/ sábado 3 de febrero de 2018

El binomio aterrador delincuencia-policía impera en México

  • Es evidente que las policías en México no están funcionando. Se encuentran penetradas por el crimen organizado y participan, activamente, de la corrupción con impunidad en que se debate toda la nación.

Por “quítame estas pajas”, un delincuente asesinó en un centro nocturno de Acapulco a un ciudadano chileno por una riña sin importancia. El cadáver del extranjero fue enviado a su país y el asesino, por supuesto, no aparece.

El país vive un binomio aterrador. Un asesino que se refugia en la impunidad y una policía coludida con lo peor de la sociedad.

En cualquier país europeo, el conocimiento de noticias sobre tantos asesinatos, como ocurre en México, alertan a la gente y por ello, en muchas naciones se considera a los mexicanos bárbaros y salvajes.

Molesta profundamente a la sociedad nacional que en otros países se tenga tan mala impresión de México, cuando las cifras oficiales no revelan nada halagüeño, porque 25 mil 899 homicidios perpetrados, el año pasado en toda la República, no hablan de un país en paz ni en orden.

Según la organización Semáforo Delictivo, 18 mil 989 asesinatos son atribuibles al crimen organizado. Estas cifras representan un aumento del 55 por ciento, comparado con 2016.

Se sabe cuáles son los estados en donde se cometió el mayor número de homicidios. Se trata de Baja California Sur, Aguascalientes, Quintana Roo y Baja California. Territorios que hace cinco años, estaban limpios de homicidios.

Resulta inconcebible que donde no hubo homicidios, ocurran en la actualidad. El fin de semana pasado, se registraron 29 asesinatos.

INCONTROLABLE TRÁFICO DE ARMAS

Lamentablemente, en buena parte de los delitos en el país, siempre aparece un policía coludido con secuestradores, sicarios o pandilleros de los narcotraficantes.

No es ningún secreto que la situación de gran delincuencia que ocurre en México se debe a la ineptitud y corrupción de las policías, los ministerios públicos y los jueces.

La cadena de la procuración de justicia está totalmente penetrada por la delincuencia.

Existe en el país una Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos que, según su artículo 17, “la posesión de toda arma de fuego deberá manifestarse a la Secretaría de la Defensa Nacional” para su registro.

Por supuesto que lo que manda la Constitución, ni las propias autoridades las respetan porque el país está lleno de armas que se portan ilegalmente, lo mismo en la calle que en un restaurante o un centro nocturno y se usan para asesinar.

Entre 2009 y 2016, el 50 por ciento de los homicidios ocurrían con arma de fuego. En 2017, aumentó a 65 el porcentaje. El año pasado, también la venta legal de armas creció. El año pasado, la Sedena vendió 40 armas de fuego diario y un total de 14 mil 400 al año.

Desde una pistola 22 a una bazuca, no se producen en México. Se compran a los Estados Unidos y se pasan por las fronteras nacionales.

La PGR ubica cuatro rutas para el ingreso ilegal de armas. El Pacífico, por Tijuana, Mexicali, Nogales, Hermosillo, Culiacán, Tepic, Guadalajara, Morelia, Chilpancingo y Oaxaca; el Centro, por Ciudad Juárez, Chihuahua, Durango, Morelia, Chilpancingo y Oaxaca; el Golfo, por Ciudad Acuña, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Ciudad Miguel Alemán, Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria, Veracruz y Oaxaca; y el Sur por Balacán, Tuxtla Gutiérrez, Ciudad Cuauhtémoc, Tapachula y Ciudad Hidalgo.

DINERO MAL GASTADO

El actual gobierno ha destinado 70 mil millones de pesos en apoyo a estados y municipios a través de diversos fondos y subsidios destinados a la seguridad.

Todo fue dinero mal gastado, porque ningún índice delictivo ha disminuido. Al contrario, todos registraron un aumento de hasta el 100 por ciento.

En los últimos cinco años, se han promulgado tres leyes para el combate a la inseguridad. Primero, fue el nuevo Sistema de Justicia Penal, que pasó de la culpa a la presunción de inocencia.

Tal medida permitió que salieran libres, a volver a sus fechorías, más de 10 mil presos

También, se intentó establecer el Mando Único Policial, tan útil como la carabina de Ambrosio, que sigue durmiendo el sueño de los justos hasta que el 2 de julio los mexicanos acudan a las casillas a votar por el nuevo Presidente y, de paso, incluirán una boleta para definir si el pueblo acepta o no esta nueva policía.

