Los feminicidas odian a las mujeres. Las aborrecen, minimizan y cosifican porque son mujeres; el feminicidio es la violencia en su expresión más cruel. El feminicida violenta el cuerpo de una mujer, la tortura y goza haciéndola sufrir. Después del hecho la desaparece; o puede simular que fue un suicidio. Es el machismo misógino en su expresión sádica.
María José de 17 años, vivía con su familia en la Alcaldía Iztacalco de la Ciudad de México, y su asesino, Miguel Cortés la tenía en la mira; aprovecha que se quedó sola, para violarla y matarla. Pero su madre llega y los gritos de ella herida por el asesino, llamaron la atención de los vecinos. Lo que se descubriría en la casa de este feminicida fue de terror. Restos humanos y otros indicios que pueden evidenciar que este asesino, lo ha hecho más veces. Ya se le etiquetó como asesino serial de 20 mujeres y sus delitos espero, motiven no a la morbosidad, sino al reclamo de alerta, porque las mujeres no pueden seguir sufriendo violencia machista. La violencia contra las mujeres debe prevenirse. Los monstruos que odian a las mujeres andan por todas partes subiendo a sus redes mensajes que evidencian su impunidad.
El feminicidio como tipo penal específico en México es el resultado de la investigación diagnóstica sobre los asesinatos de mujeres por su condición de género estudiado y fundado por Marcela Lagarde. Ella definió al feminicidio como la muerte cruenta contra una mujer por serlo, que conlleva impunidad del Estado y todos los feminicidios son muertes prevenibles.
Muchas mujeres son asesinadas y desaparecidas. Se menciona que el feminicida de María José pudiera estar involucrado en la desaparición de su ex pareja de la que no se sabe nada desde 2015 y de una compañera de trabajo también desaparecida en 2018.
Cuando una mujer desaparece, debe emprenderse la búsqueda y la investigación; por esto preguntamos, cómo pudo ser posible que quienes desaparecieron y que eran cercanas a este tipo, no haya sido un elemento de investigación. Por desgracia, a las instituciones encargadas por ley, de buscar, y encontrar con vida, a las mujeres desaparecidas, son omisas. Por eso el feminicidio -a diferencia del homicidio- se caracteriza por la impunidad del Estado.
Y la simulación de quienes gobiernan la Ciudad de México no tiene parangón. Escuchamos a Claudia Sheinbaum en el primer debate ufanándose que en México ha disminuido el 40% el feminicidio, y que en la Ciudad de México se disminuyó la violencia con cero impunidad en feminicidios, contrariamente a lo que se señala desde el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública que van creciendo año con año los feminicidios. Mientras en 2018 por cada 100;000 mujeres sufrieron feminicidio 0.87 en ciudad de México, para el 2023 fue de 1.17. Claudia es una mentirosa.
Mentir sobre la trascendencia e impunidad de este delito contra las mujeres, es inadmisible. Ser mujer no garantiza su empatía con las causas de las mujeres. Por desgracia, las mujeres en el poder, están supeditadas a un hombre, al presidente López Obrador.
La personalidad de la candidata oficialista fue escudriñada por él, para asegurar que no es afín a buscar su propia autonomía. En realidad los derechos de las mujeres no le importan a la candidata oficialista, por más que se esfuercen algunas feministas que caminan a su lado. Abramos los ojos.