/ martes 19 de diciembre de 2017

Las Fintech y cómo transformarán la economía

En días pasados, el Senado aprobó la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, a la espera de ser aprobada por la Cámara de Diputados, y con esto ha surgido entre la opinión pública el debate en torno a las Fintech. El término proviene del inglés financial technology, y se refiere a todas las empresas e industrias que se dedican al nuevo rubro de la tecnología financiera. En México ya existen 160 instituciones de este tipo, pero ¿qué son realmente las Fintech y por qué pueden transformar la economía?

El funcionamiento de la economía actual es altamente complejo, pero sus principios básicos son relativamente simples: se basa en el intercambio de valores financieros por bienes, servicios, o incluso otros valores. A grandes rasgos, para crear una economía próspera se necesita que estos valores circulen y sean invertidos en empresas nacientes y procesos productivos que generen a su vez nuevas riquezas.

En esto radica el objetivo central y el gran aporte de las nuevas instituciones de tecnología financiera, en agilizar y facilitar el flujo de capital. Tradicionalmente, la banca ha sido la encarga de resguardar nuestro dinero, realizar las transacciones y otorgar créditos. Sin duda, los bancos son instituciones sólidas que deben cumplir estrictas regulaciones gubernamentales. Pero en ocasiones los servicios que ofrecen no se ajustan a las necesidades de las empresas e inversionistas, y sobre todo de pymes y emprendedores que buscan financiamiento para crecer o desarrollar nuevos proyectos, pero no cubren con todos los requisitos para obtener un préstamo. 
Estos emprendedores, a pesar de no contar con un aval o un historial crediticio, constituyen una de las claves para el desarrollo de la economía nacional, ya que sus ideas también poseen un gran valor y sólo necesitan un impulso financiero que les permita concretarlas. Cuando se ven reflejadas en la creación de nuevas empresas, productos y servicios disruptivos, el valor de estas ideas se multiplica y se vuelve tangible, lo que genera un impacto positivo no sólo para ellos y sus familias, sino también para toda la economía nacional.

En otras palabras, existe un gran potencial productivo entre las nuevas generaciones y pymes que por distintas razones se encuentran fuera de la banca tradicional. En nuestro país existe un ecosistema cada vez más grande de instituciones de tecnología financiera que ofrecen soluciones para emprendedores e inversionistas, de acuerdo a la magnitud y el tipo de proyecto que se busque desarrollar. Y sin duda, al existir más opciones y mayor competencia, también existirán nuevos servicios bancarios que ofrecerán mejores prestaciones.
Por supuesto, no es oro todo lo que reluce. La Condusef advierte a los usuarios revisar cuidadosamente los términos al adquirir un crédito o contratar los servicios de una Fintech, ya que en general no están reguladas por el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB). Por eso es una excelente noticia que ahora exista un marco regulatorio que otorgue certeza jurídica a estas instituciones y sus clientes e inversionistas.
Entre los temas mas importantes que trata esta nueva ley se encuentran el crowdfunding, esto es, la aportación colectiva de diversos inversionistas para financiar un nuevo proyecto o constituir una nueva empresa, y el uso de criptomonedas, que se están expandiendo de manera acelerada en todo el mundo.

En el caso del crowdfunding, debemos destacar que ahora mismo ya existen diversas plataformas en internet que permiten el financiamiento colectivo, tanto en México como a nivel internacional, por lo que esta ley busca regular las empresas y plataformas dedicadas al crowdfunding, para evitar prácticas fraudulentas o lavado de dinero.
Además, permitirá a las pequeñas y medianas empresas emitir valores por medio de tecnologías financieras, esto es, ofrecer activos virtuales a cambio de financiamiento, siempre que se cumplan ciertas regulaciones básicas. De esta manera se busca crear un clima de confianza tanto para los inversionistas como para las propias plataformas y emprendedores, y potenciar en un marco de legalidad esta nueva forma de financiamiento que permite acelerar el desarrollo de proyectos innovadores.

