/ sábado 19 de enero de 2019

Cuchillito de palo | Seguridad al verde olivo

Se aprobó el dictamen sobre la Guardia Nacional. La mayoría de Morena, sus partidos satélite y la “sociedad” con el PRI y el Verde Ecologista, aplastaron a la oposición y pusieron la seguridad pública en manos de las Fuerzas Armadas.

No había vuelta de hoja. A la basura el compromiso de “sacar a los militares de las calles”, del no repetir la estrategia fallida del Calderonato y el Peñismo, de conseguir la paz con otra estrategia. AMLO se empecinó en hacer lo que, hasta ahora no ha funcionado y urgió a sus legisladores a aprobar la iniciativa, a toda velocidad.

Se hicieron foros con organismos civiles, empresariales y representantes de la academia. A pesar de las voces en contra, la iniciativa se aprobó.

Los argumentos a favor, a cargo de sus lacayunos voceros (Mario Delgado, por ejemplo), de Perogrullo. Se ignoraron los que dieron especialistas de primera línea, que advirtieron del peligro de militarizar al país.

El Ejército Mexicano es de lo mejor. Leal, institucional, preparado. Lo que no cabe en la cabeza, incluso de organismos extranjeros, es el que se les siga desviando de sus tareas, para dedicarlos a un campo que compete a fuerzas policiacas.

Habría que revisar la historia. Basta con recordar el río de sangre de los estudiantes de Tlaltelolco y los miles y miles de muertos de la “Guerra contra el narco”, producto de la necedad de Felipe Calderón. La batalla despertó la brutal violencia, que seguimos sufriendo y no sólo no se acabó con la hidra de las mil cabezas, sino que la reforzó.

El incremento en el número de Recomendaciones, contra algunos de sus elementos, es escalofriante y en los enfrentamientos contra la delincuencia la letalidad es monstruosa.

Un 70 por ciento de los detenidos por ellos son objeto de tortura y cuando se encuentran cara a cara con las bandas, el número de cadáveres se reproduce en una relación de un 30 a uno, a cargo de la marina y un 15 a 1, a cargo del ejército. Qué decir de la inmensa cantidad de desaparecidos.

Su presencia, en estados tan conflictivos como Guerrero o Tamaulipas, tampoco ha puesto un alto al delito. Otros ejemplos, como el de Ciudad Juárez y La Laguna (Torreón), confirman que se puede abatir al crimen, mediante métodos inteligentes.

Para sacar adelante los cambios constitucionales, que necesita la mentada Reforma, la mayoría morenista necesitaba completar el número, con votos de la oposición. A ello se prestó un PRI, al que se le debería caer la cara de vergüenza.

Sus 42 diputados dijeron que pedían solamente, que la Guardia quedara bajo el mando de un civil. Vino la simulación: Un mando híbrido (Lo administrativo lo llevará un civil y lo operativo las Fueras Armadas), fue la muy pobre solución que acordaron. Alfonso Durazo, Secretario de Seguridad Pública, será figura de ornato. O, ¿habrá quien se atreva a rezongarle a un señor General?

El Tricolor vendió presto su amor. Lo único que lo mueve es conseguir la impunidad del sexenio pasado, así pierdan la dignidad. Arguyen que, la conformación de esta nueva “policía” era un proyecto del régimen Peñista. El desastre fue abandonar a la Policía Federal, a la que sustituyeron por soldados y poco o nada se hizo para reforzar y hacer más sólido a este cuerpo, en el que debería recaer el regreso a la paz y la tranquilidad.

Sobre el muerto las coronas. Estrategia similar a la de los últimos doce años, riesgosa, de mucho peligro y que se augura de poco éxito.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

Se aprobó el dictamen sobre la Guardia Nacional. La mayoría de Morena, sus partidos satélite y la “sociedad” con el PRI y el Verde Ecologista, aplastaron a la oposición y pusieron la seguridad pública en manos de las Fuerzas Armadas.

No había vuelta de hoja. A la basura el compromiso de “sacar a los militares de las calles”, del no repetir la estrategia fallida del Calderonato y el Peñismo, de conseguir la paz con otra estrategia. AMLO se empecinó en hacer lo que, hasta ahora no ha funcionado y urgió a sus legisladores a aprobar la iniciativa, a toda velocidad.

Se hicieron foros con organismos civiles, empresariales y representantes de la academia. A pesar de las voces en contra, la iniciativa se aprobó.

Los argumentos a favor, a cargo de sus lacayunos voceros (Mario Delgado, por ejemplo), de Perogrullo. Se ignoraron los que dieron especialistas de primera línea, que advirtieron del peligro de militarizar al país.

El Ejército Mexicano es de lo mejor. Leal, institucional, preparado. Lo que no cabe en la cabeza, incluso de organismos extranjeros, es el que se les siga desviando de sus tareas, para dedicarlos a un campo que compete a fuerzas policiacas.

Habría que revisar la historia. Basta con recordar el río de sangre de los estudiantes de Tlaltelolco y los miles y miles de muertos de la “Guerra contra el narco”, producto de la necedad de Felipe Calderón. La batalla despertó la brutal violencia, que seguimos sufriendo y no sólo no se acabó con la hidra de las mil cabezas, sino que la reforzó.

El incremento en el número de Recomendaciones, contra algunos de sus elementos, es escalofriante y en los enfrentamientos contra la delincuencia la letalidad es monstruosa.

Un 70 por ciento de los detenidos por ellos son objeto de tortura y cuando se encuentran cara a cara con las bandas, el número de cadáveres se reproduce en una relación de un 30 a uno, a cargo de la marina y un 15 a 1, a cargo del ejército. Qué decir de la inmensa cantidad de desaparecidos.

Su presencia, en estados tan conflictivos como Guerrero o Tamaulipas, tampoco ha puesto un alto al delito. Otros ejemplos, como el de Ciudad Juárez y La Laguna (Torreón), confirman que se puede abatir al crimen, mediante métodos inteligentes.

Para sacar adelante los cambios constitucionales, que necesita la mentada Reforma, la mayoría morenista necesitaba completar el número, con votos de la oposición. A ello se prestó un PRI, al que se le debería caer la cara de vergüenza.

Sus 42 diputados dijeron que pedían solamente, que la Guardia quedara bajo el mando de un civil. Vino la simulación: Un mando híbrido (Lo administrativo lo llevará un civil y lo operativo las Fueras Armadas), fue la muy pobre solución que acordaron. Alfonso Durazo, Secretario de Seguridad Pública, será figura de ornato. O, ¿habrá quien se atreva a rezongarle a un señor General?

El Tricolor vendió presto su amor. Lo único que lo mueve es conseguir la impunidad del sexenio pasado, así pierdan la dignidad. Arguyen que, la conformación de esta nueva “policía” era un proyecto del régimen Peñista. El desastre fue abandonar a la Policía Federal, a la que sustituyeron por soldados y poco o nada se hizo para reforzar y hacer más sólido a este cuerpo, en el que debería recaer el regreso a la paz y la tranquilidad.

Sobre el muerto las coronas. Estrategia similar a la de los últimos doce años, riesgosa, de mucho peligro y que se augura de poco éxito.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq