/ viernes 15 de diciembre de 2017

Alto poder / Anaya lo logró. Dividió al PAN, doblegó al PRD y será candidato

Con una enorme tristeza, el pueblo mexicano observa, sin rechistar, cómo los políticos se reparten el país a su antojo.

Los candidatos a la Presidencia, las gubernaturas, diputados locales y federales y senadores, se preparan la rapiña. Están listos para iniciar, una vez más, el saqueo de la República. El dedazo es el método “democrático” para elegir a los aspirantes del PRI, PAN, PRD, Morena y de todos los demás partidos.

Posiblemente los dos únicos candidatos independientes que puedan reunir las más de 866 mil firmas de apoyo sean el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez (que ya alcanzó el 100%, pero no cumple con el 1% en cada estado), y Margarita Zavala. El primero, porque tiene las arcas de su estado a sus órdenes para desplegar fuerzas de apoyos suficientes y la segunda, cuenta con los “ahorritos” que hizo su marido como Presidente espurio.

En medio de la elección se ha metido, como una peligrosa cuña, la militarización del país con nuevas disposiciones legales al

Ejército.

Cuando México marchaba muy bien, había una fórmula nacional que todo lo resolvía y era que los políticos debían estar en el gobierno, los militares en sus cuarteles y los curas en sus iglesias.

Sin embargo, el equilibrio entre los poderes político, militar y religioso, se han trastocado de tal manera que amenazan, no solo la elección de 2018, sino la estabilidad del país.

México está tan desfasado que el candidato priista, José Antonio Meade, se entrevistó en los mejores términos, y consiguió el apoyo de Vicente Fox, expresidente panista expulsado de su partido por simpatizar con Enrique Peña Nieto.

Lo que resulta evidente en la lucha electoral es la desvergüenza con que se comportan los candidatos presidenciales. Se acusan unos a otros de corruptos, entreguistas y toda suerte de descalificaciones.

 

EL HOMBRE SIN ALMA VENCIÓ A DERECHA E IZQUIERDA

Ricardo Anaya usará a su favor las acusaciones de enriquecimiento ilícito y abuso del poder. Aspira a convertirse en el mártir de los medios de comunicación, cuando se ha servido de ellos a su antojo.

El panista nunca aceptó públicamente sus aspiraciones. Negó querer ser candidato, primero, de su partido y, luego, de la alianza antinatural Por México al Frente. Dividió al panismo, aceleró la escisión con la salida de Margarita Zavala. Pero, a final de cuentas, es el candidato.

Zavala tuvo la vergüenza política de no aceptar la invitación de ningún partido, aunque recibió varias invitaciones en tal sentido.

La perredista Alejandra Barrales solo sirvió para apoyar la candidatura de Anaya y buscar la del gobierno de la Ciudad de México. Tal y como se había pronosticado desde un principio. Cada uno se repartió el país sin escrúpulos.

En lo que están unificados todos los candidatos es en el discurso manido, que se usó en los años cincuenta. Todos se sienten los salvadores de México y los reformadores a fondo del país.

Andrés Manuel López Obrador, por tercera ocasión, se lanzará como candidato a la Presidencia. La primera le fue robada por Fox, Marta Sahagún y Elba Esther Gordillo a favor Felipe Calderón, que llevó al Ejército a las calles para validar su fraude. La segunda, la perdió con Peña Nieto, porque no pudo contra el aparato electoral tan poderoso del PRI.

Ahora, el exjefe de gobierno del Distrito Federal, se lanza por la Presidencia. Las encuestas de opinión lo sitúan 10 puntos por encima del candidato de la alianza de izquierda y derecha, pero es bien sabido que el INE, por lo menos cuando era su presidente Luis Carlos Ugalde, obedece a los mandatos del gobierno.

 

POLÍTICOS SIN PROBIDAD PARA SER CANDIDATOS

Por primera vez, las redes sociales serán un factor determinante en el proceso electoral, porque serán utilizadas para denunciar abusos, fraudes y desvío de recursos a favor de alguno de los candidatos.

Los discursos electorales de todos los candidatos versan sobre lo mismo: un cambio definitivo en el país para convertirlo en una democracia honesta y transparente.

Pueden decir todo lo que quieran, porque en la política mexicana, en ninguno de los partidos o candidatos independientes, hay personas honestas. Todos se mueven por el interés del dinero que se encuentra a manos llenas en las arcas de la nación.

Por desgracia todos los políticos mexicanos (y todos, no admite excepción), quieren presentarse como inmaculados aunque tengan más pintas que un tigre del zoológico de Chapultepec.

Comenzarán las campañas de desprestigio y descalificación, que no respetan nada ni a nadie. Al terminar el proceso electoral, todos los candidatos quedarán manchados de pies a cabeza. Pero continuarán presentándose como prototipos de la honradez ciudadana, a sabiendas que mienten descaradamente.

Meade Kuribreña, que al principio fue recibido como un hombre que nunca había estado envuelto en ningún escándalo de corrupción (lo cual es cierto), esa versión de su figura se ha ido perdiendo, porque ahora se le acusa de haber visto la corrupción y no haberla impedido.

Es una apreciación injusta porque ni Meade ni nadie es capaz de detener en México la aplanadora de la corrupción.

El Bronco de Nuevo León no es una hermana de la caridad. Su lucha por alcanzar una candidatura independiente ha estado salpicada de empleo de mucho personal pagado con dinero público del estado.

Los grandes derrotados en este proceso electoral fueron la verdad, el pueblo y la honradez.

Es posible que en las redes sociales descubran los malos manejos de los candidatos presidenciales y puedan evitarse, pero no son esas, precisamente, las tendencias de un pueblo carcomido por la impunidad y sometido a gobiernos que lo explotan y lo envilecen.

Les deseo unas felices fiestas decembrinas y un 2018 lleno de paz y luz. Nos volvemos a leer el sábado 13 de enero del próximo año.

 

manuelmejidot@gmail.com

Con una enorme tristeza, el pueblo mexicano observa, sin rechistar, cómo los políticos se reparten el país a su antojo.

Los candidatos a la Presidencia, las gubernaturas, diputados locales y federales y senadores, se preparan la rapiña. Están listos para iniciar, una vez más, el saqueo de la República. El dedazo es el método “democrático” para elegir a los aspirantes del PRI, PAN, PRD, Morena y de todos los demás partidos.

Posiblemente los dos únicos candidatos independientes que puedan reunir las más de 866 mil firmas de apoyo sean el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez (que ya alcanzó el 100%, pero no cumple con el 1% en cada estado), y Margarita Zavala. El primero, porque tiene las arcas de su estado a sus órdenes para desplegar fuerzas de apoyos suficientes y la segunda, cuenta con los “ahorritos” que hizo su marido como Presidente espurio.

En medio de la elección se ha metido, como una peligrosa cuña, la militarización del país con nuevas disposiciones legales al

Ejército.

Cuando México marchaba muy bien, había una fórmula nacional que todo lo resolvía y era que los políticos debían estar en el gobierno, los militares en sus cuarteles y los curas en sus iglesias.

Sin embargo, el equilibrio entre los poderes político, militar y religioso, se han trastocado de tal manera que amenazan, no solo la elección de 2018, sino la estabilidad del país.

México está tan desfasado que el candidato priista, José Antonio Meade, se entrevistó en los mejores términos, y consiguió el apoyo de Vicente Fox, expresidente panista expulsado de su partido por simpatizar con Enrique Peña Nieto.

Lo que resulta evidente en la lucha electoral es la desvergüenza con que se comportan los candidatos presidenciales. Se acusan unos a otros de corruptos, entreguistas y toda suerte de descalificaciones.

 

EL HOMBRE SIN ALMA VENCIÓ A DERECHA E IZQUIERDA

Ricardo Anaya usará a su favor las acusaciones de enriquecimiento ilícito y abuso del poder. Aspira a convertirse en el mártir de los medios de comunicación, cuando se ha servido de ellos a su antojo.

El panista nunca aceptó públicamente sus aspiraciones. Negó querer ser candidato, primero, de su partido y, luego, de la alianza antinatural Por México al Frente. Dividió al panismo, aceleró la escisión con la salida de Margarita Zavala. Pero, a final de cuentas, es el candidato.

Zavala tuvo la vergüenza política de no aceptar la invitación de ningún partido, aunque recibió varias invitaciones en tal sentido.

La perredista Alejandra Barrales solo sirvió para apoyar la candidatura de Anaya y buscar la del gobierno de la Ciudad de México. Tal y como se había pronosticado desde un principio. Cada uno se repartió el país sin escrúpulos.

En lo que están unificados todos los candidatos es en el discurso manido, que se usó en los años cincuenta. Todos se sienten los salvadores de México y los reformadores a fondo del país.

Andrés Manuel López Obrador, por tercera ocasión, se lanzará como candidato a la Presidencia. La primera le fue robada por Fox, Marta Sahagún y Elba Esther Gordillo a favor Felipe Calderón, que llevó al Ejército a las calles para validar su fraude. La segunda, la perdió con Peña Nieto, porque no pudo contra el aparato electoral tan poderoso del PRI.

Ahora, el exjefe de gobierno del Distrito Federal, se lanza por la Presidencia. Las encuestas de opinión lo sitúan 10 puntos por encima del candidato de la alianza de izquierda y derecha, pero es bien sabido que el INE, por lo menos cuando era su presidente Luis Carlos Ugalde, obedece a los mandatos del gobierno.

 

POLÍTICOS SIN PROBIDAD PARA SER CANDIDATOS

Por primera vez, las redes sociales serán un factor determinante en el proceso electoral, porque serán utilizadas para denunciar abusos, fraudes y desvío de recursos a favor de alguno de los candidatos.

Los discursos electorales de todos los candidatos versan sobre lo mismo: un cambio definitivo en el país para convertirlo en una democracia honesta y transparente.

Pueden decir todo lo que quieran, porque en la política mexicana, en ninguno de los partidos o candidatos independientes, hay personas honestas. Todos se mueven por el interés del dinero que se encuentra a manos llenas en las arcas de la nación.

Por desgracia todos los políticos mexicanos (y todos, no admite excepción), quieren presentarse como inmaculados aunque tengan más pintas que un tigre del zoológico de Chapultepec.

Comenzarán las campañas de desprestigio y descalificación, que no respetan nada ni a nadie. Al terminar el proceso electoral, todos los candidatos quedarán manchados de pies a cabeza. Pero continuarán presentándose como prototipos de la honradez ciudadana, a sabiendas que mienten descaradamente.

Meade Kuribreña, que al principio fue recibido como un hombre que nunca había estado envuelto en ningún escándalo de corrupción (lo cual es cierto), esa versión de su figura se ha ido perdiendo, porque ahora se le acusa de haber visto la corrupción y no haberla impedido.

Es una apreciación injusta porque ni Meade ni nadie es capaz de detener en México la aplanadora de la corrupción.

El Bronco de Nuevo León no es una hermana de la caridad. Su lucha por alcanzar una candidatura independiente ha estado salpicada de empleo de mucho personal pagado con dinero público del estado.

Los grandes derrotados en este proceso electoral fueron la verdad, el pueblo y la honradez.

Es posible que en las redes sociales descubran los malos manejos de los candidatos presidenciales y puedan evitarse, pero no son esas, precisamente, las tendencias de un pueblo carcomido por la impunidad y sometido a gobiernos que lo explotan y lo envilecen.

Les deseo unas felices fiestas decembrinas y un 2018 lleno de paz y luz. Nos volvemos a leer el sábado 13 de enero del próximo año.

 

manuelmejidot@gmail.com