/ jueves 21 de septiembre de 2017

La colapsada CdMx: la corrupción

El Valle de México es el conglomerado humano más grande del mundo. Hablo del gran Valle de México incluyendo las llamadas zonas conurbadas, aunque sé que la Ciudad de México es prácticamente la mitad de todo. Gobernar esta entidad es una tarea titánica. La principal labor del gobierno es servir a la ciudadanía y servirla bien, a plenitud. Se deben escuchar las demandas, atenderlas, buscar soluciones y aplicarlas. Hasta allí todo debe ser natural. Ese es el trabajo del gobernante. Para servir es contratado y para tal fin debe entregarse.

Pero el gobernante y sus acompañantes no pueden ni podrán luchar contra las temibles fuerzas de la naturaleza. El pasado 7 de septiembre experimentamos un terremoto de magnitud 8.2. Pero hace unas horas, coincidentemente el día 19 el suelo de México ha vuelto a temblar con un sismo magnitud 7.1, pero mucho más devastador por el lugar del epicentro. Las víctimas son muchas y siguen en ascenso.

¿Por qué ocurre esto en el gran Valle de México? Los científicos se reservan al decir que el país se encuentra en uno de los peores lugares del planeta.

Pero sí aseguran que el territorio nacional México se ubica sobre tres de las placas tectónicas más grandes de la Tierra: la placa norteamericana, la placa de Cocos y la placa del Pacífico. Cada vez que estos trozos de corteza, que tienen cientos de kilómetros de espesor, se mueven o se topan unos contra otros, aparecen los terremotos.

El gran Valle de México está asentado sobre antiguos lagos, y también es el hogar de suelo blando que actúa, esencialmente, como un amplificador de los temblores, a menudo produciendo pequeños terremotos que se sienten mucho más grandes.

El entorno lacustre de la gran Tenochtitlán estaba formado, de norte a sur, por los lagos de Zumpango, de Xaltocan, de San Cristóbal, de Texcoco, de México, de Xochimilco y de Chalco.

México es uno de los países sísmicamente más activos del mundo. Según el US Geological Survey, durante el último siglo, el país ha visto hasta 19 terremotos dentro de los 250 kilómetros del epicentro del sismo ocurrido este martes.

Tras el terremoto ocurrido el 19 de septiembre de 1985, un grupo de investigadores encontraron que el temblor se había amplificado hasta en un 500 por ciento en regiones cercanas al epicentro donde el suelo era el más blando.

Han pasado más de 30 años y la ciudad ha tomado medidas para rebajar el nivel de riesgos (entre ellos un completo sistema de alertas temprana), pero cuando la naturaleza desata su fuerza como lo ha hecho hace unas horas sobre áreas con población, poco se puede hacer.

Hay voluntad de ayudar. Desde lo más alto del gobierno federal hasta las delegaciones y municipios han estado atentos al auxilio.

Sin embargo, el verdadero problema es otro. El problema real es la falta de ética, la corrupción, el valemadrismo de autoridades y constructores que no se someten a la normatividad existente en materia de construcciones, y utilizan materiales que no cumplen con los requisitos, varillas más delgadas, trabes de un grosor más pequeño, falta de castillos en las junturas de los muros, etcétera. El constructor soborna a la autoridad para que le permita trabajar con materiales de tercera.

Yo solo pregunto: ¿cuántos edificios o escuelas cuentan con escaleras de emergencia? ¿Qué hacer contra eso? Nada. Solo sufrir.

pacofonn@yahoo.com.mx

El Valle de México es el conglomerado humano más grande del mundo. Hablo del gran Valle de México incluyendo las llamadas zonas conurbadas, aunque sé que la Ciudad de México es prácticamente la mitad de todo. Gobernar esta entidad es una tarea titánica. La principal labor del gobierno es servir a la ciudadanía y servirla bien, a plenitud. Se deben escuchar las demandas, atenderlas, buscar soluciones y aplicarlas. Hasta allí todo debe ser natural. Ese es el trabajo del gobernante. Para servir es contratado y para tal fin debe entregarse.

Pero el gobernante y sus acompañantes no pueden ni podrán luchar contra las temibles fuerzas de la naturaleza. El pasado 7 de septiembre experimentamos un terremoto de magnitud 8.2. Pero hace unas horas, coincidentemente el día 19 el suelo de México ha vuelto a temblar con un sismo magnitud 7.1, pero mucho más devastador por el lugar del epicentro. Las víctimas son muchas y siguen en ascenso.

¿Por qué ocurre esto en el gran Valle de México? Los científicos se reservan al decir que el país se encuentra en uno de los peores lugares del planeta.

Pero sí aseguran que el territorio nacional México se ubica sobre tres de las placas tectónicas más grandes de la Tierra: la placa norteamericana, la placa de Cocos y la placa del Pacífico. Cada vez que estos trozos de corteza, que tienen cientos de kilómetros de espesor, se mueven o se topan unos contra otros, aparecen los terremotos.

El gran Valle de México está asentado sobre antiguos lagos, y también es el hogar de suelo blando que actúa, esencialmente, como un amplificador de los temblores, a menudo produciendo pequeños terremotos que se sienten mucho más grandes.

El entorno lacustre de la gran Tenochtitlán estaba formado, de norte a sur, por los lagos de Zumpango, de Xaltocan, de San Cristóbal, de Texcoco, de México, de Xochimilco y de Chalco.

México es uno de los países sísmicamente más activos del mundo. Según el US Geological Survey, durante el último siglo, el país ha visto hasta 19 terremotos dentro de los 250 kilómetros del epicentro del sismo ocurrido este martes.

Tras el terremoto ocurrido el 19 de septiembre de 1985, un grupo de investigadores encontraron que el temblor se había amplificado hasta en un 500 por ciento en regiones cercanas al epicentro donde el suelo era el más blando.

Han pasado más de 30 años y la ciudad ha tomado medidas para rebajar el nivel de riesgos (entre ellos un completo sistema de alertas temprana), pero cuando la naturaleza desata su fuerza como lo ha hecho hace unas horas sobre áreas con población, poco se puede hacer.

Hay voluntad de ayudar. Desde lo más alto del gobierno federal hasta las delegaciones y municipios han estado atentos al auxilio.

Sin embargo, el verdadero problema es otro. El problema real es la falta de ética, la corrupción, el valemadrismo de autoridades y constructores que no se someten a la normatividad existente en materia de construcciones, y utilizan materiales que no cumplen con los requisitos, varillas más delgadas, trabes de un grosor más pequeño, falta de castillos en las junturas de los muros, etcétera. El constructor soborna a la autoridad para que le permita trabajar con materiales de tercera.

Yo solo pregunto: ¿cuántos edificios o escuelas cuentan con escaleras de emergencia? ¿Qué hacer contra eso? Nada. Solo sufrir.

pacofonn@yahoo.com.mx