/ miércoles 8 de noviembre de 2017

A la sombra | Peña coqueteó con Meade y Chong

 

Ayer les adelantamos la reunión con el presidente de México, Enrique Peña Nieto. Fue ayer a mediodía, todos estaban listos. Nos cuentan que la canción que está en el ambiente del primer círculo es la de Roberto Jordán, aquella que dice: “Si tú me quieres, dame una sonrisa, si no me quieres, no me hagas caso, pero si ahora, tú me necesitas, lo tengo que saber, y tú mi bien, una señal, me vas a dar… sólo dame una señal chiquitaaaa…”. Fuentes cercanas nos cuentan que coqueteó con los dos por igual, nos referimos a José Antonio Meade y con Miguel Ángel Osorio Chong. Ellos fueron los más solicitados ayer cuando hablaron de la participación de los empresarios en la reconstrucción. Pero claro, la nota es que se acaba el tiempo y todavía no hay un elegido.

“¡Colega!”, le gritó el panista Ernesto Cordero al priista Tarek Abdalá Saad, antes de darle un fraternal abrazo. Los que estaban en el Capital Grille engullendo costosos cortes añejados saltaron de sus sillas. Chisme a la vista. El extesorero de Javier Duarte de Ochoa llegó tímido a la mesa de los panistas, entre los que se encontraban Javier Lozano Alarcón degustando buenos vinos y alimentando la charla a media pista. Los comensales no entendían cómo el diputado del PRI, viejo amigo del gobernador que nadie quiere nombrar, incluso investigado por el supuesto desvío de más de dos mil millones de pesos, se tomaba un vasito de agua tranquilo y sin culpas, sin vergüenza, junto con dos señoras que a distancia se notaba que habían invertido miles de pesos en sus tacones y en su outfit para verse más guapas. A lo lejos se notaban las caras de incomodidad de los que veían la escena. Algunos preguntaban, a la sombra del capítulo de la historia mexicana: ¿No tienen vergüenza? Otros respondían, pues no, qué no ves...

Como en toda buena pelea, tras la trifulca de ayer en la Asamblea Legislativa, hubo ganadores y perdedores… o al menos, perdedora. La morenista Flor Ivonne Miranda no pudo con la misión de frenar el dictamen de la planta de residuos sólidos y, por si fuera poco, fue removida de la presidencia de la mesa directiva, sin que las huestes locales de Andrés Manuel López Obrador pudieran evitarlo frente a todas las otras fuerzas políticas juntas. Del bando ganador, destaca Mauricio Toledo, quien haciendo gala de lo aprendido con sus “maestros” Héctor Serrano y Luis Serna, afines a Miguel Ángel Mancera, mostró su “colmillo” como operador político y sacó de la jugada a Miranda. Y en medio de todo, como meros testigos, los asambleístas afines a Ricardo Monreal, que se mantuvieron a la sombra y no apoyaron a sus colegas morenistas. ¿Raro?

 

Ayer les adelantamos la reunión con el presidente de México, Enrique Peña Nieto. Fue ayer a mediodía, todos estaban listos. Nos cuentan que la canción que está en el ambiente del primer círculo es la de Roberto Jordán, aquella que dice: “Si tú me quieres, dame una sonrisa, si no me quieres, no me hagas caso, pero si ahora, tú me necesitas, lo tengo que saber, y tú mi bien, una señal, me vas a dar… sólo dame una señal chiquitaaaa…”. Fuentes cercanas nos cuentan que coqueteó con los dos por igual, nos referimos a José Antonio Meade y con Miguel Ángel Osorio Chong. Ellos fueron los más solicitados ayer cuando hablaron de la participación de los empresarios en la reconstrucción. Pero claro, la nota es que se acaba el tiempo y todavía no hay un elegido.

“¡Colega!”, le gritó el panista Ernesto Cordero al priista Tarek Abdalá Saad, antes de darle un fraternal abrazo. Los que estaban en el Capital Grille engullendo costosos cortes añejados saltaron de sus sillas. Chisme a la vista. El extesorero de Javier Duarte de Ochoa llegó tímido a la mesa de los panistas, entre los que se encontraban Javier Lozano Alarcón degustando buenos vinos y alimentando la charla a media pista. Los comensales no entendían cómo el diputado del PRI, viejo amigo del gobernador que nadie quiere nombrar, incluso investigado por el supuesto desvío de más de dos mil millones de pesos, se tomaba un vasito de agua tranquilo y sin culpas, sin vergüenza, junto con dos señoras que a distancia se notaba que habían invertido miles de pesos en sus tacones y en su outfit para verse más guapas. A lo lejos se notaban las caras de incomodidad de los que veían la escena. Algunos preguntaban, a la sombra del capítulo de la historia mexicana: ¿No tienen vergüenza? Otros respondían, pues no, qué no ves...

Como en toda buena pelea, tras la trifulca de ayer en la Asamblea Legislativa, hubo ganadores y perdedores… o al menos, perdedora. La morenista Flor Ivonne Miranda no pudo con la misión de frenar el dictamen de la planta de residuos sólidos y, por si fuera poco, fue removida de la presidencia de la mesa directiva, sin que las huestes locales de Andrés Manuel López Obrador pudieran evitarlo frente a todas las otras fuerzas políticas juntas. Del bando ganador, destaca Mauricio Toledo, quien haciendo gala de lo aprendido con sus “maestros” Héctor Serrano y Luis Serna, afines a Miguel Ángel Mancera, mostró su “colmillo” como operador político y sacó de la jugada a Miranda. Y en medio de todo, como meros testigos, los asambleístas afines a Ricardo Monreal, que se mantuvieron a la sombra y no apoyaron a sus colegas morenistas. ¿Raro?