/ viernes 16 de febrero de 2018

El mundo de la realeza

HAMPTON COURT


Queridos lectores, me dirijo a ustedes para escribirles sobre este palacio, del siglo XVI. Si ustedes van a ir ahí no solo van a oler a “Enrique VIII”, sino a la sangre de Catalina Howard. Fue el cardenal Wolsey, ministro del rey, quién mandó a construir este gran palacio, él era muy rico antes de caer ante el enojo y decepción del rey.

Se encuentra, dentro de Londres, en Richmond upon Thames, en el condado de Middlessex y dentro de la ciudad de East Molesey, Surrey. Desde esa época es museo.

Wolsey la mandó a construir en 1515, y a partir de 1536 fue residencia real.

en 1514, el hombre más poderoso del país, aparte del rey Enrique VIIII (1509-47) era Thomas Wolsey, el señor canciller y archbisop de york. Era completamente natural que el corpulento cardenal buscara un hogar adecuado a su estatura. Arrendó un sitio en las orillas del Támesis en Hampton, de los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén, y construyó uno de los mejores palacios del país, la corte de Hampton.
Parecen cinco años para 2500 obreros construir la corte de Hampton, y durante los diez años siguientes, Wolsey entretuvo sin parar en la gran casa que, según se dice, tenía 1000 habitaciones para ráfagas solo. Henry era un invitado habitual en las lujosas fiestas de Wolff, pero con el paso del tiempo se sintió cada vez más resentido por la extravagancia de su principal consejero.





Como sabemos, el monarca tuvo seis esposas. Se decía que de joven era guapo, alto e intelectual. Pero se caso por primera vez por razones de Estado con la hija de los reyes católicos, viuda de su hermano Arturo, el príncipe de Gales que nunca llegó a reinar.

Tras su paternidad de hija, la futura María la sangrienta, y tras la ruptura del reino inglés con el Vaticano porque este no reconocía su primer divorcio, tuvo el rey bien en enamorarse de Ana Bolena, quién le inició en la cultura protestante y quién le dio una gran heredera: Isabel I (no se le confunda con la reina madre, madre de la reina actual).

De hecho, Enrique estaba tan enamorado de Ana que le concedió la gracia de usar las iniciales de ambos en ciertas partes del palacio. Desafortunadamente, a falta de hijo varón, se calumnió a la reina y fue decapitada para que el rey se casara con Juana Seymour, quién si le dio un hijo: Eduardo VI y quién reinó poco tiempo, tras la muerte de su padre. Este joven rey nació en este palacio.

Veamos esta historia como un drama: hay películas y series que recomiendo, como Los Tudor, serie basada en la vida de esta familia real pero con modificaciones leves históricas.

Catalina Howard, su quinta esposa, sin nombrar a Ana de Cleves ya que se divorció de ella, fue ejecutada por adúltera, según se comprobó. Y Catalina Parr le sobrevivió a Enrique VIII un año. De la reina Catalina Howard, se dice que se puede hoy en día apreciar su fantasma y se oyen sus gritos. ¿leyenda o verdad?

Les invito a que visiten el palacio Hampton Court, que por 18 libras podrán conocer.


HAMPTON COURT


Queridos lectores, me dirijo a ustedes para escribirles sobre este palacio, del siglo XVI. Si ustedes van a ir ahí no solo van a oler a “Enrique VIII”, sino a la sangre de Catalina Howard. Fue el cardenal Wolsey, ministro del rey, quién mandó a construir este gran palacio, él era muy rico antes de caer ante el enojo y decepción del rey.

Se encuentra, dentro de Londres, en Richmond upon Thames, en el condado de Middlessex y dentro de la ciudad de East Molesey, Surrey. Desde esa época es museo.

Wolsey la mandó a construir en 1515, y a partir de 1536 fue residencia real.

en 1514, el hombre más poderoso del país, aparte del rey Enrique VIIII (1509-47) era Thomas Wolsey, el señor canciller y archbisop de york. Era completamente natural que el corpulento cardenal buscara un hogar adecuado a su estatura. Arrendó un sitio en las orillas del Támesis en Hampton, de los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén, y construyó uno de los mejores palacios del país, la corte de Hampton.
Parecen cinco años para 2500 obreros construir la corte de Hampton, y durante los diez años siguientes, Wolsey entretuvo sin parar en la gran casa que, según se dice, tenía 1000 habitaciones para ráfagas solo. Henry era un invitado habitual en las lujosas fiestas de Wolff, pero con el paso del tiempo se sintió cada vez más resentido por la extravagancia de su principal consejero.





Como sabemos, el monarca tuvo seis esposas. Se decía que de joven era guapo, alto e intelectual. Pero se caso por primera vez por razones de Estado con la hija de los reyes católicos, viuda de su hermano Arturo, el príncipe de Gales que nunca llegó a reinar.

Tras su paternidad de hija, la futura María la sangrienta, y tras la ruptura del reino inglés con el Vaticano porque este no reconocía su primer divorcio, tuvo el rey bien en enamorarse de Ana Bolena, quién le inició en la cultura protestante y quién le dio una gran heredera: Isabel I (no se le confunda con la reina madre, madre de la reina actual).

De hecho, Enrique estaba tan enamorado de Ana que le concedió la gracia de usar las iniciales de ambos en ciertas partes del palacio. Desafortunadamente, a falta de hijo varón, se calumnió a la reina y fue decapitada para que el rey se casara con Juana Seymour, quién si le dio un hijo: Eduardo VI y quién reinó poco tiempo, tras la muerte de su padre. Este joven rey nació en este palacio.

Veamos esta historia como un drama: hay películas y series que recomiendo, como Los Tudor, serie basada en la vida de esta familia real pero con modificaciones leves históricas.

Catalina Howard, su quinta esposa, sin nombrar a Ana de Cleves ya que se divorció de ella, fue ejecutada por adúltera, según se comprobó. Y Catalina Parr le sobrevivió a Enrique VIII un año. De la reina Catalina Howard, se dice que se puede hoy en día apreciar su fantasma y se oyen sus gritos. ¿leyenda o verdad?

Les invito a que visiten el palacio Hampton Court, que por 18 libras podrán conocer.