Conociendo lo inescrupulosas y corruptas que son las policías nacionales, puede anticiparse, sin temor, que el Mando Único sólo servirá como instrumento de los gobernantes para robar los recursos públicos, más de lo que ya lo hacen.

En tercer lugar, se aprobó y promulgó la Ley de Seguridad Interior, que regula la participación del Ejército en labores de seguridad pública, algo que hace desde el 2006 cuando Felipe Calderón sacó a los militares a las calles para legitimar el fraude electoral que lo llevó al poder.

Pero el riesgo real es que se abre la puerta para un “cuartelazo”. Ante las críticas de diversos sectores y organismos internacionales, el presidente Peña Nieto la promulgó pero la envió a la Suprema Corte de Justicia para que definiera su constitucionalidad.

PREDICAN AMOR CON METRALLETA EN MANO

Consultado por Alto Poder el investigador de la UNAM, Gleb Zingerman, dijo que “los problemas ligados a la delincuencia organizada y a las amenazas del terrorismo son fenómenos que poseen potencial de desestabilizar a gobiernos democráticos, tal y como lo demuestran claramente los casos de Colombia y Georgia.”

A pesar de que México ya tenía sus leyes de armas y explosivos, y contra la delincuencia organizada de 1972 y 1996, las convenciones internacionales crearon la obligación para los países miembros de utilizar todos los mecanismos legales a su alcance, inclusive la fuerza de cooperación.

Se siguen dando muchos discursos en torno al tema de la seguridad, se desgañitan los legisladores de oposición en afirmar que México se ha convertido un Estado fallido, los diputados “de la vela perpetua” predican el amor al prójimo con la metralleta en la mano y así sucesivamente son las contradicciones mexicanas, en torno a sus leyes, aunque sean tan importantes como la de impedir que los delincuentes sigan allegándose armas para cometer sus delitos.

Resulta crucial que haya políticas y estrategias multiespectrales que abarquen no solamente el problema de tráfico de armas, municiones y explosivos, sino también sus nexos con la delincuencia organizada, la corrupción y el terrorismo.

Mientras sigan coludidos policías, delincuentes y autoridades, no habrá ley que salve a México de la inseguridad y del abuso de la fuerza pública.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com

  • Es evidente que las policías en México no están funcionando. Se encuentran penetradas por el crimen organizado y participan, activamente, de la corrupción con impunidad en que se debate toda la nación.

Por “quítame estas pajas”, un delincuente asesinó en un centro nocturno de Acapulco a un ciudadano chileno por una riña sin importancia. El cadáver del extranjero fue enviado a su país y el asesino, por supuesto, no aparece.

El país vive un binomio aterrador. Un asesino que se refugia en la impunidad y una policía coludida con lo peor de la sociedad.

En cualquier país europeo, el conocimiento de noticias sobre tantos asesinatos, como ocurre en México, alertan a la gente y por ello, en muchas naciones se considera a los mexicanos bárbaros y salvajes.

Molesta profundamente a la sociedad nacional que en otros países se tenga tan mala impresión de México, cuando las cifras oficiales no revelan nada halagüeño, porque 25 mil 899 homicidios perpetrados, el año pasado en toda la República, no hablan de un país en paz ni en orden.

Según la organización Semáforo Delictivo, 18 mil 989 asesinatos son atribuibles al crimen organizado. Estas cifras representan un aumento del 55 por ciento, comparado con 2016.

Se sabe cuáles son los estados en donde se cometió el mayor número de homicidios. Se trata de Baja California Sur, Aguascalientes, Quintana Roo y Baja California. Territorios que hace cinco años, estaban limpios de homicidios.

Resulta inconcebible que donde no hubo homicidios, ocurran en la actualidad. El fin de semana pasado, se registraron 29 asesinatos.

INCONTROLABLE TRÁFICO DE ARMAS

Lamentablemente, en buena parte de los delitos en el país, siempre aparece un policía coludido con secuestradores, sicarios o pandilleros de los narcotraficantes.

No es ningún secreto que la situación de gran delincuencia que ocurre en México se debe a la ineptitud y corrupción de las policías, los ministerios públicos y los jueces.

La cadena de la procuración de justicia está totalmente penetrada por la delincuencia.

Existe en el país una Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos que, según su artículo 17, “la posesión de toda arma de fuego deberá manifestarse a la Secretaría de la Defensa Nacional” para su registro.