Las criptomonedas son precisamente una forma de activos virtuales, y la nueva ley pretende regular las operaciones que se realicen con ellas. A diferencia de las monedas tradicionales, las criptomonedas no se encuentran respaldadas por ninguna institución o gobierno, sino por sus propios usuarios y por la tecnología blockchain, que permite hacer públicas todas las transacciones realizadas.

A pesar de sus numerosas ventajas, las criptomonedas también poseen una marcada volatilidad. El bitcoin, la criptomoneda más conocida, comenzó el año con un valor de mil dólares y alcanzó hace unos días la cifra de 19 mil, respaldada por la bolsa de Chicago. Incluso algunos países como Venezuela comienzan a apostar por el uso de una criptomoneda nacional para hacer frente a la elevada inflación.

Los bancos tradicionales continúan siendo una buena opción, pero es innegable que las Fintech han llegado para quedarse. La propia banca ha sido pionera en la adopción de diversas tecnologías, desde los cajeros automáticos, uso de tarjetas y dinero electrónico, hasta el desarrollo de aplicaciones en línea que facilitan las transacciones y la gestión de cuentas en tiempo real. 
Finalmente, es importante recordar que vivimos una época de constantes cambios y transformaciones, en donde las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental: no se trata de procesos marginales, sino del nuevo paradigma global. Por citar sólo unos ejemplos, ahora la mayor empresa de taxis a nivel mundial no posee un solo automóvil, y el mayor servicio de películas no cuenta con una sola tienda física.
Con las Fintech, estos cambios están llegando al sector financiero: las nuevas instituciones ya no necesitan de grandes instalaciones físicas para ofrecer un servicio de calidad, y los usuarios ya no precisan cubrir grandes requisitos para invertir u obtener financiamiento. En el panorama actual, las Fintech ofrecen servicios financieros eficientes y a bajo costo, lo que tendrá una repercusión muy importante en la dinámica económica nacional, favoreciendo sobre todo el desarrollo de las pymes y nuevas empresas (startups), y con ello el crecimiento socioeconómico de todo México.

En días pasados, el Senado aprobó la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, a la espera de ser aprobada por la Cámara de Diputados, y con esto ha surgido entre la opinión pública el debate en torno a las Fintech. El término proviene del inglés financial technology, y se refiere a todas las empresas e industrias que se dedican al nuevo rubro de la tecnología financiera. En México ya existen 160 instituciones de este tipo, pero ¿qué son realmente las Fintech y por qué pueden transformar la economía?

El funcionamiento de la economía actual es altamente complejo, pero sus principios básicos son relativamente simples: se basa en el intercambio de valores financieros por bienes, servicios, o incluso otros valores. A grandes rasgos, para crear una economía próspera se necesita que estos valores circulen y sean invertidos en empresas nacientes y procesos productivos que generen a su vez nuevas riquezas.

En esto radica el objetivo central y el gran aporte de las nuevas instituciones de tecnología financiera, en agilizar y facilitar el flujo de capital. Tradicionalmente, la banca ha sido la encarga de resguardar nuestro dinero, realizar las transacciones y otorgar créditos. Sin duda, los bancos son instituciones sólidas que deben cumplir estrictas regulaciones gubernamentales. Pero en ocasiones los servicios que ofrecen no se ajustan a las necesidades de las empresas e inversionistas, y sobre todo de pymes y emprendedores que buscan financiamiento para crecer o desarrollar nuevos proyectos, pero no cubren con todos los requisitos para obtener un préstamo. 
Estos emprendedores, a pesar de no contar con un aval o un historial crediticio, constituyen una de las claves para el desarrollo de la economía nacional, ya que sus ideas también poseen un gran valor y sólo necesitan un impulso financiero que les permita concretarlas. Cuando se ven reflejadas en la creación de nuevas empresas, productos y servicios disruptivos, el valor de estas ideas se multiplica y se vuelve tangible, lo que genera un impacto positivo no sólo para ellos y sus familias, sino también para toda la economía nacional.

