Se dice rápido, pero la cifra de 200 mil muertos que según las proyecciones de los especialistas terminará el sexenio (33 mil 333 anuales), representa un baño de sangre sin justificación posible como saldo de la estrategia “abrazos no balazos”, implementada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Doscientos mil mexicanos muertos violentamente durante el periodo de una administración federal son demasiados muertos, así se haya tratado de delincuentes.
Casualmente, aunque en política no existen las casualidades, el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa anunció la “guerra contra el narco” en Michoacán, la cual fue un rotundo fracaso, pues dejó un saldo de más de 60 mil muertos, y el fin de semana pasado, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, pareció reconocer que los delincuentes organizados y desorganizados van ganando la batalla al gobierno Federal en Michoacán, y en otros estados del país, a pesar de una mayor presencia de elementos de la Guardia Nacional, de efectivos del Ejército y de policías. Dijo el general secretario que tan sólo el delito de extorsión en esa entidad se ha disparado en casi un 300 por ciento en los últimos dos años, lo que resulta preocupante, sobre todo porque en los seis meses que faltan para terminar el sexenio, poco, por n o decir que nada, se podrá hacer para erradicar ese y otros delitos no sólo en Michoacán, sino en otros estados de la República que enfrentan tal problemática.
Así el escenario, la pregunta obligada es si Claudia y Xóchitl podrán hacer de México un país más o menos seguro con sus programas, esquemas, estrategias en dicha materia. La primera propone cinco cositas (ejes) en su estrategia de seguridad: Honestidad y atención a las causas; consolidación de la Guardia Nacional; fortalecimiento de la inteligencia y la investigación; coordinación con policías estatales, fiscalías estatales y fiscalía general de la República y Reforma al Poder Judicial. ¡Más de lo mismo! Exclaman los especialistas
La señora Xóchitl también propone cinco cositas para vencer al crimen organizado y desorganizado, aunque a su modelito de seguridad sumará cabeza, corazón y coraje, además de construir un “súper cárcel” con tecnología de punta para que los peores delincuentes tengan miedo de caer en ella y lo piensen dos veces antes de cometer una atrocidad. ¡Uyyy que miedo! Le responden los aludidos.
Pero el saldo trágico de la violencia y la inseguridad no es lo único que heredará la 4T a la próxima presidenta de la República. Heredará también un país hundido en la miseria, que ningún presidente, ni del PRI, ni del PAN ni de Morena han podido erradicar.
La pobreza es un mal que acompaña a la nación mexicana desde su nacimiento. Ningún gobierno ha sido capaz de resolverla; ni siquiera de frenarla. Bueno, AMLO presume que gracias a los Programas para el Bienestar a los que en sus seis años de gobierno ha destinado casi 3 billones de pesos, ha sacado a 5 millones de personas de la miseria extrema para convertirlos en pobres.
Los escépticos insisten en que ni Claudia ni Xóchitl podrán con los dos flagelos que azotan al país. Así que…
