/ viernes 17 de enero de 2020

La tragedia

El tiroteo en Torreón nos confronta con nuestros más profundos temores como sociedad y en lo personal, que un alumno realice una masacre en un plantel, nos pone en la cara la vulnerabilidad de lo más querido: nuestros hijos. Esto es un reto mayor para las familias y para el Estado Mexicano. Lo que nos obliga a una reflexión serena y profunda sobre los hechos, pero sobre todo, la seguridad escolar. El oportunismo político y el juicio ligero solo abonan a la confusión.


Es un tema complejo, que tiene implicaciones a nivel personal, familiar, social y para el sistema educativo y de seguridad. ¿Qué llevó a un joven con buenas calificaciones a la decisión de cometer suicidio y convertirlo en un homicidio en la escuela? Es fundamental hacer la acotación de que la decisión del suicidio precede y origina el homicidio, sobre todo ya que en México es la segunda causa de muerte en jóvenes y tiene raíces comunes con otras formas de comportamientos violentos o autodestructivos como el acoso, el cutting y otros; así podremos comprender las condiciones y circunstancias que derivaron en estos tristes hechos.


La ecuación de esta tragedia tiene cuatro elementos principales: el primero es común a todas las condiciones suicidas, una situación en la que se combinan presiones familiares y del entorno escolar con la sicología propia del joven, una soledad y circunstancias dolorosas. En la mayoría de los casos documentados sobre todo en Estados Unidos se muestra que existieron señales, sin embargo, no eran evidentes. Uno de los documentos más interesantes para entender el fenómeno es el desgarrador testimonio de Sue Klebold, madre de uno de los tiradores de Columbine (lo pueden encontrar en YouTube) donde llega a una conclusión demoledora “el amor no basta”, es un tema de salud cerebral.


El segundo es el acceso a las armas por parte de los jóvenes. Las armas en casa son un elemento de inseguridad, está documentado que la mayoría de éstas no se usan y cuando se usan son contra parientes, es insignificante estadísticamente el porcentaje de casos del uso de estas contra delincuentes al interior de una vivienda. En todo caso, la convivencia de armas con niños y jóvenes es un hecho inaceptable en cualquier ámbito. La legislación es omisa en cuanto a un tipo penal que sancione este acceso. Por lo que proponemos que se castigue facilitar el acceso de armas a menores y haga corresponsables de los hechos a los tutores y padres.


El tercer elemento es el acceso del arma a la escuela, la tragedia se pudo prevenir, la revisión de ingreso es una práctica común en todo el mundo y es la herramienta más efectiva que tenemos para evitar introducir armas a las escuelas. Coincidimos en que ésta no puede ser una acción policiaca, ni moralista e invasiva, se debe de centrar en detectar armas y drogas que debe ser realizada por docentes y padres de familia en consenso. El padre de familia que lo rechace tendrá que asumir la responsabilidad colectiva. El debate sobre si “mochila segura” sí o no es lateral al problema de fondo.


Es una impostura decir que criminaliza y viola los derechos humanos, si fueran dignos y congruentes quienes esto afirman, no aceptarían la revisión en estadios, aeropuertos u oficinas. Ellos lo aceptan para sí, pero no cuando es en abono de la seguridad de la escuela. En todo caso, no podemos obviar la revisión escolar, pero sí debe ser respetuosa y en ningún caso inválida o moralista y centrarse únicamente en la detección de armas y drogas.


El cuarto elemento son las influencias personales y del entorno, en la mayoría de los casos estudiados hay actores que detonan y fomentan estas acciones, que van desde los retos en internet como el de “ballena azul”, como los amigos o la narrativa en lo que se glorifica la violencia.


Como lo han señalado el presidente López Obrador y el secretario Esteban Moctezuma, el problema no solo se resuelve con “mochila segura”, se requiere una política integral a partir de la reconstrucción, fortalecimiento del tejido social y familiar.


Estos elementos son parte de una ecuación más compleja de la seguridad escolar que debe considerar seguridad estructural, sanitaria, protección civil, convivencia sana, salud cerebral, vida comunitaria. La seguridad debe ser central en el debate educativo, en especial, en las comunidades, por lo que la creación de brigadas y asambleas de seguridad escolar son más que convenientes. Al final nos lleva a una sola pregunta ¿Estamos haciendo todo lo que podemos para tener a nuestras niñas y niños seguros en las escuelas?

