/ miércoles 6 de junio de 2018

La furia

Vivimos una existencia de muy escasas garantías, una de ellas es la seguridad que la propia madre naturaleza nos puede brindar, como pudimos ver durante el pasado fin de semana en Guatemala, donde hizo una masiva erupción el Volcán de Fuego, mismo que haciendo honor a su nombre, mostró su poder el pasado domingo, dejando de entrada más de 65 muertos, según información proporcionada por las autoridades guatemaltecas.

Cabe destacar que el Volcán de Fuego expulsó a gran velocidad y cantidad, tanto cenizas incandescentes, como lava que corría como río, a diferencia de lo que ocurre en estos mismos días con el volcán Kilahuea en Hawaii, donde la lava expulsada por su respectivo volcán, avanza a una velocidad que en no pocos casos permite incluso a turistas tomarla en video.

El hacer un llamado a toda la población a permanecer alerta tanto frente a volcanes activos (incluso los no activos) y cualquier otra alternativa cercana de desastre natural, a no desestimar a cualquiera de éstos, es una regla básica de supervivencia, ya que habitamos en un planeta vivo y éste nos lo recuerda con la mayor de las frecuencias.

Tan solo en México vivimos entre más de 40 volcanes activos, ubicándose uno de ellos entre los más grandes y potencialmente violentos del mundo. Tan solo a un poco más de 50 kilómetros de la Ciudad de México, está el Popocatépetl, que en español se traduce como “Montaña que, Humea”. Se trata de una elevación que se yergue a 5,452 metros de altitud sobre el nivel del mar, cuyo reciente período de actividad, retomado a fines de 1994, acabó ya con sus glaciares y nos ha dado más de unos cuantos sustos, tanto a los habitantes de la Ciudad de México, como de Puebla de los Ángeles, hacia donde está principalmente enfocado su cráter.

Hasta el momento, nuestro gran volcán, no ha llegado tener una expulsión significativa de lava acorde a su gran tamaño, que tan solo en la menor de sus bocas, equivale a dos estadios Azteca en su totalidad, ni que decir del resto, que ha logrado almacenar una gran cantidad de lava que no ha expulsado el domo gracias tanto a que éste no se ha fracturado significativamente, como a que el volumen de la lava no ha rebasado masivamente los bordes.

Cabe señalar que no han sido pocos los vulcanólogos que han señalado que el Popocatépetl podría demostrar una potencia, como la que se le pudo ver a la destrucción del Krakatoa, en aguas marinas de Indonesia en el siglo XIX, mismo que formaba una ínsula de la que no quedó absolutamente nada.

Es así que ver una erupción volcánica como la acontecida este fin de semana en Guatemala, por una parte, no debe extrañarnos, son sucesos yacen latentes debajo de nuestros puentes, especialmente para quienes vivimos debajo del llamado “Eje Volcánico Transversal”.

Por lo pronto, el llamado a la solidaridad entre pueblos, es lo primero que vemos y que como seres humanos nos produce un gran orgullo ante situaciones de emergencia como ésta o los sismos que sufrimos en México el pasado mes de septiembre, por lo que la primera convocatoria es ponerse en contacto con la Embajada de Guatemala en nuestro país, a fin de que enviar ayuda que efectivamente sea necesaria.

Recordemos que los volcanes siempre estarán allí presentes y es necesario que estemos listos para llevar a cabo evacuaciones, apoyar a nuestras familias y mostrar nuestra solidaridad con damnificados en ésta o cualquier parte del mundo.

Senadora de la República

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre

Vivimos una existencia de muy escasas garantías, una de ellas es la seguridad que la propia madre naturaleza nos puede brindar, como pudimos ver durante el pasado fin de semana en Guatemala, donde hizo una masiva erupción el Volcán de Fuego, mismo que haciendo honor a su nombre, mostró su poder el pasado domingo, dejando de entrada más de 65 muertos, según información proporcionada por las autoridades guatemaltecas.

Cabe destacar que el Volcán de Fuego expulsó a gran velocidad y cantidad, tanto cenizas incandescentes, como lava que corría como río, a diferencia de lo que ocurre en estos mismos días con el volcán Kilahuea en Hawaii, donde la lava expulsada por su respectivo volcán, avanza a una velocidad que en no pocos casos permite incluso a turistas tomarla en video.

El hacer un llamado a toda la población a permanecer alerta tanto frente a volcanes activos (incluso los no activos) y cualquier otra alternativa cercana de desastre natural, a no desestimar a cualquiera de éstos, es una regla básica de supervivencia, ya que habitamos en un planeta vivo y éste nos lo recuerda con la mayor de las frecuencias.

Tan solo en México vivimos entre más de 40 volcanes activos, ubicándose uno de ellos entre los más grandes y potencialmente violentos del mundo. Tan solo a un poco más de 50 kilómetros de la Ciudad de México, está el Popocatépetl, que en español se traduce como “Montaña que, Humea”. Se trata de una elevación que se yergue a 5,452 metros de altitud sobre el nivel del mar, cuyo reciente período de actividad, retomado a fines de 1994, acabó ya con sus glaciares y nos ha dado más de unos cuantos sustos, tanto a los habitantes de la Ciudad de México, como de Puebla de los Ángeles, hacia donde está principalmente enfocado su cráter.

Hasta el momento, nuestro gran volcán, no ha llegado tener una expulsión significativa de lava acorde a su gran tamaño, que tan solo en la menor de sus bocas, equivale a dos estadios Azteca en su totalidad, ni que decir del resto, que ha logrado almacenar una gran cantidad de lava que no ha expulsado el domo gracias tanto a que éste no se ha fracturado significativamente, como a que el volumen de la lava no ha rebasado masivamente los bordes.

Cabe señalar que no han sido pocos los vulcanólogos que han señalado que el Popocatépetl podría demostrar una potencia, como la que se le pudo ver a la destrucción del Krakatoa, en aguas marinas de Indonesia en el siglo XIX, mismo que formaba una ínsula de la que no quedó absolutamente nada.

Es así que ver una erupción volcánica como la acontecida este fin de semana en Guatemala, por una parte, no debe extrañarnos, son sucesos yacen latentes debajo de nuestros puentes, especialmente para quienes vivimos debajo del llamado “Eje Volcánico Transversal”.

Por lo pronto, el llamado a la solidaridad entre pueblos, es lo primero que vemos y que como seres humanos nos produce un gran orgullo ante situaciones de emergencia como ésta o los sismos que sufrimos en México el pasado mes de septiembre, por lo que la primera convocatoria es ponerse en contacto con la Embajada de Guatemala en nuestro país, a fin de que enviar ayuda que efectivamente sea necesaria.

Recordemos que los volcanes siempre estarán allí presentes y es necesario que estemos listos para llevar a cabo evacuaciones, apoyar a nuestras familias y mostrar nuestra solidaridad con damnificados en ésta o cualquier parte del mundo.

Senadora de la República

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre