/ miércoles 19 de junio de 2019

A la sombra | Enrique Peña Nieto

Foto: Alejandro Oyervides

“Rechazo categóricamente las falsas imputaciones en mi contra, publicadas esta mañana en distintos medios y atribuidas a un supuesto informante. No es la primera vez que se pretende inculparme de mala fe y sin fundamento alguno. Por supuesto, mienten”, escribió el expresidente de México, ENRIQUE PEÑA NIETO, en Twitter, luego de que se filtró que autoridades de Estados Unidos lo investigan por un presunto soborno en la operación de Fertinal. Dicen los que saben que la mano de JAVIER COELLO TREJO, el abogado de EMILIO LOZOYA, está detrás de la pedrada.

***

David Penchyna, extitular del Infonavit, pasó más de una hora buscando un Botero en una galería del Club de Industriales, de Pepe Carral. El exfuncionario, quien durante el gobierno de Enrique Peña Nieto trataba con todos los empresarios mexicanos y tomadores de decisiones al más alto nivel para definir la política de vivienda, caminaba solitario el día que el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió ahí con los del Consejo Mexicano de Negocios, de Antonio del Valle Perochena. Pocos de los hombres del poder se acercaron a saludarlo, es más, parecía que lo evitaban. ¡Qué poca memoria!

***

Juan Pablo Vega Arriaga, de Naviera Integral (Navinsa), andaba buscando acercarse al Presidente de México desde hace meses. La semana pasada, cuando se sabía que Andrés Manuel López Obrador estaría en el Club de Industriales en Polanco, al igual que muchos, vio la oportunidad de estrechar su mano y hacerle una pregunta: ¿Cuándo se reactivarán las inversiones en Tabasco? El mandatario le dijo, palabras más, palabras menos, que eso le corresponde al gobernador, Adán Augusto López. El millonario, que presumía hasta hace poco muchos contratos con Pemex, se fue cabizbajo.

***

Por cierto, ahí llamó la atención el cuerpo de seguridad de López Obrador, tres señoritas de traje no se le despegaban, incluso cuando los hombres y las mujeres del capital les aclaraban que no le iban a hacer daño al mandatario. Se notaban incómodos los que se acercaban al Presidente de México, ante el marcaje personal que trae y que no deja demostrar cariño. Menos abrazos, más distancia. Se nota más alejado con empresarios que cuando anda en los aeropuertos tomándose selfies con cualquier civil que quiera presumir su cercanía con el político. Hasta parece que les tiene miedo. Lo cierto es que debe ser un fastidio que todos te pidan favores.

***

A unos metros del Club de Industriales, en el Starbucks de enfrente, se encontraba Armando Ríos Piter, el excandidato independiente a la presidencia de la República. Mientras disfrutaba de una bebida fría, discutía con parte de su equipo de consultores en una cabina que la cadena de café estadounidense tiene. El guerrerense dice que es su centro de trabajo. A la distancia, su mirada soñadora se dirigía a donde los empresarios se arremolinaban en torno a un personaje. Ése hombre que no pudo vencer en las urnas y que probablemente lo volvería a derrotar si las elecciones fueran hoy.

Foto: Alejandro Oyervides

“Rechazo categóricamente las falsas imputaciones en mi contra, publicadas esta mañana en distintos medios y atribuidas a un supuesto informante. No es la primera vez que se pretende inculparme de mala fe y sin fundamento alguno. Por supuesto, mienten”, escribió el expresidente de México, ENRIQUE PEÑA NIETO, en Twitter, luego de que se filtró que autoridades de Estados Unidos lo investigan por un presunto soborno en la operación de Fertinal. Dicen los que saben que la mano de JAVIER COELLO TREJO, el abogado de EMILIO LOZOYA, está detrás de la pedrada.

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David Penchyna, extitular del Infonavit, pasó más de una hora buscando un Botero en una galería del Club de Industriales, de Pepe Carral. El exfuncionario, quien durante el gobierno de Enrique Peña Nieto trataba con todos los empresarios mexicanos y tomadores de decisiones al más alto nivel para definir la política de vivienda, caminaba solitario el día que el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió ahí con los del Consejo Mexicano de Negocios, de Antonio del Valle Perochena. Pocos de los hombres del poder se acercaron a saludarlo, es más, parecía que lo evitaban. ¡Qué poca memoria!

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Juan Pablo Vega Arriaga, de Naviera Integral (Navinsa), andaba buscando acercarse al Presidente de México desde hace meses. La semana pasada, cuando se sabía que Andrés Manuel López Obrador estaría en el Club de Industriales en Polanco, al igual que muchos, vio la oportunidad de estrechar su mano y hacerle una pregunta: ¿Cuándo se reactivarán las inversiones en Tabasco? El mandatario le dijo, palabras más, palabras menos, que eso le corresponde al gobernador, Adán Augusto López. El millonario, que presumía hasta hace poco muchos contratos con Pemex, se fue cabizbajo.

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Por cierto, ahí llamó la atención el cuerpo de seguridad de López Obrador, tres señoritas de traje no se le despegaban, incluso cuando los hombres y las mujeres del capital les aclaraban que no le iban a hacer daño al mandatario. Se notaban incómodos los que se acercaban al Presidente de México, ante el marcaje personal que trae y que no deja demostrar cariño. Menos abrazos, más distancia. Se nota más alejado con empresarios que cuando anda en los aeropuertos tomándose selfies con cualquier civil que quiera presumir su cercanía con el político. Hasta parece que les tiene miedo. Lo cierto es que debe ser un fastidio que todos te pidan favores.

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A unos metros del Club de Industriales, en el Starbucks de enfrente, se encontraba Armando Ríos Piter, el excandidato independiente a la presidencia de la República. Mientras disfrutaba de una bebida fría, discutía con parte de su equipo de consultores en una cabina que la cadena de café estadounidense tiene. El guerrerense dice que es su centro de trabajo. A la distancia, su mirada soñadora se dirigía a donde los empresarios se arremolinaban en torno a un personaje. Ése hombre que no pudo vencer en las urnas y que probablemente lo volvería a derrotar si las elecciones fueran hoy.