/ martes 20 de abril de 2021

El litio: la nueva pieza geopolítica

Por: Mtra. Yoanna Shubich Green* y Carolina E. Fajardo Yllescas**

*Coordinadora Académica Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac.

** Alumna de octavo semestre de Relaciones Internacionales, en la Universidad Anáhuac.


En un contexto internacional que cada vez más demanda reducir la dependencia hacia los combustibles fósiles, el litio o “nuevo oro” se ha posicionado como un mineral clave para la transición energética. Expertos señalan que dicho material será una alternativa viable ante la actual crisis climática.

La importancia del litio radica en que es un elemento necesario para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos, computadoras portátiles, teléfonos celulares; en la industria aeronáutica, farmacéutica y metalúrgica, así como para el almacenamiento de la energía que producen las fuentes renovables tales como la eólica y solar. Actualmente, la demanda mundial de litio se encuentra en aumento, y se espera un crecimiento exponencial debido a la demanda de la industria automotriz por baterías de ion de litio. Por ello, quien controle la oferta de baterías de litio en el mundo controlará el cambio de matriz energética y la industria automotriz.

Sin embargo, así como crecen las expectativas sobre el potencial uso del mineral, lo hacen las interrogantes sobre las tensiones geopolíticas que podría causar el acceso a éste. En cuanto a la oferta, se conoce que las principales reservas de litio se encuentran dentro del territorio latinoamericano, específicamente en el “triángulo del litio”, zona geográfica que comprende Bolivia, Chile y Argentina, también en Australia y Estados Unidos.

Por parte de la demanda, tanto gobiernos como la iniciativa privada buscan asegurar su acceso a dicho mineral. En este sentido, China es uno de los principales interesados al ser el mayor productor de vehículos eléctricos a nivel global, los cuales cobraron especial relevancia tras su incorporación a la estrategia gubernamental “Made in China 2025”. Así, para sostener el crecimiento de dicha industria será vital asegurar los recursos necesarios para el correcto funcionamiento de la cadena de suministros, donde el litio juega un papel indispensable para la elaboración de las baterías utilizadas para los automóviles.

Por su parte, Estados Unidos en su último Informe de Productos Minerales clasificó al litio como un material estratégico para la seguridad del país y lo consideró prioridad máxima para algunas empresas tecnológicas estadounidenses —tales como Tesla Inc. o General Motors—. Incluso, se prevé que derivado de la actual agenda medioambiental del mandatario Joe Biden enfocada en reducir a cero las emisiones de carbono, cobrará mayor importancia el litio al posicionarse como una alternativa a los combustibles fósiles, sin embrago, hay que considerar el impacto ambiental que genera la explotación del litio.

Sin duda, las metas planteadas dentro de los acuerdos internacionales que tienen por objetivo la promoción de tecnologías para el desarrollo sostenible implicarán una reconfiguración del tablero geopolítico internacional, donde los Estados buscarán asegurar el suministro de todo aquel recurso necesario para satisfacer sus necesidades energéticas.

Así, en el siglo XXI, el elemento que da poder y control a los países ya no será el petróleo, sino el litio, por lo que algunos analistas advierten sobre posibles conflictos por el acceso económico a dicho recurso.




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*Coordinadora Académica Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac.

** Alumna de octavo semestre de Relaciones Internacionales, en la Universidad Anáhuac.


En un contexto internacional que cada vez más demanda reducir la dependencia hacia los combustibles fósiles, el litio o “nuevo oro” se ha posicionado como un mineral clave para la transición energética. Expertos señalan que dicho material será una alternativa viable ante la actual crisis climática.

La importancia del litio radica en que es un elemento necesario para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos, computadoras portátiles, teléfonos celulares; en la industria aeronáutica, farmacéutica y metalúrgica, así como para el almacenamiento de la energía que producen las fuentes renovables tales como la eólica y solar. Actualmente, la demanda mundial de litio se encuentra en aumento, y se espera un crecimiento exponencial debido a la demanda de la industria automotriz por baterías de ion de litio. Por ello, quien controle la oferta de baterías de litio en el mundo controlará el cambio de matriz energética y la industria automotriz.

Sin embargo, así como crecen las expectativas sobre el potencial uso del mineral, lo hacen las interrogantes sobre las tensiones geopolíticas que podría causar el acceso a éste. En cuanto a la oferta, se conoce que las principales reservas de litio se encuentran dentro del territorio latinoamericano, específicamente en el “triángulo del litio”, zona geográfica que comprende Bolivia, Chile y Argentina, también en Australia y Estados Unidos.

Por parte de la demanda, tanto gobiernos como la iniciativa privada buscan asegurar su acceso a dicho mineral. En este sentido, China es uno de los principales interesados al ser el mayor productor de vehículos eléctricos a nivel global, los cuales cobraron especial relevancia tras su incorporación a la estrategia gubernamental “Made in China 2025”. Así, para sostener el crecimiento de dicha industria será vital asegurar los recursos necesarios para el correcto funcionamiento de la cadena de suministros, donde el litio juega un papel indispensable para la elaboración de las baterías utilizadas para los automóviles.

Por su parte, Estados Unidos en su último Informe de Productos Minerales clasificó al litio como un material estratégico para la seguridad del país y lo consideró prioridad máxima para algunas empresas tecnológicas estadounidenses —tales como Tesla Inc. o General Motors—. Incluso, se prevé que derivado de la actual agenda medioambiental del mandatario Joe Biden enfocada en reducir a cero las emisiones de carbono, cobrará mayor importancia el litio al posicionarse como una alternativa a los combustibles fósiles, sin embrago, hay que considerar el impacto ambiental que genera la explotación del litio.

Sin duda, las metas planteadas dentro de los acuerdos internacionales que tienen por objetivo la promoción de tecnologías para el desarrollo sostenible implicarán una reconfiguración del tablero geopolítico internacional, donde los Estados buscarán asegurar el suministro de todo aquel recurso necesario para satisfacer sus necesidades energéticas.

Así, en el siglo XXI, el elemento que da poder y control a los países ya no será el petróleo, sino el litio, por lo que algunos analistas advierten sobre posibles conflictos por el acceso económico a dicho recurso.




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