/ sábado 7 de mayo de 2022

Cuchillito de palo | ¡Hay que ser cara dura !

Claudia Sheinbaum se desbarató en elogios a la compañía noruega DNV, que se haría cargo de investigar la tragedia de la Línea 12 del metro. Todo fueron alabanzas para la empresa que, indudablemente, tiene prestigio a nivel internacional y una larga trayectoria. Cuando se tendría que dar a conocer la tercera parte del minucioso análisis, la condena y amenaza no sólo con quitarle el contrato, sino con acusarla judicialmente, en vista de que se señala al mantenimiento como también culpable, lo que la coloca en el ojo del huracán.

Poco extraña. Imita al tabasqueño hasta en la forma de caminar. Intenta ejercer el mismo autoritarismo, como si también fuera “dictadora”, en su caso, estatal. Arremete rabiosa contra los especialistas, que no le cumplieron su instrucción de restringir los estudios a la responsabilidad de Marcelo Ebrard y secuaces, en la construcción del archi mentado metro.

Resulta que, lo que consideró que la favorecía al máximo, fue la primera parte en la que se señaló a la mala construcción y planos, haciendo recaer la culpa en los famosos “pernos”. Hasta ahí todo era miel sobre hojuelas, al facilitarle atacar a su rival para el 24, el que, sin duda alguna, tiene bastante más carisma, seguidores y ha demostrado que es un político polifacético, aunque con la consabida cola.

Pero, para “cola” la de esta señora que escurrió el bulto, de la manera más miserable, cuando el espeluznante drama del terremoto del 19 de septiembre, con la caída de un edificio de la escuela Enrique Rébsamen, en la Delegación Tlalpan, que ella presidía. Perdieron la vida 19 niños y 7 adultos, los que no le causaron la mínima conmiseración. Cuando menos, la lucha de los adoloridos padres de familia, pusieron tras las rejas a la directora del plantel -Mónica García Villegas- y al director responsable de la obra en la demarcación, a quien se sentenció a 208 años de prisión. A la damisela de marras la cobijó y protegió el emperador de Palacio, lo que la encumbró hasta colocarla al frente de la CDMX.

Está empecinada con la idea de que va a ser la próxima presidenta de la República, en vista de la forma en la que la favorece el visceral tlatoani. Busca tapar y esconder debajo de la alfombra, sus inconcebibles tropiezos, como el de la escuela Rébsamen y la negligencia y falta de mantenimiento que tuvo la Línea 12 -hasta que colapsó-, en donde tenía de encargada a una personaja, que no ha dado una cuenta de su actividad, Florencia Serranía.

Los contactos de esta ingeniera son de tales tamaños, que al poco tiempo de la tragedia renunció como si tal cosa. Se largó más fresca que una lechuga, después de haber tenido varios incidentes graves en el funcionamiento del transporte rápido, en el que ni siquiera se había molestado en arreglar las escaleras eléctricas. Vio, sin mover una pestaña, el grave deterioro en las instalaciones y el funcionamiento, ocupada en otros menesteres -ajenos a la chamba por la que cobraba-.

Cinismo absoluto de esta 4T, la premian hace pocos días incluyéndola en un consejo del Conacyt. Este desgobierno ni la burla perdona.

La Sheinbaum, por su parte, con la misma indiferencia, contempla el deterioro similar de los servicios y el funcionamiento de la Capital. Su única preocupación es llegar a salvo al 24, inconsciente del rechazo generalizado de una sociedad que ya en las pasadas elecciones le dio un palo. O, en su soberbia, ¿no entendió el mensaje?

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq


Claudia Sheinbaum se desbarató en elogios a la compañía noruega DNV, que se haría cargo de investigar la tragedia de la Línea 12 del metro. Todo fueron alabanzas para la empresa que, indudablemente, tiene prestigio a nivel internacional y una larga trayectoria. Cuando se tendría que dar a conocer la tercera parte del minucioso análisis, la condena y amenaza no sólo con quitarle el contrato, sino con acusarla judicialmente, en vista de que se señala al mantenimiento como también culpable, lo que la coloca en el ojo del huracán.

Poco extraña. Imita al tabasqueño hasta en la forma de caminar. Intenta ejercer el mismo autoritarismo, como si también fuera “dictadora”, en su caso, estatal. Arremete rabiosa contra los especialistas, que no le cumplieron su instrucción de restringir los estudios a la responsabilidad de Marcelo Ebrard y secuaces, en la construcción del archi mentado metro.

Resulta que, lo que consideró que la favorecía al máximo, fue la primera parte en la que se señaló a la mala construcción y planos, haciendo recaer la culpa en los famosos “pernos”. Hasta ahí todo era miel sobre hojuelas, al facilitarle atacar a su rival para el 24, el que, sin duda alguna, tiene bastante más carisma, seguidores y ha demostrado que es un político polifacético, aunque con la consabida cola.

Pero, para “cola” la de esta señora que escurrió el bulto, de la manera más miserable, cuando el espeluznante drama del terremoto del 19 de septiembre, con la caída de un edificio de la escuela Enrique Rébsamen, en la Delegación Tlalpan, que ella presidía. Perdieron la vida 19 niños y 7 adultos, los que no le causaron la mínima conmiseración. Cuando menos, la lucha de los adoloridos padres de familia, pusieron tras las rejas a la directora del plantel -Mónica García Villegas- y al director responsable de la obra en la demarcación, a quien se sentenció a 208 años de prisión. A la damisela de marras la cobijó y protegió el emperador de Palacio, lo que la encumbró hasta colocarla al frente de la CDMX.

Está empecinada con la idea de que va a ser la próxima presidenta de la República, en vista de la forma en la que la favorece el visceral tlatoani. Busca tapar y esconder debajo de la alfombra, sus inconcebibles tropiezos, como el de la escuela Rébsamen y la negligencia y falta de mantenimiento que tuvo la Línea 12 -hasta que colapsó-, en donde tenía de encargada a una personaja, que no ha dado una cuenta de su actividad, Florencia Serranía.

Los contactos de esta ingeniera son de tales tamaños, que al poco tiempo de la tragedia renunció como si tal cosa. Se largó más fresca que una lechuga, después de haber tenido varios incidentes graves en el funcionamiento del transporte rápido, en el que ni siquiera se había molestado en arreglar las escaleras eléctricas. Vio, sin mover una pestaña, el grave deterioro en las instalaciones y el funcionamiento, ocupada en otros menesteres -ajenos a la chamba por la que cobraba-.

Cinismo absoluto de esta 4T, la premian hace pocos días incluyéndola en un consejo del Conacyt. Este desgobierno ni la burla perdona.

La Sheinbaum, por su parte, con la misma indiferencia, contempla el deterioro similar de los servicios y el funcionamiento de la Capital. Su única preocupación es llegar a salvo al 24, inconsciente del rechazo generalizado de una sociedad que ya en las pasadas elecciones le dio un palo. O, en su soberbia, ¿no entendió el mensaje?

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq