/ lunes 26 de febrero de 2024

Agenda Confidencial / “Revuelcan” a Zaldívar

Vaya situación tan incómoda, por decir lo menos, en que el jefe de Ejecutivo dejó al expresidente de la Tremenda corte, perdón, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, al confesar que de vez en cuando le hablaba a este para sugerirle, recomendarle, pedirle su intervención en ciertos asuntos relacionados con la impartición de justicia.

El presidente de la República puso el siguiente ejemplo de “”colaboración” con el susodicho: “Los jueces ordenan que se libere a un delincuente en horas, no 72 horas, en 24 horas, y un sábado y tenemos que andar pendientes para ver si no tiene otras órdenes de aprehensión, en algunos casos sí y ya no salen; pero cuando se daban estos hechos y estaba Zaldívar, se hablaba con él y él podía, respetuoso de las autonomías de los jueces pero pensando en el interés general, pensando en la justicia, en proteger a los ciudadanos ante el crimen, hablaba con el juez y le decía ‘cuidado con esto’… si viene mal la averiguación porque el Ministerio Público en vez de poner que detuvieron a la persona a las 9:00 de la mañana, encontró que lo detuvieron a las 11:00, ya con ese hecho podía dictar la libertad, no reponer el procedimiento, no llamar al Ministerio Público, sino a ver explica, estamos hablando de un señor que se dedicaba al secuestro, un señor homicida, no es nada más que por un error lo vamos a dejar en libertad, porque usan como excusa todo ese tipo de cosas”, detalló el presidente.

¡Y nosotros que pensamos que la sumisión del Poder Judicial que existió en la administración de Carlos Salinas de Gortari, cuando una buena cantidad de ministros de la Suprema Corte -que entonces eran 20- se había acabado con la Reforma al PJF que impulsó Ernesto Zedillo en 1994 ¡Exclaman los ingenuos!

En la época de Salinas, recuerdan alguno estudiosos, el Poder Judicial de la Federación no era independiente del Poder Ejecutivo Federal; el presidente de la Corte y los ministros, con sus contadas excepciones, se comportaban como empleados del presidente; a quienes se les ocurría expresar una opinión contraria o desacatar sus instrucciones lo “quemaban en leña verde”. El lema de Salinas y sus antecesores recuerdan algunos era: “hínquense muchachos”. (En aquel entonces la Corte era algo así como el “club de Tobi”, no había mujeres, pues).

Pero volviendo a la posición de Zaldívar. Si bien es cierto que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos NO dice en ninguno de sus artículos que los tres poderes de la Unión nunca deben verse, reunirse, visitarse, platicar, etcétera, tampoco establece que los presidentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se comporten como empleados del Ejecutivo, cómplices “partners” … o algo parecido en algunos asuntitos.

La ministra Norma Piña, presidenta del máximo tribunal superior de justicia del país, mandó el siguiente mensaje al jefe del Ejecutivo y a Zaldívar: “La independencia judicial es la principal garantía de imparcialidad del Poder Judicial, siempre en beneficio de la sociedad, en beneficio de nuestro país. Y, como sociedad debemos tener muy claro que, en una recta interpretación de nuestra Constitución, no debemos confundir nunca la colaboración y el diálogo entre los Poderes del Estado, con la subordinación del Poder Judicial Federal frente a los otros Poderes”.

Vaya situación tan incómoda, por decir lo menos, en que el jefe de Ejecutivo dejó al expresidente de la Tremenda corte, perdón, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, al confesar que de vez en cuando le hablaba a este para sugerirle, recomendarle, pedirle su intervención en ciertos asuntos relacionados con la impartición de justicia.

El presidente de la República puso el siguiente ejemplo de “”colaboración” con el susodicho: “Los jueces ordenan que se libere a un delincuente en horas, no 72 horas, en 24 horas, y un sábado y tenemos que andar pendientes para ver si no tiene otras órdenes de aprehensión, en algunos casos sí y ya no salen; pero cuando se daban estos hechos y estaba Zaldívar, se hablaba con él y él podía, respetuoso de las autonomías de los jueces pero pensando en el interés general, pensando en la justicia, en proteger a los ciudadanos ante el crimen, hablaba con el juez y le decía ‘cuidado con esto’… si viene mal la averiguación porque el Ministerio Público en vez de poner que detuvieron a la persona a las 9:00 de la mañana, encontró que lo detuvieron a las 11:00, ya con ese hecho podía dictar la libertad, no reponer el procedimiento, no llamar al Ministerio Público, sino a ver explica, estamos hablando de un señor que se dedicaba al secuestro, un señor homicida, no es nada más que por un error lo vamos a dejar en libertad, porque usan como excusa todo ese tipo de cosas”, detalló el presidente.

¡Y nosotros que pensamos que la sumisión del Poder Judicial que existió en la administración de Carlos Salinas de Gortari, cuando una buena cantidad de ministros de la Suprema Corte -que entonces eran 20- se había acabado con la Reforma al PJF que impulsó Ernesto Zedillo en 1994 ¡Exclaman los ingenuos!

En la época de Salinas, recuerdan alguno estudiosos, el Poder Judicial de la Federación no era independiente del Poder Ejecutivo Federal; el presidente de la Corte y los ministros, con sus contadas excepciones, se comportaban como empleados del presidente; a quienes se les ocurría expresar una opinión contraria o desacatar sus instrucciones lo “quemaban en leña verde”. El lema de Salinas y sus antecesores recuerdan algunos era: “hínquense muchachos”. (En aquel entonces la Corte era algo así como el “club de Tobi”, no había mujeres, pues).

Pero volviendo a la posición de Zaldívar. Si bien es cierto que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos NO dice en ninguno de sus artículos que los tres poderes de la Unión nunca deben verse, reunirse, visitarse, platicar, etcétera, tampoco establece que los presidentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se comporten como empleados del Ejecutivo, cómplices “partners” … o algo parecido en algunos asuntitos.

La ministra Norma Piña, presidenta del máximo tribunal superior de justicia del país, mandó el siguiente mensaje al jefe del Ejecutivo y a Zaldívar: “La independencia judicial es la principal garantía de imparcialidad del Poder Judicial, siempre en beneficio de la sociedad, en beneficio de nuestro país. Y, como sociedad debemos tener muy claro que, en una recta interpretación de nuestra Constitución, no debemos confundir nunca la colaboración y el diálogo entre los Poderes del Estado, con la subordinación del Poder Judicial Federal frente a los otros Poderes”.