/ jueves 4 de octubre de 2018

¡Nunca más!

El pasado 2 de octubre la Universidad Nacional Autónoma de México apagó las luces en el edificio de la rectoría en Ciudad Universitaria y proyectó en su fachada poniente, hasta las doce de la noche, una instalación lumínica donde se podían ver el número 68, una paloma atravesada por una bayoneta y las palabras “NUNCA MÁS”. Por otra parte se había anunciado que el rector Enrique Graue Wiechers daría un mensaje a las tres de la tarde sobre las agresiones que se llevaron a cabo el lunes anterior por presuntos grupos de porras que agredieron a estudiantes. Mensaje que fue cancelado.

Ahora bien, la decisión de la Universidad a que aludo en el párrafo anterior implicó una participación necesaria, imprescindible y de acuerdo con los más elevados valores de la Máxima Casa de Estudios en el luto nacional, al recordar aquélla espantosa masacre. En el fondo, sin decirlo con palabras, estaba presente el gran rector Javier Barros Sierra y su heroica y valiente protesta. Pienso, pues, que la cancelación del mensaje citado fue acertada y que el rector Graue Wiechers hizo muy bien en no confundir o mezclar dos cosas distintas, pues el “NUNCA MÁS” abarca todo lo que interrumpa el desarrollo y desenvolvimiento del espíritu universitario. El rector, a mi juicio, ha estado a la altura de las circunstancias en momentos muy difíciles para el país. El 2 de octubre fue un día de luto para la Universidad y la nación. ¿Por qué empañarlo? Ya se procederá a su debido tiempo en la averiguación de las agresiones de referencia. El hecho es que el luto del caso unió a la República. El Presidente electo Andrés Manuel López Obrador en un acto conmemorativo en la Plaza de las Tres Culturas aseguró que durante su gobierno se honrará la memoria de los estudiantes asesinados en 1968 “con humanismo y sin represiones”. Palabras que lo dicen todo. Lo grave hubiera sido o sería empañar el luto con acontecimientos que por más justos que sean en su reclamo -atendible, repito, a su debido tiempo- desvirtúan al dolor y la protesta. Yo sostengo que los universitarios hemos vivido un 2 de octubre sin perturbaciones que son o serían también un atentado contra la Universidad. En el dolor hay que ser dignos y la Universidad ha estado presente en el luto recordando su papel histórico que no debe ser interrumpido, y mucho menos con la violencia y la agresión, so riesgo de que el país altere su conciencia y su herencia moral e intelectual. El baluarte universitario es el del progreso humanista y científico, el de la investigación y el del derecho inalienable al conocimiento, a la libertad de expresión y al antidogmatismo en todas sus formas. El gobierno necesita la crítica universitaria cuando ésta no confunde la libertad con el libertinaje intelectual, que existe, y cuando es el estímulo de la paz, del Estado de Derecho y de la solidaridad social. Estamos de luto con la Universidad y en elluto defendemos el espíritu de la cultura. ¡NUNCA MÁS! el abuso y el mal orgullo del poder infiltrándose en los recintos académicos y en el alma de una juventud sedienta de saber, de conocer. “¡NUCA MÁS!”


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El pasado 2 de octubre la Universidad Nacional Autónoma de México apagó las luces en el edificio de la rectoría en Ciudad Universitaria y proyectó en su fachada poniente, hasta las doce de la noche, una instalación lumínica donde se podían ver el número 68, una paloma atravesada por una bayoneta y las palabras “NUNCA MÁS”. Por otra parte se había anunciado que el rector Enrique Graue Wiechers daría un mensaje a las tres de la tarde sobre las agresiones que se llevaron a cabo el lunes anterior por presuntos grupos de porras que agredieron a estudiantes. Mensaje que fue cancelado.

Ahora bien, la decisión de la Universidad a que aludo en el párrafo anterior implicó una participación necesaria, imprescindible y de acuerdo con los más elevados valores de la Máxima Casa de Estudios en el luto nacional, al recordar aquélla espantosa masacre. En el fondo, sin decirlo con palabras, estaba presente el gran rector Javier Barros Sierra y su heroica y valiente protesta. Pienso, pues, que la cancelación del mensaje citado fue acertada y que el rector Graue Wiechers hizo muy bien en no confundir o mezclar dos cosas distintas, pues el “NUNCA MÁS” abarca todo lo que interrumpa el desarrollo y desenvolvimiento del espíritu universitario. El rector, a mi juicio, ha estado a la altura de las circunstancias en momentos muy difíciles para el país. El 2 de octubre fue un día de luto para la Universidad y la nación. ¿Por qué empañarlo? Ya se procederá a su debido tiempo en la averiguación de las agresiones de referencia. El hecho es que el luto del caso unió a la República. El Presidente electo Andrés Manuel López Obrador en un acto conmemorativo en la Plaza de las Tres Culturas aseguró que durante su gobierno se honrará la memoria de los estudiantes asesinados en 1968 “con humanismo y sin represiones”. Palabras que lo dicen todo. Lo grave hubiera sido o sería empañar el luto con acontecimientos que por más justos que sean en su reclamo -atendible, repito, a su debido tiempo- desvirtúan al dolor y la protesta. Yo sostengo que los universitarios hemos vivido un 2 de octubre sin perturbaciones que son o serían también un atentado contra la Universidad. En el dolor hay que ser dignos y la Universidad ha estado presente en el luto recordando su papel histórico que no debe ser interrumpido, y mucho menos con la violencia y la agresión, so riesgo de que el país altere su conciencia y su herencia moral e intelectual. El baluarte universitario es el del progreso humanista y científico, el de la investigación y el del derecho inalienable al conocimiento, a la libertad de expresión y al antidogmatismo en todas sus formas. El gobierno necesita la crítica universitaria cuando ésta no confunde la libertad con el libertinaje intelectual, que existe, y cuando es el estímulo de la paz, del Estado de Derecho y de la solidaridad social. Estamos de luto con la Universidad y en elluto defendemos el espíritu de la cultura. ¡NUNCA MÁS! el abuso y el mal orgullo del poder infiltrándose en los recintos académicos y en el alma de una juventud sedienta de saber, de conocer. “¡NUCA MÁS!”


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