Twitter: @LuisH_Fernandez

El tiroteo en Torreón nos confronta con nuestros más profundos temores como sociedad y en lo personal, que un alumno realice una masacre en un plantel, nos pone en la cara la vulnerabilidad de lo más querido: nuestros hijos. Esto es un reto mayor para las familias y para el Estado Mexicano. Lo que nos obliga a una reflexión serena y profunda sobre los hechos, pero sobre todo, la seguridad escolar. El oportunismo político y el juicio ligero solo abonan a la confusión.


Es un tema complejo, que tiene implicaciones a nivel personal, familiar, social y para el sistema educativo y de seguridad. ¿Qué llevó a un joven con buenas calificaciones a la decisión de cometer suicidio y convertirlo en un homicidio en la escuela? Es fundamental hacer la acotación de que la decisión del suicidio precede y origina el homicidio, sobre todo ya que en México es la segunda causa de muerte en jóvenes y tiene raíces comunes con otras formas de comportamientos violentos o autodestructivos como el acoso, el cutting y otros; así podremos comprender las condiciones y circunstancias que derivaron en estos tristes hechos.


La ecuación de esta tragedia tiene cuatro elementos principales: el primero es común a todas las condiciones suicidas, una situación en la que se combinan presiones familiares y del entorno escolar con la sicología propia del joven, una soledad y circunstancias dolorosas. En la mayoría de los casos documentados sobre todo en Estados Unidos se muestra que existieron señales, sin embargo, no eran evidentes. Uno de los documentos más interesantes para entender el fenómeno es el desgarrador testimonio de Sue Klebold, madre de uno de los tiradores de Columbine (lo pueden encontrar en YouTube) donde llega a una conclusión demoledora “el amor no basta”, es un tema de salud cerebral.


El segundo es el acceso a las armas por parte de los jóvenes. Las armas en casa son un elemento de inseguridad, está documentado que la mayoría de éstas no se usan y cuando se usan son contra parientes, es insignificante estadísticamente el porcentaje de casos del uso de estas contra delincuentes al interior de una vivienda. En todo caso, la convivencia de armas con niños y jóvenes es un hecho inaceptable en cualquier ámbito. La legislación es omisa en cuanto a un tipo penal que sancione este acceso. Por lo que proponemos que se castigue facilitar el acceso de armas a menores y haga corresponsables de los hechos a los tutores y padres.


El tercer elemento es el acceso del arma a la escuela, la tragedia se pudo prevenir, la revisión de ingreso es una práctica común en todo el mundo y es la herramienta más efectiva que tenemos para evitar introducir armas a las escuelas. Coincidimos en que ésta no puede ser una acción policiaca, ni moralista e invasiva, se debe de centrar en detectar armas y drogas que debe ser realizada por docentes y padres de familia en consenso. El padre de familia que lo rechace tendrá que asumir la responsabilidad colectiva. El debate sobre si “mochila segura” sí o no es lateral al problema de fondo.


Es una impostura decir que criminaliza y viola los derechos humanos, si fueran dignos y congruentes quienes esto afirman, no aceptarían la revisión en estadios, aeropuertos u oficinas. Ellos lo aceptan para sí, pero no cuando es en abono de la seguridad de la escuela. En todo caso, no podemos obviar la revisión escolar, pero sí debe ser respetuosa y en ningún caso inválida o moralista y centrarse únicamente en la detección de armas y drogas.


El cuarto elemento son las influencias personales y del entorno, en la mayoría de los casos estudiados hay actores que detonan y fomentan estas acciones, que van desde los retos en internet como el de “ballena azul”, como los amigos o la narrativa en lo que se glorifica la violencia.


Como lo han señalado el presidente López Obrador y el secretario Esteban Moctezuma, el problema no solo se resuelve con “mochila segura”, se requiere una política integral a partir de la reconstrucción, fortalecimiento del tejido social y familiar.


Estos elementos son parte de una ecuación más compleja de la seguridad escolar que debe considerar seguridad estructural, sanitaria, protección civil, convivencia sana, salud cerebral, vida comunitaria. La seguridad debe ser central en el debate educativo, en especial, en las comunidades, por lo que la creación de brigadas y asambleas de seguridad escolar son más que convenientes. Al final nos lleva a una sola pregunta ¿Estamos haciendo todo lo que podemos para tener a nuestras niñas y niños seguros en las escuelas?

Twitter: @LuisH_Fernandez