/ viernes 5 de abril de 2024

Hojas de Papel | Guty y Tata: "De púrpura encendida"

Se conocieron en 1927 en Yucatán y de inmediato se hicieron amigos. Se cayeron bien. Guty Cárdenas –yucateco- invitó a Ignacio Fernández Esperón “Tata Nacho” –oaxaqueño- quien iba con el pintor Ernesto García Cabral y a otros personajes. Los ubicó en la casa que su abuela materna le había encargado en el barrio de Santa Lucía de Mérida.

Fue un viaje inolvidable, dicen. Tata escuchó las composiciones de Guty en su propia voz y descubrió que tenía un enorme talento para la composición musical y buena voz. Le ofreció su apoyo. Le dijo que sería bueno que fuera al Distrito Federal a probar fortuna, que él lo ayudaría. Como fue.

Ambos eran compositores de su tiempo. Grandes compositores. Era natural que se identificaran no sólo en su personalidad bohemia sino como artistas y como personajes que vivían su tiempo, su forma de vida, sus alcances y su música… Había terminado la Primera Guerra Mundial y todo parecía en paz en el mundo. En México Plutarco Elías Calles gobernaba al país.

Ellos vivían de su obsesión: La música; esa música que a pesar del tiempo transcurrido desde principios del siglo XX aun hoy se escucha como si fuera entonces. Hay versiones originales –ahora remasterizadas—Y hay versiones nuevas, interpretadas por cantantes y grupos de jóvenes que les imponen sus ritmos y sus instrumentaciones. La nueva voz con canciones y melodías que son clásicas porque son arte…

La buena música es una de las bellas artes, no importa el género, no tiene tiempo de caducidad; no tiene fin en el calendario; no huele a naftalina o a caja de cartón humedecido: No. La música de excelencia es vigente siempre. Los seres humanos envejecemos o morimos: No la obra.

Hoy se escucha música muy buena. Rock en sus distintas expresiones y modos. Y es excelente. No sólo en México. El mundo está impregnado de la música que será la aportación de nuestros tiempos a la historia universal de la música.

El rock se escuchará dentro de cien años y más… En versiones acorde a los nuevos tiempos o tal como hoy, es parte de la historia de los seres humanos y cómo musicalizamos nuestras vidas.

Se escuchará a los Beatles, sin duda; a los Rolling Stones; a Fredy Mercury; Amy Winehouse; U2; Pink Floyd; Led Zeppelin; The Who; Nirvana; The Doors, The Byrds; The Police… Café Tacvba… Alex Lora… Y tantos grupos que aun musicalizan nuestros tiempos, nuestros días… Y los nuevos géneros musicales. Algunos permanecerán: otros se irán. Es así siempre. Predomina el arte.

Es cosa de los meses y los días. Hablar de música no es hablar de la música viejita o la música nueva: es hablar de música en sí… Porque el hombre y la mujer siguen siendo los mismos entonces y ahora, con igualdad de emociones, con igualdad de sentimientos y de aspiraciones… En fin.

Todo este rollo mareador es para decir que la música de Guty Cárdenas como la de Tata Nacho, si bien cumple casi el siglo, representan un momento crucial de la historia musical de México. Y ahí está hoy mismo. Flota en el aire; en los recuerdos de muchos; en el presente de tantos:

Guty y Tata se hicieron grandes amigos. Y se ayudaron. Y se apreciaban. Y componían y se mostraban su obra para conocer la opinión uno del otro…

Guty Cárdenas: “Nunca”, “Flor”, “Caminante del Mayab”; “Ojos tristes”; “Golondrina viajera”; “Para olvidarte”… A muy corta edad, son suyas 35 canciones con su nombre; 13 con el seudónimo "Yucho", y 2 con la colaboración de otras personas: Sumó 50 composiciones originales.

Tata Nacho, por su parte: “Adiós mi chaparrita”; “Borrachita”; “Otra vez”; “Íntima”; “Nunca, nunca, nunca”. Compuso cerca de 200 canciones. Muchas de ellas son interpretadas por grandes cantantes en el mundo. Fue fundador de la Sociedad de Autores y Compositores de Música para la defensa del compositor y sus derechos de autor.

Eran así de amigos que en 1927, ya en México invitado por Tata Nacho, Guty se presentó en el Teatro Lírico, donde participó en el concurso “La Canción Mexicana” organizado por el periódico “Excélsior”. Presentó su canción “Nunca” (“Yo sé que nunca besaré tu boca, tu boca de púrpura encendida…Yo sé que nunca llegaré a la loca y apasionada fuente de tu vida”). Fue interpretada por el trío femenino Garnica Ascencio.

