/ lunes 24 de julio de 2023

Estados: aparentemente transparentes 

En los últimos 21 años existen pocos avances que se han sostenido o incrementado como la transparencia en nuestro país. Prueba de ello es que somos un referente internacional en la materia. A nivel estatal también ha mejorado la publicación de información pública. Pero a pesar de ello, hoy seguimos sin poder conocer el detalle del uso de los recursos públicos. Aquí algunas historias que contar.


El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realiza desde hace 15 años el Barómetro de Información Presupuestal (BIPE) en el que mide la transparencia de los recursos públicos y la calidad de la información contenida en los presupuestos de los estados. Durante ese tiempo revisar los presupuestos de los estados era toda una aventura: conceptos de gasto como “vida cara”, “pensiones de la revolución” o “pagos de marcha” fueron algunos de los hallazgos encontrados en los presupuestos.


No era extraño encontrar que montos de miles de millones de pesos no se detallaran y se registraran como gastos generales. También se encontraban presupuestos de más de cien millones de pesos escritos a mano o de plano una renuncia pública de las responsabilidades de los gobiernos ante la falta de recursos y capacidades administrativa. Afortunadamente, la calidad de información fue avanzando paulatinamente.


A partir de 2014, los esfuerzos se intensificaron en materia de transparencia presupuestaria y se obligó mediante normas generales a todas las oficinas de los gobiernos a adoptar una forma estandarizada de reportar los recursos públicos en todo el país. Hoy los estados elaboran y publican sus presupuestos con mayor transparencia y rendición de cuentas. Sin embargo, aún falta mucho por hacer.


En la edición 2023 del BIPE se presenta un estancamiento en la transparencia de los presupuestos estatales. Es decir, no mejoramos en el detalle de la información disponible. Además, los cambios de administración representan un riesgo para la adopción de las mejores prácticas y una falta de continuidad en las políticas públicas necesarias para asegurar la rendición de cuentas. Algunos estados continúan sin publicar los subsidios y ayudas sociales para las personas, así como el propósito y el monto de los recursos asignados a los fideicomisos públicos.


En pleno 2023 persisten problemas graves en los presupuestos de varios estados: 1) Presupuestos inconsistentes que incluyen tres montos distintos para un mismo concepto de gasto. 2) Presupuestos fantasmas que prometen recursos para garantizar derechos, pero no asignan ni un solo peso. 3) Presupuestos ilegibles en los que no se distinguen montos ni información complementaria en sus anexos.


Evitar la apariencia y promover una verdadera transparencia requiere de trabajo continuo. Aplicar las normas y evitar la creatividad contable es un elemento indispensable para desglosar la información útil para la ciudadanía. A fin de cuentas, conocer en qué, cómo y por qué se gastan los recursos públicos es el primer eslabón para alinear las prioridades de la población con los de las autoridades.


Coordinador de Gobierno y finanzas del IMCO. Las opiniones expresadas en esta columna son personales y no reflejan la postura institucional.

@ManuGuadarrama


En los últimos 21 años existen pocos avances que se han sostenido o incrementado como la transparencia en nuestro país. Prueba de ello es que somos un referente internacional en la materia. A nivel estatal también ha mejorado la publicación de información pública. Pero a pesar de ello, hoy seguimos sin poder conocer el detalle del uso de los recursos públicos. Aquí algunas historias que contar.


El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realiza desde hace 15 años el Barómetro de Información Presupuestal (BIPE) en el que mide la transparencia de los recursos públicos y la calidad de la información contenida en los presupuestos de los estados. Durante ese tiempo revisar los presupuestos de los estados era toda una aventura: conceptos de gasto como “vida cara”, “pensiones de la revolución” o “pagos de marcha” fueron algunos de los hallazgos encontrados en los presupuestos.


No era extraño encontrar que montos de miles de millones de pesos no se detallaran y se registraran como gastos generales. También se encontraban presupuestos de más de cien millones de pesos escritos a mano o de plano una renuncia pública de las responsabilidades de los gobiernos ante la falta de recursos y capacidades administrativa. Afortunadamente, la calidad de información fue avanzando paulatinamente.


A partir de 2014, los esfuerzos se intensificaron en materia de transparencia presupuestaria y se obligó mediante normas generales a todas las oficinas de los gobiernos a adoptar una forma estandarizada de reportar los recursos públicos en todo el país. Hoy los estados elaboran y publican sus presupuestos con mayor transparencia y rendición de cuentas. Sin embargo, aún falta mucho por hacer.


En la edición 2023 del BIPE se presenta un estancamiento en la transparencia de los presupuestos estatales. Es decir, no mejoramos en el detalle de la información disponible. Además, los cambios de administración representan un riesgo para la adopción de las mejores prácticas y una falta de continuidad en las políticas públicas necesarias para asegurar la rendición de cuentas. Algunos estados continúan sin publicar los subsidios y ayudas sociales para las personas, así como el propósito y el monto de los recursos asignados a los fideicomisos públicos.


En pleno 2023 persisten problemas graves en los presupuestos de varios estados: 1) Presupuestos inconsistentes que incluyen tres montos distintos para un mismo concepto de gasto. 2) Presupuestos fantasmas que prometen recursos para garantizar derechos, pero no asignan ni un solo peso. 3) Presupuestos ilegibles en los que no se distinguen montos ni información complementaria en sus anexos.


Evitar la apariencia y promover una verdadera transparencia requiere de trabajo continuo. Aplicar las normas y evitar la creatividad contable es un elemento indispensable para desglosar la información útil para la ciudadanía. A fin de cuentas, conocer en qué, cómo y por qué se gastan los recursos públicos es el primer eslabón para alinear las prioridades de la población con los de las autoridades.


Coordinador de Gobierno y finanzas del IMCO. Las opiniones expresadas en esta columna son personales y no reflejan la postura institucional.

@ManuGuadarrama