/ viernes 28 de mayo de 2021

Fin de la Partida Secreta

Por: Diputado José Luis Rodríguez Díaz de León

Vicecoordinador del Grupo Parlamentario de Morena en el Congreso de la Ciudad de México.


El pasado 17 de mayo, en el Diario Oficial de la Federación se publicó la reforma al artículo 74 de la Constitución Federal, con lo cual se elimina la “Partida Secreta” y con ello termina una era gubernamental que permitía legalmente la discrecionalidad, falta de transparencia y corrupción en el ejercicio de gasto, por los titulares del Poder Ejecutivo.

En el contexto democrático que vive el mundo y la transformación de nuestro país, vestigios de los regímenes anteriores que representan opacidad, como la denominada “Partida Secreta”, no tienen cabida. Actualmente el ejercicio de los recursos públicos no puede realizarse sin los principios de transparencia, gobierno abierto y rendición de cuentas, ya que esto permite a las y los ciudadanos información y mejores condiciones para el ejercicio pleno de sus derechos.

La Partida Secreta de los Presidentes fue creada en 1917 y se trataba de una especie de caja negra financiada con recursos del Presupuesto de Egresos de la Federación, que quedó establecido en el artículo 74 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Su finalidad era que el Ejecutivo Federal pudiera contar con recursos a discreción y sin control alguno, para incrementar el gasto o crear nuevas erogaciones no previstas.

Es necesario recordar, que en el sexenio de Miguel Alemán, esta partida alcanzó en 1952 el 6.5 por ciento del gasto del presupuesto (259 millones); con Adolfo Ruiz Cortines en 1958, 12.5 por ciento (1,050 millones de pesos); con Luis Echeverría alcanzó el 24.36 por ciento del total del gasto; con José López Portillo, en 1982, los denominados “gastos contingentes” eran ejercidos directamente por el Presidente de la República, en ese año la partida secreta llegó a 56 millones de dólares; en el sexenio de Salinas de Gortari, las erogaciones especiales ascendieron a 4 mil 634 millones de pesos; Felipe Calderón durante su gobierno destinó a la partida secreta hasta 12 mil millones de pesos; y Enrique Peña Nieto 40 mil millones de pesos.

La Partida Secreta fue uno de los temas que el hoy presidente de México Andrés Manuel López Obrador, cuestionó y dio pauta para su desaparición. El propio Lic. Andrés Manuel ha narrado ciertas historias que hay alrededor del destino de esos recursos. En cierta ocasión recordó la versión de que Luis Tellez, ex Secretario de Energía, había sido grabado, por un descuido al no apagar su teléfono, diciendo que “Salinas se robó, una parte o toda la partida secreta”. También se dice que en una entrevista con la periodista Carmen Aristegui, el ex presidente Miguel de la Madrid había dicho que “Salinas se quedó con la Partida Secreta”.

Para las sociedades democráticas los principios de parlamento y gobierno abierto tienen una enorme relevancia en la relación existente entre democracia y transparencia, y en nuestro país son pilares fundamentales del proceso de transformación de la vida pública, sobre todo por que representan la oportunidad de emprender un camino de empoderamiento ciudadano, de consolidación de las instituciones democráticas y demostrar que la eliminación de la corrupción en el gobierno es posible.

Por: Diputado José Luis Rodríguez Díaz de León

Vicecoordinador del Grupo Parlamentario de Morena en el Congreso de la Ciudad de México.


El pasado 17 de mayo, en el Diario Oficial de la Federación se publicó la reforma al artículo 74 de la Constitución Federal, con lo cual se elimina la “Partida Secreta” y con ello termina una era gubernamental que permitía legalmente la discrecionalidad, falta de transparencia y corrupción en el ejercicio de gasto, por los titulares del Poder Ejecutivo.

En el contexto democrático que vive el mundo y la transformación de nuestro país, vestigios de los regímenes anteriores que representan opacidad, como la denominada “Partida Secreta”, no tienen cabida. Actualmente el ejercicio de los recursos públicos no puede realizarse sin los principios de transparencia, gobierno abierto y rendición de cuentas, ya que esto permite a las y los ciudadanos información y mejores condiciones para el ejercicio pleno de sus derechos.

La Partida Secreta de los Presidentes fue creada en 1917 y se trataba de una especie de caja negra financiada con recursos del Presupuesto de Egresos de la Federación, que quedó establecido en el artículo 74 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Su finalidad era que el Ejecutivo Federal pudiera contar con recursos a discreción y sin control alguno, para incrementar el gasto o crear nuevas erogaciones no previstas.

Es necesario recordar, que en el sexenio de Miguel Alemán, esta partida alcanzó en 1952 el 6.5 por ciento del gasto del presupuesto (259 millones); con Adolfo Ruiz Cortines en 1958, 12.5 por ciento (1,050 millones de pesos); con Luis Echeverría alcanzó el 24.36 por ciento del total del gasto; con José López Portillo, en 1982, los denominados “gastos contingentes” eran ejercidos directamente por el Presidente de la República, en ese año la partida secreta llegó a 56 millones de dólares; en el sexenio de Salinas de Gortari, las erogaciones especiales ascendieron a 4 mil 634 millones de pesos; Felipe Calderón durante su gobierno destinó a la partida secreta hasta 12 mil millones de pesos; y Enrique Peña Nieto 40 mil millones de pesos.

La Partida Secreta fue uno de los temas que el hoy presidente de México Andrés Manuel López Obrador, cuestionó y dio pauta para su desaparición. El propio Lic. Andrés Manuel ha narrado ciertas historias que hay alrededor del destino de esos recursos. En cierta ocasión recordó la versión de que Luis Tellez, ex Secretario de Energía, había sido grabado, por un descuido al no apagar su teléfono, diciendo que “Salinas se robó, una parte o toda la partida secreta”. También se dice que en una entrevista con la periodista Carmen Aristegui, el ex presidente Miguel de la Madrid había dicho que “Salinas se quedó con la Partida Secreta”.

Para las sociedades democráticas los principios de parlamento y gobierno abierto tienen una enorme relevancia en la relación existente entre democracia y transparencia, y en nuestro país son pilares fundamentales del proceso de transformación de la vida pública, sobre todo por que representan la oportunidad de emprender un camino de empoderamiento ciudadano, de consolidación de las instituciones democráticas y demostrar que la eliminación de la corrupción en el gobierno es posible.