Por Ricardo Gallegos
Recientemente publicamos un estudio sectorial relacionado con la deuda en el sector de estados y municipios; dentro de los principales hallazgos encontramos que continúa el ritmo de desendeudamiento relativo, el cual a primeras luces parecería una buena noticia. Sin embargo, el sector también enfrentará un costo de oportunidad en términos de lo que nuestras autoridades locales están dejando de hacer por preservar esta línea, muchas veces política, de cero endeudamientos.
En el tercer trimestre de 2023 (3T23), que es el último dato oficial del Registro Único de Obligaciones de Hacienda, la deuda total era poco más de 672 mil millones de pesos, lo cual en términos nominales representa un crecimiento de 3.6% nominal, si lo comparamos con la cifra del 3T22. El 88% de esta deuda corresponde directamente a los estados, un 4% a los municipios y el restante a organismos paraestatales.
Si lo comparamos en términos relativos a los ingresos federales, que al final del día son la fuente primaria del pago de estas obligaciones, se percibe la tendencia clara del desendeudamiento en el sector, ya que pasó de 63.7% en el 3T22 a 55.1% en el 3T23. Esto se da por dos fenómenos: el primero, por el crecimiento de las participaciones federales para el año pasado fue de 9.3%, y se estima que este año será a una menor tasa pero, se estima sea positivo de alrededor un 3.5%; por otro lado, y el segundo fenómeno responde a la política de tratar de evitar el financiamiento y esperar que la mayor parte de la obra pública provenga del Gobierno Federal.
Para este año habría que considerar que todavía estamos inmersos en un ambiente de altas tasas de interés, que ciertamente también han inhibido el apetito normal de financiamiento, en términos generales.
La estructura de las entidades más endeudadas se mantiene relativamente muy similar a nivel de estados; en este sentido, las primeras cinco entidades son CDMX, Nuevo León, Estado de México, Chihuahua y Veracruz. De igual manera, los cinco municipios con mayor endeudamiento son Tijuana, Hermosillo, Monterrey, Guadalajara y Zapopan. Cabe aclarar para el caso de Tijuana que es una entidad que esta en proceso del prepago total de la deuda, de hecho, ya ha liquidado la parte de la banca comercial.
Si bien pareciera una buena noticia, ¿qué existe atrás de un desendeudamiento? En términos de política pública significa que se está ejerciendo el presupuesto tal cual como llega; pero al no tomar deuda, no existen los recursos adicionales que permiten hacer proyectos de mayor envergadura. Y el dato interesante es que prácticamente para los estados y municipios el 90% del gasto es de tipo corriente, y en muchos de los casos esta proporción es mayor. Por lo anterior, el margen de maniobra en el sector es extremadamente limitado.
En los últimos años, muchas entidades se han atenido a las obras de impacto que realiza la Federación, y si bien se han seguido realizando obras de inversión pública a lo largo y ancho del país, la realidad es que la inversión se ha concentrado en los proyectos estratégicos en el Sur-Sureste. Así, las necesidades de inversión física productiva en otras regiones del país existen y se acumulan.
Estimamos que nuevamente este año vamos a ver una tendencia muy similar, ya que, además, es un año electoral; sin embargo, el costo de oportunidad se seguirá acrecentando en el sector durante los próximos años, lo que detonará una serie de necesidades que forzosamente se tendrán que atender, ahora sí de manera inmediata y más bien como una respuesta a emergencias específicas. Al tiempo.
*Director General Adjunto de Análisis Económico en HR Ratings. El reporte completo de la evolución de la deuda subnacional al 3T 2023 puede ser consultado en la siguiente sección: https://www.hrratings.com/analysis/sectors.xhtml