/ jueves 28 de julio de 2022

Cable Diplomático | Geopolítica y Realidad  

Muchas veces pensamos que la geopolítica es un término elegante y rimbombante para no decir nada. Pero la realidad es que la intersección de la geografía internacional y la política de las naciones no podría tener mayor relevancia actualmente. Simplemente pensemos en cuántas decisiones, cuántas circunstancias (buenas o malas) tienen los países solamente por su ubicación, su región, sus vecinos, sus recursos naturales, etc. México es el mejor ejemplo de ello al situarse en América del Norte, tener a Estados Unidos como vecino y al mismo tiempo ser un país latinoamericano con un vasto haber de recursos naturales.

¿Por qué importa la geopolítica mundial? Porque determina decisiones políticas que nos impactan y con base en ello, cambia el curso de las sociedades. Otro gran ejemplo es lo que sucede con la guerra en Ucrania: para presionar a Europa, Rusia ha empezado a cortar el suministro de gas en retribución por las medidas severas que Occidente ha tomado para afectar a su economía. Con esta guerra en desarrollo, la exportación de granos de dicho país se desplomó y todo lo anterior afecta colectivamente al precio del petróleo, la gasolina, detona la inflación y aumenta los precios generalizadamente en el mundo. Y aquí es donde ya estamos hablando de cosas que impactan en el bolsillo de la gente de forma directa. No podemos ignorar la geopolítica pensado que “está muy lejos todo” y “no nos van a llegar los efectos” de lo que sucede porque estaríamos cometiendo un error.

Dicho lo anterior, entonces es importante recordar que los políticos en cada país toman decisiones basadas en lo anterior. En Estados Unidos no se puede negar que la inflación ha hecho estragos y ha causado un malestar generalizado en la población. La gente no está contenta con la actual administración y por ende, habrá consecuencias en noviembre próximo durante las elecciones legislativas y es probable que en 2024 un candidato como Trump pueda volver a ganar la Casa Blanca. ¿Acaso podemos imaginarnos qué cosas haría Donald Trump en la presidencia por segunda ocasión? ¿Qué significaría ello para México? ¿Qué pasaría con la guerra en Ucrania? ¿Qué sucedería en este caso con la relación entre Estados Unidos y Rusia? ¿Continuaría con las sanciones económicas? ¿Habría continuidad en el T-MEC? ¿Cómo se habrían de dirimir las controversias y los conflictos entre México, Estados Unidos y Canadá?

Todas las respuestas anteriores, aunque no parezca, están fuertemente ancladas y tienen su raíz más obvia en los acontecimientos mundiales y los efectos que ello produce. Por tal motivo es que digo que la geopolítica determina, al final del día, el rumbo que una nación habrá de tomar y por donde habrá de conducirse. Tenemos que ser inteligentes y aprovechar nuestra posición geográfica para que funcione a nuestro favor y no en contra. No hay que cometer el error de asumir que los grandes acontecimientos mundiales están lejos de nosotros porque, tarde o temprano, la realidad nos alcanza y se hace presente.

Muchas veces pensamos que la geopolítica es un término elegante y rimbombante para no decir nada. Pero la realidad es que la intersección de la geografía internacional y la política de las naciones no podría tener mayor relevancia actualmente. Simplemente pensemos en cuántas decisiones, cuántas circunstancias (buenas o malas) tienen los países solamente por su ubicación, su región, sus vecinos, sus recursos naturales, etc. México es el mejor ejemplo de ello al situarse en América del Norte, tener a Estados Unidos como vecino y al mismo tiempo ser un país latinoamericano con un vasto haber de recursos naturales.

¿Por qué importa la geopolítica mundial? Porque determina decisiones políticas que nos impactan y con base en ello, cambia el curso de las sociedades. Otro gran ejemplo es lo que sucede con la guerra en Ucrania: para presionar a Europa, Rusia ha empezado a cortar el suministro de gas en retribución por las medidas severas que Occidente ha tomado para afectar a su economía. Con esta guerra en desarrollo, la exportación de granos de dicho país se desplomó y todo lo anterior afecta colectivamente al precio del petróleo, la gasolina, detona la inflación y aumenta los precios generalizadamente en el mundo. Y aquí es donde ya estamos hablando de cosas que impactan en el bolsillo de la gente de forma directa. No podemos ignorar la geopolítica pensado que “está muy lejos todo” y “no nos van a llegar los efectos” de lo que sucede porque estaríamos cometiendo un error.

Dicho lo anterior, entonces es importante recordar que los políticos en cada país toman decisiones basadas en lo anterior. En Estados Unidos no se puede negar que la inflación ha hecho estragos y ha causado un malestar generalizado en la población. La gente no está contenta con la actual administración y por ende, habrá consecuencias en noviembre próximo durante las elecciones legislativas y es probable que en 2024 un candidato como Trump pueda volver a ganar la Casa Blanca. ¿Acaso podemos imaginarnos qué cosas haría Donald Trump en la presidencia por segunda ocasión? ¿Qué significaría ello para México? ¿Qué pasaría con la guerra en Ucrania? ¿Qué sucedería en este caso con la relación entre Estados Unidos y Rusia? ¿Continuaría con las sanciones económicas? ¿Habría continuidad en el T-MEC? ¿Cómo se habrían de dirimir las controversias y los conflictos entre México, Estados Unidos y Canadá?

Todas las respuestas anteriores, aunque no parezca, están fuertemente ancladas y tienen su raíz más obvia en los acontecimientos mundiales y los efectos que ello produce. Por tal motivo es que digo que la geopolítica determina, al final del día, el rumbo que una nación habrá de tomar y por donde habrá de conducirse. Tenemos que ser inteligentes y aprovechar nuestra posición geográfica para que funcione a nuestro favor y no en contra. No hay que cometer el error de asumir que los grandes acontecimientos mundiales están lejos de nosotros porque, tarde o temprano, la realidad nos alcanza y se hace presente.