/ miércoles 15 de mayo de 2019

No entiende que no entiende

Al inicio de su mandato, Trump arremetía constantemente contra nuestro país, criticando al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al que decía considerar un error histórico por generar un fuerte déficit para Estados Unidos, mismo que a fines de 2016, se ubicaba en casi 60 mil millones de dólares. Con ese argumento, el presidente estadounidense hacía toda clase de bravuconadas, enfocadas principalmente en fortalecer su posición entre sus electores y los sectores más conservadores.

Sin embargo, las cosas no le salieron como las esperaba, por una parte, amplios sectores industriales y agrícolas estadounidenses, lo reconvinieron para que atenuara sus críticas al TLCAN, ya que mediante ese instrumento tenían importantes ingresos.

Es importante señalar que buena parte del déficit que tanto critica Trump, se da por las ganancias de empresas estadounidenses cuyas plantas en México exportan hacia ese país y otros alrededor del mundo, lo que finalmente implica ingresos para ellos. Tal fue la base para que se dejara de lado la alternativa de cancelar el tratado y se impulsara su renegociación, que terminó siendo el hoy signado Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC).

Conforme fue perdiendo argumentos para quejarse del déficit comercial con México, Trump comenzó a buscar otro “enemigo” con el que descargar su furia, siendo allí que comenzó a dirigir sus baterías contra China, nación con la que, al llegar al poder, Estados Unidos tenía un déficit comercial superior a los 347 mil millones de dólares, cifra casi seis veces mayor que el que se tenía con México. Fue así que las relaciones entre Donald Trump y su par chino, Xi Jinping, comenzó a hacerse tensa.

Al inicio de su mandato, Trump arremetía constantemente contra nuestro país, criticando al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al que decía considerar un error histórico por generar un fuerte déficit para Estados Unidos, mismo que a fines de 2016, se ubicaba en casi 60 mil millones de dólares. Con ese argumento, el presidente estadounidense hacía toda clase de bravuconadas, enfocadas principalmente en fortalecer su posición entre sus electores y los sectores más conservadores.

Sin embargo, las cosas no le salieron como las esperaba, por una parte, amplios sectores industriales y agrícolas estadounidenses, lo reconvinieron para que atenuara sus críticas al TLCAN, ya que mediante ese instrumento tenían importantes ingresos.

Es importante señalar que buena parte del déficit que tanto critica Trump, se da por las ganancias de empresas estadounidenses cuyas plantas en México exportan hacia ese país y otros alrededor del mundo, lo que finalmente implica ingresos para ellos. Tal fue la base para que se dejara de lado la alternativa de cancelar el tratado y se impulsara su renegociación, que terminó siendo el hoy signado Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC).

Conforme fue perdiendo argumentos para quejarse del déficit comercial con México, Trump comenzó a buscar otro “enemigo” con el que descargar su furia, siendo allí que comenzó a dirigir sus baterías contra China, nación con la que, al llegar al poder, Estados Unidos tenía un déficit comercial superior a los 347 mil millones de dólares, cifra casi seis veces mayor que el que se tenía con México. Fue así que las relaciones entre Donald Trump y su par chino, Xi Jinping, comenzó a hacerse tensa.