/ viernes 25 de marzo de 2022

El nuevo aeropuerto 

Hay pocos temas que han dividido más a la población que el tema del aeropuerto. Se dijo que era imposible, que no podría funcionar Santa Lucía. Sin embargo, como en todo, lo importante es separar los hechos de las creencias y las opiniones. El hecho irrebatible es que hoy tenemos un nuevo aeropuerto funcionando. Parece una obviedad, pero Fox hizo un primer intento de construir uno en Atenco, que acabó en conflicto social y ningún resultado; Calderón inauguró la Terminal 2 del AICM con 17 meses de retraso e ignorando las anomalías detectadas por la Auditoría Superior. Y Peña inició el proyecto de Texcoco, que iba a costar más de dos veces el total del nuevo aeropuerto, e implicaba cerrar el de Santa Lucía y el Benito Juárez; este último el más transitado de América Latina; además de generar un gasto enorme por mantenimiento, debido a que la zona lacustre donde planeaban hacerlo presentaba inundaciones y hundimientos, entre otras condiciones del suelo que lo hacían prácticamente inviable, además en sus tres años de construcción sólo alcanzó el 20% de avance.

En la fecha anunciada, hoy hay aeropuerto. Algo que hay que entender es que los aeropuertos no son ni han sido un tema fácil para ningún gobierno. Por ejemplo, en Alemania se anunció la construcción del Berlín-Brandeburgo en 1990, y tras varios años de retraso, se inauguró en 2020, es decir 30 años después. En España existe un fenómeno llamado los “aeropuertos fantasmas”, aeropuertos recién inaugurados sin aviones ni pasajeros, financiados por los impuestos de los contribuyentes y que ahora simbolizan el derroche que ha generado una gran crisis. En Francia, el aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes se anunció en 1963 y después de medio siglo se canceló sin que se haya construido.

Hay un elemento en el análisis que es importante, pareciera que todos los usuarios de los vuelos únicamente podían partir de la Roma, la Condesa y Polanco, cuando la mayor densidad poblacional está al oriente de la Ciudad de México y su colindancia con el Estado de México y Pachuca, con lo que le dará acceso a la zona con mayor densidad del país, pero también de mayor potencial industrial. Es la semilla de un sistema aeroportuario del Valle de México que contará al oriente con el Felipe Ángeles; el Internacional Benito Juárez al centro; y uno al poniente, que sería el Adolfo López Mateos de Toluca.

No todos los desafíos están resueltos, hay cuatro temas por atender: el primero es mejorar la conexión entre los aeropuertos, para que puedan ser funcionales entre sí y potenciar la conectividad del país; el segundo es el fortalecimiento de las otras dos terminales (Toluca prácticamente funciona para vuelos privados y el Benito Juárez está rebasado); el tercero es obtener las certificaciones para el desarrollo de nuevos vuelos; y el cuarto es lograr la rentabilidad de toda esta infraestructura para que sea autosuficiente. Tenemos la seguridad de que estos retos se resolverán en el futuro muy cercano. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez

Hay pocos temas que han dividido más a la población que el tema del aeropuerto. Se dijo que era imposible, que no podría funcionar Santa Lucía. Sin embargo, como en todo, lo importante es separar los hechos de las creencias y las opiniones. El hecho irrebatible es que hoy tenemos un nuevo aeropuerto funcionando. Parece una obviedad, pero Fox hizo un primer intento de construir uno en Atenco, que acabó en conflicto social y ningún resultado; Calderón inauguró la Terminal 2 del AICM con 17 meses de retraso e ignorando las anomalías detectadas por la Auditoría Superior. Y Peña inició el proyecto de Texcoco, que iba a costar más de dos veces el total del nuevo aeropuerto, e implicaba cerrar el de Santa Lucía y el Benito Juárez; este último el más transitado de América Latina; además de generar un gasto enorme por mantenimiento, debido a que la zona lacustre donde planeaban hacerlo presentaba inundaciones y hundimientos, entre otras condiciones del suelo que lo hacían prácticamente inviable, además en sus tres años de construcción sólo alcanzó el 20% de avance.

En la fecha anunciada, hoy hay aeropuerto. Algo que hay que entender es que los aeropuertos no son ni han sido un tema fácil para ningún gobierno. Por ejemplo, en Alemania se anunció la construcción del Berlín-Brandeburgo en 1990, y tras varios años de retraso, se inauguró en 2020, es decir 30 años después. En España existe un fenómeno llamado los “aeropuertos fantasmas”, aeropuertos recién inaugurados sin aviones ni pasajeros, financiados por los impuestos de los contribuyentes y que ahora simbolizan el derroche que ha generado una gran crisis. En Francia, el aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes se anunció en 1963 y después de medio siglo se canceló sin que se haya construido.

Hay un elemento en el análisis que es importante, pareciera que todos los usuarios de los vuelos únicamente podían partir de la Roma, la Condesa y Polanco, cuando la mayor densidad poblacional está al oriente de la Ciudad de México y su colindancia con el Estado de México y Pachuca, con lo que le dará acceso a la zona con mayor densidad del país, pero también de mayor potencial industrial. Es la semilla de un sistema aeroportuario del Valle de México que contará al oriente con el Felipe Ángeles; el Internacional Benito Juárez al centro; y uno al poniente, que sería el Adolfo López Mateos de Toluca.

No todos los desafíos están resueltos, hay cuatro temas por atender: el primero es mejorar la conexión entre los aeropuertos, para que puedan ser funcionales entre sí y potenciar la conectividad del país; el segundo es el fortalecimiento de las otras dos terminales (Toluca prácticamente funciona para vuelos privados y el Benito Juárez está rebasado); el tercero es obtener las certificaciones para el desarrollo de nuevos vuelos; y el cuarto es lograr la rentabilidad de toda esta infraestructura para que sea autosuficiente. Tenemos la seguridad de que estos retos se resolverán en el futuro muy cercano. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez