/ lunes 11 de diciembre de 2023

Pulso CdMx | ¿Una COP fósil?


Mañana termina la edición 28 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28). Cada año los 198 países se reúnen para celebrar un acuerdo sobre el medioambiente y fijar supuestamente objetivos para contrarrestar la emergencia climática provocada por las actividades humanas y el modelo de desarrollo mundial hegemónico, principalmente basado en el extractivismo y el uso de hidrocarburos.

Este año ha sido marcado por las incongruencias y las polémicas. Primero por ser organizado por uno de los países más poderosos en la defensa de los hidrocarburos: los Emiratos Árabes Unidos. Dubái, la sede del evento, es todo menos una ciudad sustentable; de hecho todo lo contrario. El Sultán Ahmed Al-Jaber, quien preside esta COP 28 además de ser Ministro de Industria de los Emiratos Árabes Unidos, ocupa un puesto de alta dirección de la empresa nacional de petróleo y gas. En varias ocasiones ha hecho declaraciones negacionistas sobre la crisis climática, rechazando por ejemplo, la evidencia científica internacional del altísimo daño de los hidrocarburos sobre los ecosistemas y el calentamiento global.

Si bien la participación en esta COP fue histórica con 70 mil personas asistentes, también fue un récord la alta presencia y operación de los grupos de presión de las industrias de los hidrocarburos a pesar de fuertes denuncias por las organizaciones ambientalistas. Esos miles de lobistas tienen incluso acceso a espacios privilegiados de las negociaciones políticas y jurídicas.

Si bien es de celebrar el avance para la operabilidad del fondo de apoyo para la adaptación a la crisis climática y para la transición energética de los países que menos tienen y más afectados, esos 700 millones de dólares anunciados son un granito de arena a comparación de los 7 mil millones de subsidios anuales a los hidrocarburos, 7.1% del PIB mundial, como lo señala la Red global de Acción Climática. Fue novedad el posicionamiento político de 20 líderes mundiales para promover la energía nuclear que tampoco es una solución completamente sustentable para la Tierra y sus habitantes. Estas dos últimas COP fueron marcadas por el auge de las voces de países insulares más vulnerables y de países latinoamericanos como Colombia. Han liderado posturas claras para incluir en el acuerdo final el objetivo de terminar con la explotación de hidrocarburos y prohibir su financiamiento, respaldado por más de 100 países, frente a la oposición de los países petroleros, como del Golfo, China o Rusia.

México una vez más llegó reprobado a pesar de grandes propuestas que ya existen como el Plan de Descarbonización promovidos por decenas de organizaciones y coordinado por el Grupo de Financiamiento Climático para América Latina.

La salida de los hidrocarburos debe ser inevitable, pero justa e incluyente, tomando en cuenta a las poblaciones que aún ni cuentan con acceso a la energía. Frente a la falsa idea de apostarle todo a la tecnología demasiada cara, ineficaz y aún inexistente para captar el carbono en el aire, se debe multiplicar la inversión y promoción de las energías renovables cuyo costo global no ha dejado de bajar para la energía solar (-85%) y eólica (-55%) entre 2010 et 2019.

¿Será la COP 28 una COP fósil a favor de la defensa de los hidrocarburos?



Mañana termina la edición 28 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28). Cada año los 198 países se reúnen para celebrar un acuerdo sobre el medioambiente y fijar supuestamente objetivos para contrarrestar la emergencia climática provocada por las actividades humanas y el modelo de desarrollo mundial hegemónico, principalmente basado en el extractivismo y el uso de hidrocarburos.

Este año ha sido marcado por las incongruencias y las polémicas. Primero por ser organizado por uno de los países más poderosos en la defensa de los hidrocarburos: los Emiratos Árabes Unidos. Dubái, la sede del evento, es todo menos una ciudad sustentable; de hecho todo lo contrario. El Sultán Ahmed Al-Jaber, quien preside esta COP 28 además de ser Ministro de Industria de los Emiratos Árabes Unidos, ocupa un puesto de alta dirección de la empresa nacional de petróleo y gas. En varias ocasiones ha hecho declaraciones negacionistas sobre la crisis climática, rechazando por ejemplo, la evidencia científica internacional del altísimo daño de los hidrocarburos sobre los ecosistemas y el calentamiento global.

Si bien la participación en esta COP fue histórica con 70 mil personas asistentes, también fue un récord la alta presencia y operación de los grupos de presión de las industrias de los hidrocarburos a pesar de fuertes denuncias por las organizaciones ambientalistas. Esos miles de lobistas tienen incluso acceso a espacios privilegiados de las negociaciones políticas y jurídicas.

Si bien es de celebrar el avance para la operabilidad del fondo de apoyo para la adaptación a la crisis climática y para la transición energética de los países que menos tienen y más afectados, esos 700 millones de dólares anunciados son un granito de arena a comparación de los 7 mil millones de subsidios anuales a los hidrocarburos, 7.1% del PIB mundial, como lo señala la Red global de Acción Climática. Fue novedad el posicionamiento político de 20 líderes mundiales para promover la energía nuclear que tampoco es una solución completamente sustentable para la Tierra y sus habitantes. Estas dos últimas COP fueron marcadas por el auge de las voces de países insulares más vulnerables y de países latinoamericanos como Colombia. Han liderado posturas claras para incluir en el acuerdo final el objetivo de terminar con la explotación de hidrocarburos y prohibir su financiamiento, respaldado por más de 100 países, frente a la oposición de los países petroleros, como del Golfo, China o Rusia.

México una vez más llegó reprobado a pesar de grandes propuestas que ya existen como el Plan de Descarbonización promovidos por decenas de organizaciones y coordinado por el Grupo de Financiamiento Climático para América Latina.

La salida de los hidrocarburos debe ser inevitable, pero justa e incluyente, tomando en cuenta a las poblaciones que aún ni cuentan con acceso a la energía. Frente a la falsa idea de apostarle todo a la tecnología demasiada cara, ineficaz y aún inexistente para captar el carbono en el aire, se debe multiplicar la inversión y promoción de las energías renovables cuyo costo global no ha dejado de bajar para la energía solar (-85%) y eólica (-55%) entre 2010 et 2019.

¿Será la COP 28 una COP fósil a favor de la defensa de los hidrocarburos?