En otras palabras, existe un gran potencial productivo entre las nuevas generaciones y pymes que por distintas razones se encuentran fuera de la banca tradicional. En nuestro país existe un ecosistema cada vez más grande de instituciones de tecnología financiera que ofrecen soluciones para emprendedores e inversionistas, de acuerdo a la magnitud y el tipo de proyecto que se busque desarrollar. Y sin duda, al existir más opciones y mayor competencia, también existirán nuevos servicios bancarios que ofrecerán mejores prestaciones.
Por supuesto, no es oro todo lo que reluce. La Condusef advierte a los usuarios revisar cuidadosamente los términos al adquirir un crédito o contratar los servicios de una Fintech, ya que en general no están reguladas por el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB). Por eso es una excelente noticia que ahora exista un marco regulatorio que otorgue certeza jurídica a estas instituciones y sus clientes e inversionistas.
Entre los temas mas importantes que trata esta nueva ley se encuentran el crowdfunding, esto es, la aportación colectiva de diversos inversionistas para financiar un nuevo proyecto o constituir una nueva empresa, y el uso de criptomonedas, que se están expandiendo de manera acelerada en todo el mundo.

En el caso del crowdfunding, debemos destacar que ahora mismo ya existen diversas plataformas en internet que permiten el financiamiento colectivo, tanto en México como a nivel internacional, por lo que esta ley busca regular las empresas y plataformas dedicadas al crowdfunding, para evitar prácticas fraudulentas o lavado de dinero.
Además, permitirá a las pequeñas y medianas empresas emitir valores por medio de tecnologías financieras, esto es, ofrecer activos virtuales a cambio de financiamiento, siempre que se cumplan ciertas regulaciones básicas. De esta manera se busca crear un clima de confianza tanto para los inversionistas como para las propias plataformas y emprendedores, y potenciar en un marco de legalidad esta nueva forma de financiamiento que permite acelerar el desarrollo de proyectos innovadores.

Las criptomonedas son precisamente una forma de activos virtuales, y la nueva ley pretende regular las operaciones que se realicen con ellas. A diferencia de las monedas tradicionales, las criptomonedas no se encuentran respaldadas por ninguna institución o gobierno, sino por sus propios usuarios y por la tecnología blockchain, que permite hacer públicas todas las transacciones realizadas.

A pesar de sus numerosas ventajas, las criptomonedas también poseen una marcada volatilidad. El bitcoin, la criptomoneda más conocida, comenzó el año con un valor de mil dólares y alcanzó hace unos días la cifra de 19 mil, respaldada por la bolsa de Chicago. Incluso algunos países como Venezuela comienzan a apostar por el uso de una criptomoneda nacional para hacer frente a la elevada inflación.

Los bancos tradicionales continúan siendo una buena opción, pero es innegable que las Fintech han llegado para quedarse. La propia banca ha sido pionera en la adopción de diversas tecnologías, desde los cajeros automáticos, uso de tarjetas y dinero electrónico, hasta el desarrollo de aplicaciones en línea que facilitan las transacciones y la gestión de cuentas en tiempo real. 
Finalmente, es importante recordar que vivimos una época de constantes cambios y transformaciones, en donde las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental: no se trata de procesos marginales, sino del nuevo paradigma global. Por citar sólo unos ejemplos, ahora la mayor empresa de taxis a nivel mundial no posee un solo automóvil, y el mayor servicio de películas no cuenta con una sola tienda física.
Con las Fintech, estos cambios están llegando al sector financiero: las nuevas instituciones ya no necesitan de grandes instalaciones físicas para ofrecer un servicio de calidad, y los usuarios ya no precisan cubrir grandes requisitos para invertir u obtener financiamiento. En el panorama actual, las Fintech ofrecen servicios financieros eficientes y a bajo costo, lo que tendrá una repercusión muy importante en la dinámica económica nacional, favoreciendo sobre todo el desarrollo de las pymes y nuevas empresas (startups), y con ello el crecimiento socioeconómico de todo México.