Fue un éxito y “Nunca” quedó en primer lugar. Al saber el resultado, Guty no quiso aceptar el premio porque el segundo lugar había sido para su amigo Tata Nacho que concursó con “Menudita”. Tata Nacho tuvo que intervenir y Guty por fin lo aceptó, pero entregó el dinero del premio al trío Garnica Asencio y el trofeo a Tata Nacho.

Ambos tenían formación musical por origen y pasión. Sus conocimientos eran formales y les habían enseñado grandes compositores mexicanos y extranjeros.

La música de los dos, cada una por su lado, era absoluta-total-definitivamente mexicana. Era un momento de exaltación de lo nuestro, de nuestro entorno, de nuestro origen; el orgullo de ser y estar en México. Nuestros modos y expresiones en la música. Sencillas pero al mismo tiempo con gran hondura y perfección musical.

Lo nacional estaba a flor de pauta. El tono nostálgico y la euforia del carácter nuestro están ahí, en aquellas melodías cargadas de sabor a mexicano: A Guty se le considera uno de los grandes de la Trova Yucateca; a Tata Nacho se le ha atribuido el ser “Padre de la música mexicana”. Así los dos.

Pero mientras que uno tuvo larga vida a otro lo esperaba la tragedia. Orígenes distintos. Vidas similares; amigos, vidas errantes y proclives a querer beberse la vida en un abrir y cerrar de ojos: Guty en Estados Unidos y luego en México; Tata en Europa como representante consular y artista, formado con grandes maestros de música allá mismo… Y luego en México.

El 5 de abril de 1932 llegó al famoso Salón Bach del centro de la Ciudad de México. Iban con él Eduardo Gálvez Torre, empresario; Rosita Madrigal (cantante).

Tomó la guitarra que llevó su amigo Arturo Larios. Llegó tarde el cantante Jaime Carbonell. Estuvieron tomando y cantando. En tanto llegaron al Bach los hermanos españoles Ángel y José Peláez, comerciantes. Ocuparon un reservado frente al del compositor yucateco.

Pasó el tiempo y de pronto comenzó una gresca. Al final nadie supo quién la inició ni cómo es que ocurrieron las cosas –hay tres versiones distintas- pero el hecho es que Guty y José Peláez se “hicieron de palabras”. Pasaron a los golpes. Y las armas.

Augusto Alejandro Cárdenas Pinelo, “Guty”, que había nacido el 12 de diciembre de 1905 en Mérida, Yucatán, ese martes recibió un balazo en el corazón. Quedó en medio del salón Bach. Eran las 11.30 de la noche. Tenía 26 años de edad. Estaba en la cúspide de su fama. Fue enterrado en un panteón de la ciudad de México y años después exhumado y trasladado a Yucatán, su tierra…

Yo sé, que inútilmente te venero, que inútilmente el corazón te evoca; pero a pesar de todo yo te quiero, pero a pesar de todo yo te adoro… aunque nunca besar pueda tu boca

Ignacio Fernández Esperón, que había nacido en Oaxaca el 14 de Febrero de 1894 (algunos precisan que en Tlacolula), resintió la muerte de su amigo. Pero siguió su camino. Todavía tenía mucho por hacer: En primer lugar componer canciones que ahora son del repertorio cultural e histórico de la música mexicana.

(Como anécdota se recuerda que en cierta ocasión, siendo niño en la escuela primaria, Ignacio se cayó, fue tan fuerte que perdió prácticamente toda su dentadura. Durante mucho tiempo estuvo así en tanto le preparaban una postiza. Los demás niños, ca…nijos como son, se burlaban de él pues por la falta de dientes hablaba como abuelito y le pusieron el apodo que lo acompañaría toda su vida: Tata Nacho.)

El mismo que viajó a Europa y prefirió quedarse en Francia un largo tiempo, como cónsul en la Embajada de México, y al mismo tiempo darse a la bohemia, a la composición y al aprendizaje musical…

…Y quien, ya en México, junto con su primo, el compositor Manuel Esperón –de origen oaxaqueño--, de Mario Talavera y de Alfonso Esparza Oteo, crearon lo que hoy es la Sociedad de Autores y Compositores de México. Fue director de la Orquesta Típica de la Ciudad de México. Al momento de su muerte en 1968 era presidente de la SACM…

“Quiero ver otra vez tus ojitos de noche serena; quiero oír otra vez tus palabras calmando mi pena. Quiero ser otra vez el que inquieta la paz de tus sueños: Con la voz amorosa de un cariño borracho de ensueño…”

Se conocieron en 1927 en Yucatán y de inmediato se hicieron amigos. Se cayeron bien. Guty Cárdenas –yucateco- invitó a Ignacio Fernández Esperón “Tata Nacho” –oaxaqueño- quien iba con el pintor Ernesto García Cabral y a otros personajes. Los ubicó en la casa que su abuela materna le había encargado en el barrio de Santa Lucía de Mérida.

Fue un viaje inolvidable, dicen. Tata escuchó las composiciones de Guty en su propia voz y descubrió que tenía un enorme talento para la composición musical y buena voz. Le ofreció su apoyo. Le dijo que sería bueno que fuera al Distrito Federal a probar fortuna, que él lo ayudaría. Como fue.

Ambos eran compositores de su tiempo. Grandes compositores. Era natural que se identificaran no sólo en su personalidad bohemia sino como artistas y como personajes que vivían su tiempo, su forma de vida, sus alcances y su música… Había terminado la Primera Guerra Mundial y todo parecía en paz en el mundo. En México Plutarco Elías Calles gobernaba al país.

Ellos vivían de su obsesión: La música; esa música que a pesar del tiempo transcurrido desde principios del siglo XX aun hoy se escucha como si fuera entonces. Hay versiones originales –ahora remasterizadas—Y hay versiones nuevas, interpretadas por cantantes y grupos de jóvenes que les imponen sus ritmos y sus instrumentaciones. La nueva voz con canciones y melodías que son clásicas porque son arte…

La buena música es una de las bellas artes, no importa el género, no tiene tiempo de caducidad; no tiene fin en el calendario; no huele a naftalina o a caja de cartón humedecido: No. La música de excelencia es vigente siempre. Los seres humanos envejecemos o morimos: No la obra.

Hoy se escucha música muy buena. Rock en sus distintas expresiones y modos. Y es excelente. No sólo en México. El mundo está impregnado de la música que será la aportación de nuestros tiempos a la historia universal de la música.

El rock se escuchará dentro de cien años y más… En versiones acorde a los nuevos tiempos o tal como hoy, es parte de la historia de los seres humanos y cómo musicalizamos nuestras vidas.

Se escuchará a los Beatles, sin duda; a los Rolling Stones; a Fredy Mercury; Amy Winehouse; U2; Pink Floyd; Led Zeppelin; The Who; Nirvana; The Doors, The Byrds; The Police… Café Tacvba… Alex Lora… Y tantos grupos que aun musicalizan nuestros tiempos, nuestros días… Y los nuevos géneros musicales. Algunos permanecerán: otros se irán. Es así siempre. Predomina el arte.

Es cosa de los meses y los días. Hablar de música no es hablar de la música viejita o la música nueva: es hablar de música en sí… Porque el hombre y la mujer siguen siendo los mismos entonces y ahora, con igualdad de emociones, con igualdad de sentimientos y de aspiraciones… En fin.

Todo este rollo mareador es para decir que la música de Guty Cárdenas como la de Tata Nacho, si bien cumple casi el siglo, representan un momento crucial de la historia musical de México. Y ahí está hoy mismo. Flota en el aire; en los recuerdos de muchos; en el presente de tantos:

Guty y Tata se hicieron grandes amigos. Y se ayudaron. Y se apreciaban. Y componían y se mostraban su obra para conocer la opinión uno del otro…

Guty Cárdenas: “Nunca”, “Flor”, “Caminante del Mayab”; “Ojos tristes”; “Golondrina viajera”; “Para olvidarte”… A muy corta edad, son suyas 35 canciones con su nombre; 13 con el seudónimo "Yucho", y 2 con la colaboración de otras personas: Sumó 50 composiciones originales.

Tata Nacho, por su parte: “Adiós mi chaparrita”; “Borrachita”; “Otra vez”; “Íntima”; “Nunca, nunca, nunca”. Compuso cerca de 200 canciones. Muchas de ellas son interpretadas por grandes cantantes en el mundo. Fue fundador de la Sociedad de Autores y Compositores de Música para la defensa del compositor y sus derechos de autor.

Eran así de amigos que en 1927, ya en México invitado por Tata Nacho, Guty se presentó en el Teatro Lírico, donde participó en el concurso “La Canción Mexicana” organizado por el periódico “Excélsior”. Presentó su canción “Nunca” (“Yo sé que nunca besaré tu boca, tu boca de púrpura encendida…Yo sé que nunca llegaré a la loca y apasionada fuente de tu vida”). Fue interpretada por el trío femenino Garnica Ascencio.

