/ miércoles 19 de enero de 2022

Cuchillito de palo | Y siguen contra el INE

De pavor caer de la gracia de la 4T, o sería más conveniente decir del tlatoani, porque aquí no se mueve la hoja de un árbol si no es por su voluntad. Le cayó el chahuistle al Instituto Nacional Electoral, al que no piensa dejar en paz, dispuesto a llegar a la máxima aberración con tal de acabar con su autonomía y tener en sus manos el control de las elecciones: ¡De poner la carne de gallina!

Lanza a sus hordas -Morena, fracciones congresistas y subordinados tipo Sheinbaum- a incidir en la conciencia de la población deformando la realidad de los objetivos y actuación del Instituto, a fin de crearle no solo mala fama, sino inducir al desprecio y a la exigencia de ponerle un alto.

La faramalla de la Revocación de Mandato, que han convertido contraponiéndose a la Constitución en “Ratificación”, supone un teatro para denigrar a quien tiene altos índices de aprobación social y nos ha garantizado, desde su creación, elecciones democráticas.

Y no es que sea perfecta, pero de eso a aniquilarla y convertirla en un títere de los caprichos de un tirano, hay un abismo.

Se le recortó el presupuesto, alegando que es muy cara y que, con lo que se le dejó está en posibilidades de llevar a cabo la jornada de Marras. La argumentación de sus consejeros ha sido en vano. Con datos precisos han hecho las cuentas del costo del proceso, equiparable a una elección nacional.

Se requiere, entre otros gastos -que la estulticia morenaca considera menores-, instalar 165 mil casillas. Se dice fácil, pero en la práctica demanda enorme capacidad organizativa.

Hay que contratar miles de capacitadores, producir millones de boletas, más de 300 mil actas; comprar el líquido indeleble, los más de 166 mil carteles, gastos imposibles de evitar, que al sumarlos dan cantidades exorbitantes.

De aquí que es de repensarse en cuál es la necesidad de llevar a los aztecas a sufragar el próximo abril, para ratificar a AMLO en el cargo por el que se le eligió por seis años. Ni sus mayores detractores aspiran a que se vaya antes de cumplir este periodo, ni a las mayorías les interesa ir a perder el tiempo en semejante voto.

Si está empecinado en salirse con la suya es con fines electoreros, a la sombra del 2024 y egocéntricos. Considera que un número enorme votará porque se quede, modo de consolidar su “proyecto de transformación”.

Hay mar de fondo: al condicionar económicamente al INE, habrá fallas, lo que le permitirá agredir y violentar al árbitro electoral, diciendo que hizo mal su trabajo, que no es democrático y que se justifica una reforma que coloque las elecciones en manos del gobierno y no de un organismo autónomo como el actual.

Hay que evitarlo a toda costa. Si se pierde la garantía de elecciones libres, ¡adónde vamos! Gracias al INE hemos tenido alternancia partidista, se logró sacar al PRI de Los Pinos e incluso, él tuvo la oportunidad de acceder al cargo que ocupa, lo que habría sido imposible en el pasado.

Haciendo uso de un discurso de odio salieron conque tenían una propuesta presupuestal para el Instituto, a fin de que solventara el bilimbillonario gasto. Inaudita la injerencia a su autonomía, mientras dejaron en claro que ni siquiera sabían de lo que hablaban. Recomendaron la reducción de sueldos, sin “afectar a los sindicalizados”, cuando en el INE no existen.

Tenemos que defender a la institución que nos garantiza la libertad de elegir y condenar a una 4T autoritaria.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

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De pavor caer de la gracia de la 4T, o sería más conveniente decir del tlatoani, porque aquí no se mueve la hoja de un árbol si no es por su voluntad. Le cayó el chahuistle al Instituto Nacional Electoral, al que no piensa dejar en paz, dispuesto a llegar a la máxima aberración con tal de acabar con su autonomía y tener en sus manos el control de las elecciones: ¡De poner la carne de gallina!

Lanza a sus hordas -Morena, fracciones congresistas y subordinados tipo Sheinbaum- a incidir en la conciencia de la población deformando la realidad de los objetivos y actuación del Instituto, a fin de crearle no solo mala fama, sino inducir al desprecio y a la exigencia de ponerle un alto.

La faramalla de la Revocación de Mandato, que han convertido contraponiéndose a la Constitución en “Ratificación”, supone un teatro para denigrar a quien tiene altos índices de aprobación social y nos ha garantizado, desde su creación, elecciones democráticas.

Y no es que sea perfecta, pero de eso a aniquilarla y convertirla en un títere de los caprichos de un tirano, hay un abismo.

Se le recortó el presupuesto, alegando que es muy cara y que, con lo que se le dejó está en posibilidades de llevar a cabo la jornada de Marras. La argumentación de sus consejeros ha sido en vano. Con datos precisos han hecho las cuentas del costo del proceso, equiparable a una elección nacional.

Se requiere, entre otros gastos -que la estulticia morenaca considera menores-, instalar 165 mil casillas. Se dice fácil, pero en la práctica demanda enorme capacidad organizativa.

Hay que contratar miles de capacitadores, producir millones de boletas, más de 300 mil actas; comprar el líquido indeleble, los más de 166 mil carteles, gastos imposibles de evitar, que al sumarlos dan cantidades exorbitantes.

De aquí que es de repensarse en cuál es la necesidad de llevar a los aztecas a sufragar el próximo abril, para ratificar a AMLO en el cargo por el que se le eligió por seis años. Ni sus mayores detractores aspiran a que se vaya antes de cumplir este periodo, ni a las mayorías les interesa ir a perder el tiempo en semejante voto.

Si está empecinado en salirse con la suya es con fines electoreros, a la sombra del 2024 y egocéntricos. Considera que un número enorme votará porque se quede, modo de consolidar su “proyecto de transformación”.

Hay mar de fondo: al condicionar económicamente al INE, habrá fallas, lo que le permitirá agredir y violentar al árbitro electoral, diciendo que hizo mal su trabajo, que no es democrático y que se justifica una reforma que coloque las elecciones en manos del gobierno y no de un organismo autónomo como el actual.

Hay que evitarlo a toda costa. Si se pierde la garantía de elecciones libres, ¡adónde vamos! Gracias al INE hemos tenido alternancia partidista, se logró sacar al PRI de Los Pinos e incluso, él tuvo la oportunidad de acceder al cargo que ocupa, lo que habría sido imposible en el pasado.

Haciendo uso de un discurso de odio salieron conque tenían una propuesta presupuestal para el Instituto, a fin de que solventara el bilimbillonario gasto. Inaudita la injerencia a su autonomía, mientras dejaron en claro que ni siquiera sabían de lo que hablaban. Recomendaron la reducción de sueldos, sin “afectar a los sindicalizados”, cuando en el INE no existen.

Tenemos que defender a la institución que nos garantiza la libertad de elegir y condenar a una 4T autoritaria.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

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