/ miércoles 14 de marzo de 2018

¿Apostar a la reforma energética?

En este momento, en las casas/oficinas de campaña del candidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade, se construyen varios mensajes; uno es el de usar las reformas estructurales y sus beneficios.

Evidentemente la que menos futuro tiene, para efectos de campaña, es la energética.

Su problema es la visión del gobierno: usar los combustibles para recaudar y llegar a más de 400 mil millones de pesos por medio del cobro del IEPS, a más de cuatro pesos por litro.

La realidad es que el mercado no tomó bien el incremento y no hay una explicación de porqué ocurre. Nadie sale a decir que es el efecto del precio del dólar, que el 70% de la gasolina se compra en dólares y se vende en pesos, que el precio sin IEPS es de menos tres pesos más barato.

No hay un control del gasto del IEPS recaudado, es un recurso que no se ha etiquetado y termina en una bolsa general y se usa lo mismo para gasto corriente que para pago de deuda o para gasto en la reforma educativa.

Si algo caracterizó a la actual administración fue este carácter recaudador y eso frenó el gran salto al mercado de las gasolinas.

En Gas LP no se cobra el IEPS, los consumidores están más acostumbrados a la volatilidad y las empresas importan, más de una quiere asociarse con Pemex para mejorar infraestructura de transporte, almacenamiento y distribución.

La campaña de José Antonio Meade quiere explotar las bondades de las reformas, en el caso de la energética la trascendencia de la misma no es de corto plazo y menos lo va a ser si se mantiene a la recaudación del IEPS como una variable de la ecuación.

La reforma energética no es sexi. A los posibles votantes lo único que les interesa es el corto plazo, y en ese lapso pagan al menos 30 centavos de dólar más que en Estados Unidos, que se supone es la referencia de donde se toma el precio.

Así las cosas, con los precios del invierno aún, con picos de demanda y el mercado negro vendiendo el combustible robado a mitad del precio con la complicidad de poblaciones completas, decir que la reforma energética es un logro de la actual administración será más un problema que una solución, así que será mejor que volteen a otro lado, a ver si pega.

Buzos

1.-La alianza de G500 con Glencore ahí la lleva, por lo pronto llegaron a su estación número 100. Por cierto, anda en México Alex Beard, CEO Oil & Gas de Glencore; operando con Emilio Estrada, CEO de G500 Network.

Ya están en 15 estados de la República en donde ofrece a los consumidores mexicanos sus combustibles G-Súper, G-Premium y G-Diésel aditivados con la exclusiva tecnología G-BOOST, sí, la misma que recomiendan las armadoras de vehículos.

2.-No es que el director de Pemex, Carlos Treviño, se vea como la tía solterona, pero se le nota lo urgido que anda. Su presentación en el CERAweek sobre las asociaciones como clave del futuro de la petrolera tienen razón, pero ese tono de desesperanza, caray, nomás no deja a nadie bien.

En este momento, en las casas/oficinas de campaña del candidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade, se construyen varios mensajes; uno es el de usar las reformas estructurales y sus beneficios.

Evidentemente la que menos futuro tiene, para efectos de campaña, es la energética.

Su problema es la visión del gobierno: usar los combustibles para recaudar y llegar a más de 400 mil millones de pesos por medio del cobro del IEPS, a más de cuatro pesos por litro.

La realidad es que el mercado no tomó bien el incremento y no hay una explicación de porqué ocurre. Nadie sale a decir que es el efecto del precio del dólar, que el 70% de la gasolina se compra en dólares y se vende en pesos, que el precio sin IEPS es de menos tres pesos más barato.

No hay un control del gasto del IEPS recaudado, es un recurso que no se ha etiquetado y termina en una bolsa general y se usa lo mismo para gasto corriente que para pago de deuda o para gasto en la reforma educativa.

Si algo caracterizó a la actual administración fue este carácter recaudador y eso frenó el gran salto al mercado de las gasolinas.

En Gas LP no se cobra el IEPS, los consumidores están más acostumbrados a la volatilidad y las empresas importan, más de una quiere asociarse con Pemex para mejorar infraestructura de transporte, almacenamiento y distribución.

La campaña de José Antonio Meade quiere explotar las bondades de las reformas, en el caso de la energética la trascendencia de la misma no es de corto plazo y menos lo va a ser si se mantiene a la recaudación del IEPS como una variable de la ecuación.

La reforma energética no es sexi. A los posibles votantes lo único que les interesa es el corto plazo, y en ese lapso pagan al menos 30 centavos de dólar más que en Estados Unidos, que se supone es la referencia de donde se toma el precio.

Así las cosas, con los precios del invierno aún, con picos de demanda y el mercado negro vendiendo el combustible robado a mitad del precio con la complicidad de poblaciones completas, decir que la reforma energética es un logro de la actual administración será más un problema que una solución, así que será mejor que volteen a otro lado, a ver si pega.

Buzos

1.-La alianza de G500 con Glencore ahí la lleva, por lo pronto llegaron a su estación número 100. Por cierto, anda en México Alex Beard, CEO Oil & Gas de Glencore; operando con Emilio Estrada, CEO de G500 Network.

Ya están en 15 estados de la República en donde ofrece a los consumidores mexicanos sus combustibles G-Súper, G-Premium y G-Diésel aditivados con la exclusiva tecnología G-BOOST, sí, la misma que recomiendan las armadoras de vehículos.

2.-No es que el director de Pemex, Carlos Treviño, se vea como la tía solterona, pero se le nota lo urgido que anda. Su presentación en el CERAweek sobre las asociaciones como clave del futuro de la petrolera tienen razón, pero ese tono de desesperanza, caray, nomás no deja a nadie bien.