/ sábado 26 de junio de 2021

Cuchillito de palo | Las cifras del dolor y la sangre

Los números van hacia arriba sin control. La violencia cubre hasta el último rincón de la República y ni las Fuerzas Armadas o las policías detienen los ríos de sangre. Por el contrario, parecen ciegos a la realidad.

Vivimos el sexenio con el mayor número de homicidios dolosos, en relación a las dos últimos. En 30 meses, 89 mil cuarenta y uno. Con Enrique Peña, 42 mil 658 y con Calderón, 30 mil 572. La diferencia debería horrorizarnos, aunque lo grave es que nos volvemos indiferentes frente al mar de cifras y, mientras no nos toque, tan frescos.

Se vuelve comidilla internacional. La encargada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, se dijo escandalizada por la violencia electoral: más de 90 muertos y más de 100 agresiones. Aquí, el tlatoani felicitó al crimen organizado, “porque se portaron bastante bien”. ¿Será que había algún tipo de convenio con los mafiosos, a cargo de la 4T?

Ciro Gómez Leyva armó un tremendo revuelo, con su entrevista al gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles. El perredista narró, con pelos y señales, la injerencia del narco en las pasadas elecciones, que llevó a que arrasaran en 13 municipios. Presentó una grabación, en la que se ordenaba votar por Morena y dijo que tenía más pruebas. Calificó al organismo político de “narcopartido” y a su sucesor, Ramírez Bedolla, en pocas palabras, de coludido con las mafias.

La respuesta fue la acostumbrada por los facciosos seguidores del carácter vengativo de su gurú: Mario Delgado lo amenazó con cárcel cuando termine su gestión (Octubre) y lo mismo hizo el “electo”. Ni duda cabe que lo perseguirán, como le ha tocado al mandamás tamaulipeco, García Cabeza de Vaca, desaforado por sus encontronazos con el emperador de Palacio.

Silvano no se ha distinguido por ser buen gobernante, a diferencia de García Cabeza de Vaca, que dio resultados. Los dos han tenido problemas serios de delincuencia organizada, además de los generalizables al resto del país, pero serán los jueces y la ciudadanía quienes podrán juzgar y no la inquina de una 4T que, hasta a los de casa muerde, como le acaba de tocar a Irma Eréndira Sandoval, por el pecado de “deslealtad” (Y de oponerse a los caprichos del de las mañaneras, en el caso de las entidades)

Son ya tantos los hogares enlutados por la violencia, que resulta injustificable la inexistencia de una estrategia para combatirla. En Reynosa, hace una semana, lo que califica como un ataque terrorista: 15 muertos inocentes a los que se atacó como tiro al blanco. Tras el horror, las explicaciones de las autoridades, en cuanto a que si fueron individuos de uno u otro cártel y, como siempre, la mención de algunos ridículos apodos, de nada sirve para poner un alto. Impunes, las bandas se burlan de aquellos que deberían detenerlas y que parecen pintados.

El municipio fronterizo ha sido escenario de brutal violencia. Apenas conseguía cierta tranquilidad para que vuelvan los tiempos negros. Masacres inexistentes para el tabasqueño, que insiste en que se acabaron. En esta semana, la de Reynosa, otra en Zacatecas y una más en Guanajuato.

Es terrorismo, desde el momento en el que se mata a personas inocentes, con el objetivo de llamar la atención, aunque no se tengan tintes ideológicos. ¿O los tendrá el hecho del desafuero del ejecutivo estatal?

La inseguridad nos devora, aunque en pejelandia se viva en la negación y en la ¡felicidad! ¿Hasta cuándo?

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq


Los números van hacia arriba sin control. La violencia cubre hasta el último rincón de la República y ni las Fuerzas Armadas o las policías detienen los ríos de sangre. Por el contrario, parecen ciegos a la realidad.

Vivimos el sexenio con el mayor número de homicidios dolosos, en relación a las dos últimos. En 30 meses, 89 mil cuarenta y uno. Con Enrique Peña, 42 mil 658 y con Calderón, 30 mil 572. La diferencia debería horrorizarnos, aunque lo grave es que nos volvemos indiferentes frente al mar de cifras y, mientras no nos toque, tan frescos.

Se vuelve comidilla internacional. La encargada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, se dijo escandalizada por la violencia electoral: más de 90 muertos y más de 100 agresiones. Aquí, el tlatoani felicitó al crimen organizado, “porque se portaron bastante bien”. ¿Será que había algún tipo de convenio con los mafiosos, a cargo de la 4T?

Ciro Gómez Leyva armó un tremendo revuelo, con su entrevista al gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles. El perredista narró, con pelos y señales, la injerencia del narco en las pasadas elecciones, que llevó a que arrasaran en 13 municipios. Presentó una grabación, en la que se ordenaba votar por Morena y dijo que tenía más pruebas. Calificó al organismo político de “narcopartido” y a su sucesor, Ramírez Bedolla, en pocas palabras, de coludido con las mafias.

La respuesta fue la acostumbrada por los facciosos seguidores del carácter vengativo de su gurú: Mario Delgado lo amenazó con cárcel cuando termine su gestión (Octubre) y lo mismo hizo el “electo”. Ni duda cabe que lo perseguirán, como le ha tocado al mandamás tamaulipeco, García Cabeza de Vaca, desaforado por sus encontronazos con el emperador de Palacio.

Silvano no se ha distinguido por ser buen gobernante, a diferencia de García Cabeza de Vaca, que dio resultados. Los dos han tenido problemas serios de delincuencia organizada, además de los generalizables al resto del país, pero serán los jueces y la ciudadanía quienes podrán juzgar y no la inquina de una 4T que, hasta a los de casa muerde, como le acaba de tocar a Irma Eréndira Sandoval, por el pecado de “deslealtad” (Y de oponerse a los caprichos del de las mañaneras, en el caso de las entidades)

Son ya tantos los hogares enlutados por la violencia, que resulta injustificable la inexistencia de una estrategia para combatirla. En Reynosa, hace una semana, lo que califica como un ataque terrorista: 15 muertos inocentes a los que se atacó como tiro al blanco. Tras el horror, las explicaciones de las autoridades, en cuanto a que si fueron individuos de uno u otro cártel y, como siempre, la mención de algunos ridículos apodos, de nada sirve para poner un alto. Impunes, las bandas se burlan de aquellos que deberían detenerlas y que parecen pintados.

El municipio fronterizo ha sido escenario de brutal violencia. Apenas conseguía cierta tranquilidad para que vuelvan los tiempos negros. Masacres inexistentes para el tabasqueño, que insiste en que se acabaron. En esta semana, la de Reynosa, otra en Zacatecas y una más en Guanajuato.

Es terrorismo, desde el momento en el que se mata a personas inocentes, con el objetivo de llamar la atención, aunque no se tengan tintes ideológicos. ¿O los tendrá el hecho del desafuero del ejecutivo estatal?

La inseguridad nos devora, aunque en pejelandia se viva en la negación y en la ¡felicidad! ¿Hasta cuándo?

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq