/ domingo 2 de mayo de 2021

¿Por qué ni con las vacunas termina la pandemia?

Constantemente se insiste o se pregunta si “ya se ve la luz al final del túnel” con la pandemia del covid-19. Por momentos, se habla con esperanza, pero con frecuencia, esa luz que creemos ver al final del túnel, es el faro del tren que viene sobre nosotros.

Sin entrar en detalles sobre si la vacunación avanza rápido o lento, hay que reconocer que de una forma u otra, se está logrando cada vez a una mayor parte de la población, primero trabajadores del sector salud (con los que por cierto no se ha terminado), después con adultos mayores, ahora con empleados del sector educativo, para retomar clases presenciales y lo que sigue son adultos entre 50 y 59 años.

La administración de vacunas es algo que avanza y con tal fin se ha conseguido todo tipo de éstas, como la de Pfizer-BioNTech, que fue la que se inoculó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden; está también la de AstraZeneca, que le fue administrada al mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador; la Sputnik V, de Rusia, que le fue puesta al presidente de Argentina, Alberto Fernández y hay varias más, como la CanSino, que es china y de una sola dosis; está la Johnson & Johnson, estadounidense y también de una sola dosis y hay otras como Moderna, Sinovac y varias más que estarán saliendo en breve al mercado.

El punto es ¿por qué se debe tener claro que no hay que basar el fin de la pandemia solo en las vacunas?

Eso es porque los vacunados, si bien pueden contar hasta con un 95 por ciento de efectividad en los fármacos para prevenir la enfermedad y un 100 por ciento en cuanto a que no se contraiga con síntomas graves, el punto está en que sí pueden ser portadores del virus sin desarrollar la enfermedad, por lo que son una fuente potencial de contagio, razón por la que las personas ya inoculadas, incluso con las dos dosis, deben seguir utilizando el cubrebocas, tanto para evitar tener al patógeno, como para no estar esparciéndolo y dando así continuidad a la pandemia.

En realidad, se podrá hablar de que la pandemia empiece a remitirse, cuando se pueda tener al 85 por ciento de la población vacunada, de modo tal que el virus empiece a dejar de tener donde estarse alojando, algo que además requerirá, que, en los siguientes años, nos sigamos administrando este fármaco, sobre todo, para que se perfeccione y pueda contra las nuevas cepas del coronavirus SARS-CoV-2.

Además, es necesario contar también con medicamentos eficaces, no solo para prevenir, sino para curar y con eso, entonces sí, gradualmente el virus irá dejando de ser un peligro y el mundo comenzará a recuperarse sobre bases sólidas.

Por ahora, ya hay reductos del mundo en los que la pandemia se ha podido vencer, como ocurre en Nueva Zelanda y Australia, que ya han formado una suerte de “burbuja de viajes” entre ambos destinos, para ir reactivando sus economías, antes de abrirse de nuevo al mundo, para un objetivo que es posible, pero aún demorará.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @yoladelatorre


Constantemente se insiste o se pregunta si “ya se ve la luz al final del túnel” con la pandemia del covid-19. Por momentos, se habla con esperanza, pero con frecuencia, esa luz que creemos ver al final del túnel, es el faro del tren que viene sobre nosotros.

Sin entrar en detalles sobre si la vacunación avanza rápido o lento, hay que reconocer que de una forma u otra, se está logrando cada vez a una mayor parte de la población, primero trabajadores del sector salud (con los que por cierto no se ha terminado), después con adultos mayores, ahora con empleados del sector educativo, para retomar clases presenciales y lo que sigue son adultos entre 50 y 59 años.

La administración de vacunas es algo que avanza y con tal fin se ha conseguido todo tipo de éstas, como la de Pfizer-BioNTech, que fue la que se inoculó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden; está también la de AstraZeneca, que le fue administrada al mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador; la Sputnik V, de Rusia, que le fue puesta al presidente de Argentina, Alberto Fernández y hay varias más, como la CanSino, que es china y de una sola dosis; está la Johnson & Johnson, estadounidense y también de una sola dosis y hay otras como Moderna, Sinovac y varias más que estarán saliendo en breve al mercado.

El punto es ¿por qué se debe tener claro que no hay que basar el fin de la pandemia solo en las vacunas?

Eso es porque los vacunados, si bien pueden contar hasta con un 95 por ciento de efectividad en los fármacos para prevenir la enfermedad y un 100 por ciento en cuanto a que no se contraiga con síntomas graves, el punto está en que sí pueden ser portadores del virus sin desarrollar la enfermedad, por lo que son una fuente potencial de contagio, razón por la que las personas ya inoculadas, incluso con las dos dosis, deben seguir utilizando el cubrebocas, tanto para evitar tener al patógeno, como para no estar esparciéndolo y dando así continuidad a la pandemia.

En realidad, se podrá hablar de que la pandemia empiece a remitirse, cuando se pueda tener al 85 por ciento de la población vacunada, de modo tal que el virus empiece a dejar de tener donde estarse alojando, algo que además requerirá, que, en los siguientes años, nos sigamos administrando este fármaco, sobre todo, para que se perfeccione y pueda contra las nuevas cepas del coronavirus SARS-CoV-2.

Además, es necesario contar también con medicamentos eficaces, no solo para prevenir, sino para curar y con eso, entonces sí, gradualmente el virus irá dejando de ser un peligro y el mundo comenzará a recuperarse sobre bases sólidas.

Por ahora, ya hay reductos del mundo en los que la pandemia se ha podido vencer, como ocurre en Nueva Zelanda y Australia, que ya han formado una suerte de “burbuja de viajes” entre ambos destinos, para ir reactivando sus economías, antes de abrirse de nuevo al mundo, para un objetivo que es posible, pero aún demorará.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @yoladelatorre