimento y vergüenza de ellos mismos y en perjuicio de la política, los partidos,  el presente y futuro de México. Su mentalidad y sus acciones están siendo registradas por la historia. En su defensa no hay justificación que valga y ante la derrota seguramente recurrirán a su viejo discurso de fraude, como sí los electores no castigaran su vulgaridad y su paupérrima oferta.

Al tiempo.

 

Exlegislador

jorgeschiaffinoisunza@yahoo.com.mx

Dos ejemplos del grado de descomposición política, oportunismo y ambición desmedida, son las nuevas notas de los actores políticos y partidos que intentan de forma desesperada ganar espacios, sobretodo mediáticos para intentar desprestigiar al PRI, al gobierno federal y al presidente Peña Nieto.

Con un escenario que permite el inicio Primer Periodo del Tercer Año Legislativo de la Legislatura del Congreso del Unión, el partido acción nacional se encuentra ante una bomba interna, fuego amigo, lucha por la denostación protagonizada por el niño en eterno berrinche Anaya, la señora Zavala que un día dice una cosa y el otro otra, y ahora algunos Senadores a quienes sus propios compañeros han llamado traidores. Se incluye el gran chantaje por negarse a la elección de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en contubernio como método de presión política y de chantaje al gobierno.Esa postura infantil tan característica que solo está golpeando las instituciones de forma innecesaria con el único interés de formar un escándalo que les gane presencia mediática.

En otra arena pública, los fanáticos de la seudo izquierda mesiánica, protagonizan la supuesta adhesión de políticos, cuya carrera ha sido marcada por su poca ética y ser unos saltimbanquis que hoy tienen una piel y mañana usan otra máscara. La peor versión del servilismo y la corrupción la de Bejarano y Padierna, otros que buscan acomodo ante la declive del PRD y que no quieren quedarse sin posición política han vendido su alma al titiritero.

Una lucha silenciosa y traidora en PRD y PAN, que ven su frente o alianza la catapulta y salvación de los intereses de políticos que están formando una especie de nata que impide la democracia interna en sus partidos y que trafica en acuerdos sospechosistas como medio de supervivencia.

Este sexenio ha puesto en evidencia las grandes carencias de las fuerzas de oposición, desde su desdibujo y oquedad ideológica, hasta la ferocidad de actores internos que se han querido sitiar por encima de su propia historia y tradición. Las principales víctimas, el Jefe de Gobierno de la Ciudad y al parecer la segunda exprimera dama, (así como fue “Martita”) con intenciones de ser candidata a la Presidencia, ambos casos los dos asfixiados por los propios dirigentes en el partido y en las Cámaras. Los triunfos de algunas gubernaturas hicieron brotar su otra gran debilidad que es la ambición, cuyos efectos son la obsesión por el dinero y el poder.

Estas actitudes que tanto explican su naturaleza personal y política ya no engañan a los mexicanos, no solo han generado decepción sino una condena social por la ausencia de valores y de congruencia cuando han ofrecido cambio y esperanza, mientras han enriquecido y corrompido tanto o más como lo que ellos mismos critican. Se han quedado pobres en oferta política y están endeudados moralmente con la sociedad.

Es difícil definir esta serie de errores que con los tiempos de sucesión se van acentuando y multiplicando, todo nos hace reflexionar si son gemelas o sinónimos la mediocridad o la rapiña con la que están actuando en detrimento y vergüenza de ellos mismos y en perjuicio de la política, los partidos,  el presente y futuro de México. Su mentalidad y sus acciones están siendo registradas por la historia. En su defensa no hay justificación que valga y ante la derrota seguramente recurrirán a su viejo discurso de fraude, como sí los electores no castigaran su vulgaridad y su paupérrima oferta.

Al tiempo.

 

Exlegislador

jorgeschiaffinoisunza@yahoo.com.mx