Por supuesto que lo que manda la Constitución, ni las propias autoridades las respetan porque el país está lleno de armas que se portan ilegalmente, lo mismo en la calle que en un restaurante o un centro nocturno y se usan para asesinar.

Entre 2009 y 2016, el 50 por ciento de los homicidios ocurrían con arma de fuego. En 2017, aumentó a 65 el porcentaje. El año pasado, también la venta legal de armas creció. El año pasado, la Sedena vendió 40 armas de fuego diario y un total de 14 mil 400 al año.

Desde una pistola 22 a una bazuca, no se producen en México. Se compran a los Estados Unidos y se pasan por las fronteras nacionales.

La PGR ubica cuatro rutas para el ingreso ilegal de armas. El Pacífico, por Tijuana, Mexicali, Nogales, Hermosillo, Culiacán, Tepic, Guadalajara, Morelia, Chilpancingo y Oaxaca; el Centro, por Ciudad Juárez, Chihuahua, Durango, Morelia, Chilpancingo y Oaxaca; el Golfo, por Ciudad Acuña, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Ciudad Miguel Alemán, Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria, Veracruz y Oaxaca; y el Sur por Balacán, Tuxtla Gutiérrez, Ciudad Cuauhtémoc, Tapachula y Ciudad Hidalgo.

DINERO MAL GASTADO

El actual gobierno ha destinado 70 mil millones de pesos en apoyo a estados y municipios a través de diversos fondos y subsidios destinados a la seguridad.

Todo fue dinero mal gastado, porque ningún índice delictivo ha disminuido. Al contrario, todos registraron un aumento de hasta el 100 por ciento.

En los últimos cinco años, se han promulgado tres leyes para el combate a la inseguridad. Primero, fue el nuevo Sistema de Justicia Penal, que pasó de la culpa a la presunción de inocencia.

Tal medida permitió que salieran libres, a volver a sus fechorías, más de 10 mil presos

También, se intentó establecer el Mando Único Policial, tan útil como la carabina de Ambrosio, que sigue durmiendo el sueño de los justos hasta que el 2 de julio los mexicanos acudan a las casillas a votar por el nuevo Presidente y, de paso, incluirán una boleta para definir si el pueblo acepta o no esta nueva policía.

Conociendo lo inescrupulosas y corruptas que son las policías nacionales, puede anticiparse, sin temor, que el Mando Único sólo servirá como instrumento de los gobernantes para robar los recursos públicos, más de lo que ya lo hacen.

En tercer lugar, se aprobó y promulgó la Ley de Seguridad Interior, que regula la participación del Ejército en labores de seguridad pública, algo que hace desde el 2006 cuando Felipe Calderón sacó a los militares a las calles para legitimar el fraude electoral que lo llevó al poder.

Pero el riesgo real es que se abre la puerta para un “cuartelazo”. Ante las críticas de diversos sectores y organismos internacionales, el presidente Peña Nieto la promulgó pero la envió a la Suprema Corte de Justicia para que definiera su constitucionalidad.

PREDICAN AMOR CON METRALLETA EN MANO

Consultado por Alto Poder el investigador de la UNAM, Gleb Zingerman, dijo que “los problemas ligados a la delincuencia organizada y a las amenazas del terrorismo son fenómenos que poseen potencial de desestabilizar a gobiernos democráticos, tal y como lo demuestran claramente los casos de Colombia y Georgia.”

A pesar de que México ya tenía sus leyes de armas y explosivos, y contra la delincuencia organizada de 1972 y 1996, las convenciones internacionales crearon la obligación para los países miembros de utilizar todos los mecanismos legales a su alcance, inclusive la fuerza de cooperación.

Se siguen dando muchos discursos en torno al tema de la seguridad, se desgañitan los legisladores de oposición en afirmar que México se ha convertido un Estado fallido, los diputados “de la vela perpetua” predican el amor al prójimo con la metralleta en la mano y así sucesivamente son las contradicciones mexicanas, en torno a sus leyes, aunque sean tan importantes como la de impedir que los delincuentes sigan allegándose armas para cometer sus delitos.

Resulta crucial que haya políticas y estrategias multiespectrales que abarquen no solamente el problema de tráfico de armas, municiones y explosivos, sino también sus nexos con la delincuencia organizada, la corrupción y el terrorismo.

Mientras sigan coludidos policías, delincuentes y autoridades, no habrá ley que salve a México de la inseguridad y del abuso de la fuerza pública.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com