/ viernes 21 de mayo de 2021

El regreso a la escuela

La pandemia ha sido un camino desafiante, largo y doloroso para la comunidad educativa, por lo que el regreso a clases presenciales es un hecho que nos llena de esperanza. El retorno a las aulas es oportuno, pertinente y seguro en los márgenes de la adversidad que enfrentamos, con la totalidad de maestras y maestros, así como de trabajadores de apoyo a la educación que decidieron vacunarse; este hecho no ha antecedido al regreso a clases en muchos países del mundo. En la Ciudad de México, regresaremos a clases ya que existe una evolución epidemiológica a la baja constante por varias semanas, además de que lo haremos con gradualidad, una asistencia escalonada, en diálogo y voluntaria.

Somos de las últimas grandes ciudades en el mundo en regresar a actividad presencial a las aulas. Todas estas condiciones hacen de la mayor conveniencia para la Ciudad y para el futuro de las y los estudiantes regresar a la escuela a la brevedad.

Las semanas de clases presenciales harán una gran diferencia, ya que permitirán reencontrarnos con nuestra comunidad, iniciar un proceso de resiliencia, fortalecer los lazos afectivos, reforzar los conocimientos, mitigar daños socioemocionales, disminuir la deserción escolar, regularizar y brindar apoyo pedagógico a las niñas y niños que más lo requieran.

Sin duda, el regreso a clases nos pondrá a prueba, ya que plantea un gran esfuerzo en infraestructura, mantenimiento, limpieza y organización; todo esto en un marco de limitación de recursos pero que vale la pena. La decisión de regresar a las aulas se debe de tomar pensando en la educación, el bienestar presente y futuro de las niñas y niños, por lo que estamos obligados a hacer nuestro máximo esfuerzo para regresar.

En un momento tan complicado es natural que haya preocupaciones, incertidumbres y temores, los que se deben de responder con empatía, tolerancia, información objetiva y claridad, por eso es tan importante que el regreso sea voluntario en esta etapa. Mención aparte merecen los opinólogos que, sin fundamento, ciencia ni conciencia, han criticado el regreso a clases, con sentencias, sin argumentos o alternativas. Ojalá su preocupación se vuelva acción, por lo que si realmente les interesa la educación los esperamos en los tequios de limpieza; los invito a que platiquen con las comunidades y a partir de eso puedan generar una opinión informada y dejen de predicar desde sus púlpitos vacíos donde solo abonan a las tierras baldías y a la confusión. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez

La pandemia ha sido un camino desafiante, largo y doloroso para la comunidad educativa, por lo que el regreso a clases presenciales es un hecho que nos llena de esperanza. El retorno a las aulas es oportuno, pertinente y seguro en los márgenes de la adversidad que enfrentamos, con la totalidad de maestras y maestros, así como de trabajadores de apoyo a la educación que decidieron vacunarse; este hecho no ha antecedido al regreso a clases en muchos países del mundo. En la Ciudad de México, regresaremos a clases ya que existe una evolución epidemiológica a la baja constante por varias semanas, además de que lo haremos con gradualidad, una asistencia escalonada, en diálogo y voluntaria.

Somos de las últimas grandes ciudades en el mundo en regresar a actividad presencial a las aulas. Todas estas condiciones hacen de la mayor conveniencia para la Ciudad y para el futuro de las y los estudiantes regresar a la escuela a la brevedad.

Las semanas de clases presenciales harán una gran diferencia, ya que permitirán reencontrarnos con nuestra comunidad, iniciar un proceso de resiliencia, fortalecer los lazos afectivos, reforzar los conocimientos, mitigar daños socioemocionales, disminuir la deserción escolar, regularizar y brindar apoyo pedagógico a las niñas y niños que más lo requieran.

Sin duda, el regreso a clases nos pondrá a prueba, ya que plantea un gran esfuerzo en infraestructura, mantenimiento, limpieza y organización; todo esto en un marco de limitación de recursos pero que vale la pena. La decisión de regresar a las aulas se debe de tomar pensando en la educación, el bienestar presente y futuro de las niñas y niños, por lo que estamos obligados a hacer nuestro máximo esfuerzo para regresar.

En un momento tan complicado es natural que haya preocupaciones, incertidumbres y temores, los que se deben de responder con empatía, tolerancia, información objetiva y claridad, por eso es tan importante que el regreso sea voluntario en esta etapa. Mención aparte merecen los opinólogos que, sin fundamento, ciencia ni conciencia, han criticado el regreso a clases, con sentencias, sin argumentos o alternativas. Ojalá su preocupación se vuelva acción, por lo que si realmente les interesa la educación los esperamos en los tequios de limpieza; los invito a que platiquen con las comunidades y a partir de eso puedan generar una opinión informada y dejen de predicar desde sus púlpitos vacíos donde solo abonan a las tierras baldías y a la confusión. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez