/ sábado 2 de marzo de 2024

La moviola / “Duna II”: la franquicia contraataca

@lamoviola

Formal, solemne en su primera mitad, con un ritmo hollywoodense evidente en el segundo acto y un cierre apegado al canon del cine mainstream “Duna II” (Denise Villeneuve, 2024) es una obra de conjunto que no se puede separar de su primera parte en 2021y por supuesto de la saga literaria de la cual parte, pero esto no le quita lo divertido. Incluso se podría decir, que es un proyecto ambicioso pero no pedante.

Mito y leyenda rodean los filmes de la creación literaria de Frank Herbert, publicada en 1965. Desde el fallido largometraje de 1984, filmado buena parte en México, con montón de sabrosas anécdotas, algunas de ellas llenas de folclor, hasta el proyecto no realizado que iba a hacer Alejandro Jodorowsky. La tentación de paralizarse está presente, pero Villeneuve acude a todos sus recursos e incluso sello para ponerlos al servicio de la adaptación cinematográfica.

Sí, estamos ante un clásico reverencial de la ciencia ficción, una vaca cósmica sagrada que establece incluso elementos de género y respeta los ya existentes, pero si algo tiene de bueno la nueva saga, en especial esta segunda entrega, es que no se pierde en divagaciones y mitos. Fluye ágil sobre todo a partir de la segunda mitad.

Impecable obra de género, en los términos de pureza y ascetismo, no olvida nunca que es un producto de mercado a la Hollywood. Donde fallaron sus antecedentes, los realizados y los que no, es donde el director encuentra sus aciertos.

Más cercana a una obra como “El imperio contraataca” del pulcro Irving Kershner que a un sesudo tratado de filosofía de café soluble, como le pasa mucho al género, el filme entiende a quienes se dirige: sí, al conocedor de la obra de Herbert, pero también al espectador promedio, que eso sí, sobre todo en la primera mitad puede sentir un trabajo demasiado solemne. El asunto mejora conforme avanza el filme y el resultado final no tiene reproche.

Relato fílmico de tono bíblico por necesidades de la historia, pero que el director entiende bien que por ahí va el camino, resulta obvio señalar que es un trabajo puente, con miras al clímax, la tercera parte, pero esto no la exime de muy buenos momentos y que incluso se pueda disfrutar sin mayor antecedente que ver una película de género.

La trayectoria del héroe, las peripecias y desgracias para llegar a un destino manifiesto y personajes en pos de su arquetipo la hacen, con todo lo que rodea a la obra de Herbert y que el filme respeta, un producto de género que no rompe canon, no se regodea tampoco en atajos. Consiente y respeta al público.

“Paul Atreides” (Thimothée Chalamet, impecable el tipo, el respeto como actor se lo ha ganado a pulso, papel por papel, película por película), está en pos de su destino y lo acompañan toda la claque de maestros, aliados, amigos, que deben de combatir al enemigo, que sí, contraataca. Demasiado enredada la trama, para resumirla o simplificarla, en resumen está es la parte donde el héroe se enfrenta a la paradoja de su destino.

Lo acompaña un gran elenco como dicen los clásicos, que aunque con sus contadas excepciones, tienen pocos momentos en pantalla , contribuyen al clímax melodramático: Zendaya, Rebecca Ferguson, Austin Butler, Christopher Walken, Florence Pugh, Javier Bardem. En fin.

Sería lugar común decir que se le hace justicia a la obra. Eso es muy relativo y qué bueno. A quien se le hace justicia es al espectador, que recibe un producto por encima del promedio y también al fan de las novelas que ha quedado por decir lo menos conforme.

Qué bueno, porque todo indica que ahí viene la tercera entrega, por lo menos esos son los planes y que la fuerza los acompañe. Ah, no, ¿verdad? Una disculpa, no hay nada como terminar con un mal chiste.


@lamoviola

Formal, solemne en su primera mitad, con un ritmo hollywoodense evidente en el segundo acto y un cierre apegado al canon del cine mainstream “Duna II” (Denise Villeneuve, 2024) es una obra de conjunto que no se puede separar de su primera parte en 2021y por supuesto de la saga literaria de la cual parte, pero esto no le quita lo divertido. Incluso se podría decir, que es un proyecto ambicioso pero no pedante.

Mito y leyenda rodean los filmes de la creación literaria de Frank Herbert, publicada en 1965. Desde el fallido largometraje de 1984, filmado buena parte en México, con montón de sabrosas anécdotas, algunas de ellas llenas de folclor, hasta el proyecto no realizado que iba a hacer Alejandro Jodorowsky. La tentación de paralizarse está presente, pero Villeneuve acude a todos sus recursos e incluso sello para ponerlos al servicio de la adaptación cinematográfica.

Sí, estamos ante un clásico reverencial de la ciencia ficción, una vaca cósmica sagrada que establece incluso elementos de género y respeta los ya existentes, pero si algo tiene de bueno la nueva saga, en especial esta segunda entrega, es que no se pierde en divagaciones y mitos. Fluye ágil sobre todo a partir de la segunda mitad.

Impecable obra de género, en los términos de pureza y ascetismo, no olvida nunca que es un producto de mercado a la Hollywood. Donde fallaron sus antecedentes, los realizados y los que no, es donde el director encuentra sus aciertos.

Más cercana a una obra como “El imperio contraataca” del pulcro Irving Kershner que a un sesudo tratado de filosofía de café soluble, como le pasa mucho al género, el filme entiende a quienes se dirige: sí, al conocedor de la obra de Herbert, pero también al espectador promedio, que eso sí, sobre todo en la primera mitad puede sentir un trabajo demasiado solemne. El asunto mejora conforme avanza el filme y el resultado final no tiene reproche.

Relato fílmico de tono bíblico por necesidades de la historia, pero que el director entiende bien que por ahí va el camino, resulta obvio señalar que es un trabajo puente, con miras al clímax, la tercera parte, pero esto no la exime de muy buenos momentos y que incluso se pueda disfrutar sin mayor antecedente que ver una película de género.

La trayectoria del héroe, las peripecias y desgracias para llegar a un destino manifiesto y personajes en pos de su arquetipo la hacen, con todo lo que rodea a la obra de Herbert y que el filme respeta, un producto de género que no rompe canon, no se regodea tampoco en atajos. Consiente y respeta al público.

“Paul Atreides” (Thimothée Chalamet, impecable el tipo, el respeto como actor se lo ha ganado a pulso, papel por papel, película por película), está en pos de su destino y lo acompañan toda la claque de maestros, aliados, amigos, que deben de combatir al enemigo, que sí, contraataca. Demasiado enredada la trama, para resumirla o simplificarla, en resumen está es la parte donde el héroe se enfrenta a la paradoja de su destino.

Lo acompaña un gran elenco como dicen los clásicos, que aunque con sus contadas excepciones, tienen pocos momentos en pantalla , contribuyen al clímax melodramático: Zendaya, Rebecca Ferguson, Austin Butler, Christopher Walken, Florence Pugh, Javier Bardem. En fin.

Sería lugar común decir que se le hace justicia a la obra. Eso es muy relativo y qué bueno. A quien se le hace justicia es al espectador, que recibe un producto por encima del promedio y también al fan de las novelas que ha quedado por decir lo menos conforme.

Qué bueno, porque todo indica que ahí viene la tercera entrega, por lo menos esos son los planes y que la fuerza los acompañe. Ah, no, ¿verdad? Una disculpa, no hay nada como terminar con un mal chiste.