Fue un éxito y “Nunca” quedó en primer lugar. Al saber el resultado, Guty no quiso aceptar el premio porque el segundo lugar había sido para su amigo Tata Nacho que concursó con “Menudita”. Tata Nacho tuvo que intervenir y Guty por fin lo aceptó, pero entregó el dinero del premio al trío Garnica Asencio y el trofeo a Tata Nacho.

Ambos tenían formación musical por origen y pasión. Sus conocimientos eran formales y les habían enseñado grandes compositores mexicanos y extranjeros.

La música de los dos, cada una por su lado, era absoluta-total-definitivamente mexicana. Era un momento de exaltación de lo nuestro, de nuestro entorno, de nuestro origen; el orgullo de ser y estar en México. Nuestros modos y expresiones en la música. Sencillas pero al mismo tiempo con gran hondura y perfección musical.

Lo nacional estaba a flor de pauta. El tono nostálgico y la euforia del carácter nuestro están ahí, en aquellas melodías cargadas de sabor a mexicano: A Guty se le considera uno de los grandes de la Trova Yucateca; a Tata Nacho se le ha atribuido el ser “Padre de la música mexicana”. Así los dos.

Pero mientras que uno tuvo larga vida a otro lo esperaba la tragedia. Orígenes distintos. Vidas similares; amigos, vidas errantes y proclives a querer beberse la vida en un abrir y cerrar de ojos: Guty en Estados Unidos y luego en México; Tata en Europa como representante consular y artista, formado con grandes maestros de música allá mismo… Y luego en México.

El 5 de abril de 1932 llegó al famoso Salón Bach del centro de la Ciudad de México. Iban con él Eduardo Gálvez Torre, empresario; Rosita Madrigal (cantante).

Tomó la guitarra que llevó su amigo Arturo Larios. Llegó tarde el cantante Jaime Carbonell. Estuvieron tomando y cantando. En tanto llegaron al Bach los hermanos españoles Ángel y José Peláez, comerciantes. Ocuparon un reservado frente al del compositor yucateco.

Pasó el tiempo y de pronto comenzó una gresca. Al final nadie supo quién la inició ni cómo es que ocurrieron las cosas –hay tres versiones distintas- pero el hecho es que Guty y José Peláez se “hicieron de palabras”. Pasaron a los golpes. Y las armas.

Augusto Alejandro Cárdenas Pinelo, “Guty”, que había nacido el 12 de diciembre de 1905 en Mérida, Yucatán, ese martes recibió un balazo en el corazón. Quedó en medio del salón Bach. Eran las 11.30 de la noche. Tenía 26 años de edad. Estaba en la cúspide de su fama. Fue enterrado en un panteón de la ciudad de México y años después exhumado y trasladado a Yucatán, su tierra…

Yo sé, que inútilmente te venero, que inútilmente el corazón te evoca; pero a pesar de todo yo te quiero, pero a pesar de todo yo te adoro… aunque nunca besar pueda tu boca

Ignacio Fernández Esperón, que había nacido en Oaxaca el 14 de Febrero de 1894 (algunos precisan que en Tlacolula), resintió la muerte de su amigo. Pero siguió su camino. Todavía tenía mucho por hacer: En primer lugar componer canciones que ahora son del repertorio cultural e histórico de la música mexicana.

(Como anécdota se recuerda que en cierta ocasión, siendo niño en la escuela primaria, Ignacio se cayó, fue tan fuerte que perdió prácticamente toda su dentadura. Durante mucho tiempo estuvo así en tanto le preparaban una postiza. Los demás niños, ca…nijos como son, se burlaban de él pues por la falta de dientes hablaba como abuelito y le pusieron el apodo que lo acompañaría toda su vida: Tata Nacho.)

El mismo que viajó a Europa y prefirió quedarse en Francia un largo tiempo, como cónsul en la Embajada de México, y al mismo tiempo darse a la bohemia, a la composición y al aprendizaje musical…

…Y quien, ya en México, junto con su primo, el compositor Manuel Esperón –de origen oaxaqueño--, de Mario Talavera y de Alfonso Esparza Oteo, crearon lo que hoy es la Sociedad de Autores y Compositores de México. Fue director de la Orquesta Típica de la Ciudad de México. Al momento de su muerte en 1968 era presidente de la SACM…

“Quiero ver otra vez tus ojitos de noche serena; quiero oír otra vez tus palabras calmando mi pena. Quiero ser otra vez el que inquieta la paz de tus sueños: Con la voz amorosa de un cariño borracho de ensueño…”

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