/ jueves 11 de abril de 2019

Infraestructura y Energía | Objetivos renovables

El objetivo de consumo de electricidad generada a partir de fuentes renovables para 2024 es 35 por ciento del total, pero ¿es 35 por ciento bueno o malo? ¿Suficiente o insuficiente? Bueno, ¿cuál es la razón de que sea 35 y no 40 por ciento?

De hecho, los números cerrados a múltiplos de cinco o de 10 siempre se me han hecho como un acomodo para no importunar, más que una cifra proveniente de un estudio que precise algo, y que no sólo sirva para poner de acuerdo posturas encontradas. Es como si un grupo hubiera postulado que las energías limpias fueran 30 por ciento y otro postulara que fueran 40 por ciento, y con un “ni tu ni yo” se hubiera concluido en que 35 por ciento es lo adecuado. Y no me estoy manifestando ni a favor ni en contra de las energías limpias al cuestionar este número.

Apuntar a la cantidad correcta tiene implicaciones profundas, obviamente las energías limpias contribuyen a la preservación de las condiciones medioambientales prevalecientes, y ahora podrían contribuir también a que las tarifas pagadas por los consumidores no se incrementen.

Es decir, difícilmente habrá quien se oponga a ellas. Pero, por ejemplo, en México el uso de electricidad representa alrededor de 20 por ciento del total de la energía consumida. Lo demás, que básicamente es el transporte y otros usos industriales, provienen de fuentes combustibles, y por lo tanto contaminantes. Es decir, el esfuerzo consciente de reducción de emisiones contaminantes del país es de 25 por ciento de 20 por ciento, o sea, cinco por ciento. El esfuerzo en la reducción contaminante del otro 80 por ciento es vago, en el mejor de los casos.

A donde voy con esto es a cuestionar por qué el sector eléctrico tiene que observar un objetivo sin un sustento científico que, aunque favorable, no tiene una razón analítica que lo soporte. El gobierno actual tendría que revisar el por qué detrás de este número. Quizá la respuesta sea una cantidad mayor o menor, pero como política pública habría una razón y no sólo un buen deseo.

¿Cuál debe ser el parámetro a tener como objetivo? La reducción de emisiones contaminantes por sí mismas, y como contribuyentes al cambio climático, por principio.

Pero el objetivo del sector eléctrico tendría que ser un complemento residual del objetivo a lograr por los sectores del transporte y el industrial, dado que el peso relativo de estos sectores, que alcanza 80 por ciento, es significativamente mayor que el de la electricidad, que representa sólo 20 por ciento.

Aunque es cierto que el gobierno federal ha suspendido las subastas para la adquisición de energías limpias -y su ahora muy famoso complemento, los Certificados de Energías Limpias- también es cierto que hay un compromiso legal de alcanzar los objetivos definidos en 2008 por el gobierno de aquel entonces. Es decir, la obligación jurídica persiste.

Es mi opinión que el peso completo de las medidas explicitas para la consecución de los objetivos para el cambio climático de los Acuerdos de Paris no deben recaer sólo en el sector eléctrico, y casi por consecuencia, mayoritariamente en CFE.

Si así fuera, con lo anterior muy probablemente estaríamos más adelantados en conseguir el objetivo en el sector eléctrico, pero mucho más lejos de hacerlo en el resto de la economía.

Por congruencia, el 35 por ciento correspondiente al sector eléctrico tiene que ser revisado.

eduardoandradeiturribarria@gmail.com

El objetivo de consumo de electricidad generada a partir de fuentes renovables para 2024 es 35 por ciento del total, pero ¿es 35 por ciento bueno o malo? ¿Suficiente o insuficiente? Bueno, ¿cuál es la razón de que sea 35 y no 40 por ciento?

De hecho, los números cerrados a múltiplos de cinco o de 10 siempre se me han hecho como un acomodo para no importunar, más que una cifra proveniente de un estudio que precise algo, y que no sólo sirva para poner de acuerdo posturas encontradas. Es como si un grupo hubiera postulado que las energías limpias fueran 30 por ciento y otro postulara que fueran 40 por ciento, y con un “ni tu ni yo” se hubiera concluido en que 35 por ciento es lo adecuado. Y no me estoy manifestando ni a favor ni en contra de las energías limpias al cuestionar este número.

Apuntar a la cantidad correcta tiene implicaciones profundas, obviamente las energías limpias contribuyen a la preservación de las condiciones medioambientales prevalecientes, y ahora podrían contribuir también a que las tarifas pagadas por los consumidores no se incrementen.

Es decir, difícilmente habrá quien se oponga a ellas. Pero, por ejemplo, en México el uso de electricidad representa alrededor de 20 por ciento del total de la energía consumida. Lo demás, que básicamente es el transporte y otros usos industriales, provienen de fuentes combustibles, y por lo tanto contaminantes. Es decir, el esfuerzo consciente de reducción de emisiones contaminantes del país es de 25 por ciento de 20 por ciento, o sea, cinco por ciento. El esfuerzo en la reducción contaminante del otro 80 por ciento es vago, en el mejor de los casos.

A donde voy con esto es a cuestionar por qué el sector eléctrico tiene que observar un objetivo sin un sustento científico que, aunque favorable, no tiene una razón analítica que lo soporte. El gobierno actual tendría que revisar el por qué detrás de este número. Quizá la respuesta sea una cantidad mayor o menor, pero como política pública habría una razón y no sólo un buen deseo.

¿Cuál debe ser el parámetro a tener como objetivo? La reducción de emisiones contaminantes por sí mismas, y como contribuyentes al cambio climático, por principio.

Pero el objetivo del sector eléctrico tendría que ser un complemento residual del objetivo a lograr por los sectores del transporte y el industrial, dado que el peso relativo de estos sectores, que alcanza 80 por ciento, es significativamente mayor que el de la electricidad, que representa sólo 20 por ciento.

Aunque es cierto que el gobierno federal ha suspendido las subastas para la adquisición de energías limpias -y su ahora muy famoso complemento, los Certificados de Energías Limpias- también es cierto que hay un compromiso legal de alcanzar los objetivos definidos en 2008 por el gobierno de aquel entonces. Es decir, la obligación jurídica persiste.

Es mi opinión que el peso completo de las medidas explicitas para la consecución de los objetivos para el cambio climático de los Acuerdos de Paris no deben recaer sólo en el sector eléctrico, y casi por consecuencia, mayoritariamente en CFE.

Si así fuera, con lo anterior muy probablemente estaríamos más adelantados en conseguir el objetivo en el sector eléctrico, pero mucho más lejos de hacerlo en el resto de la economía.

Por congruencia, el 35 por ciento correspondiente al sector eléctrico tiene que ser revisado.

eduardoandradeiturribarria@gmail.com