/ jueves 5 de diciembre de 2019

Rito amazónico

VER

El reciente Sínodo Panamazónico hizo estas consideraciones y propuestas:

119. El nuevo organismo de la Iglesia en la Amazonía debe constituir una comisión competente para estudiar y dialogar, según usos y costumbres de los pueblos ancestrales, la elaboración de un rito amazónico, que exprese el patrimonio litúrgico, teológico, disciplinario y espiritual amazónico, con especial referencia a lo que la Lumen Gentium afirma para las Iglesias orientales (cf. LG 23). Esto se sumaría a los ritos ya presentes en la Iglesia, enriqueciendo la obra de evangelización, la capacidad de expresar la fe en una cultura propia y el sentido de descentralización y de colegialidad que puede expresar la catolicidad de la Iglesia. También podría estudiar y proponer cómo enriquecer ritos eclesiales con el modo en que estos pueblos cuidan su territorio y se relacionan con sus aguas.

PENSAR

Estas consideraciones y propuestas no están fuera de lugar, sino que son muy conformes a los prescrito, hace 56 años, el 4 de diciembre de 1963, por el Concilio Vaticano II, en su Constitución sobre Liturgia:

“La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, ni siquiera en la liturgia; por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva íntegro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces los acepta en la misma liturgia, con tal de que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico” (SC 37; cf 38 y 40).

El primer paso para esta inculturación litúrgica es celebrar los ritos en los idiomas propios de los pueblos, pero hay muchos sacerdotes que se resisten a ello. Por aquí habría que empezar: hacer traducciones de la Biblia y la Liturgia, conforme a las normas de la Iglesia. El segundo paso son las adaptaciones. En esto estamos mucho más atrasados. Nos platicaba quien ocupa un alto cargo en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos que, salvo el zaireño, ningún otro rito posconciliar ha sido aprobado por esa Congregación. El domingo pasado, por cierto, el Papa presidió ese rito en la Basílica de San Pedro, con fieles de la República Democrática del Congo. En lo esencial, es el rito romano, con algunas adaptaciones, semejantes a las que hemos hecho en pueblos originarios de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, que ya fueron aprobadas por nuestra Conferencia Episcopal y que esperan, desde hace varios años, la recognitio de Roma. Algunas de esas adaptaciones se usaron en la Misa que celebró el Papa en su visita a nuestra diócesis, el 15 de febrero de 2016, con el consentimiento previo de los ceremonieros vaticanos. Nos dicen de Roma que nuestro rito es el segundo, a nivel mundial, que se ha presentado; por eso allá lo están estudiando con cuidado. ¡Cuánto nos falta por avanzar en inculturación!

ACTUAR

Obispos y demás agentes de pastoral, animémonos a dar los pasos necesarios para traducir la Biblia a idiomas originarios e inculturar la liturgia, proponiendo las adaptaciones que sean acordes a la fe y a la liturgia romana, así como a la cultura de esos pueblos. Es un derecho de ellos y una obligación nuestra. Es el camino de Jesús y de su Espíritu en su Iglesia. No impongamos una liturgia hispanizada a los indígenas, ni colaboremos a la destrucción de culturas originarias, empezando por celebrar en su idioma.


Obispo Emérito de SCLC

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El reciente Sínodo Panamazónico hizo estas consideraciones y propuestas:

119. El nuevo organismo de la Iglesia en la Amazonía debe constituir una comisión competente para estudiar y dialogar, según usos y costumbres de los pueblos ancestrales, la elaboración de un rito amazónico, que exprese el patrimonio litúrgico, teológico, disciplinario y espiritual amazónico, con especial referencia a lo que la Lumen Gentium afirma para las Iglesias orientales (cf. LG 23). Esto se sumaría a los ritos ya presentes en la Iglesia, enriqueciendo la obra de evangelización, la capacidad de expresar la fe en una cultura propia y el sentido de descentralización y de colegialidad que puede expresar la catolicidad de la Iglesia. También podría estudiar y proponer cómo enriquecer ritos eclesiales con el modo en que estos pueblos cuidan su territorio y se relacionan con sus aguas.

PENSAR

Estas consideraciones y propuestas no están fuera de lugar, sino que son muy conformes a los prescrito, hace 56 años, el 4 de diciembre de 1963, por el Concilio Vaticano II, en su Constitución sobre Liturgia:

“La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, ni siquiera en la liturgia; por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva íntegro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces los acepta en la misma liturgia, con tal de que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico” (SC 37; cf 38 y 40).

El primer paso para esta inculturación litúrgica es celebrar los ritos en los idiomas propios de los pueblos, pero hay muchos sacerdotes que se resisten a ello. Por aquí habría que empezar: hacer traducciones de la Biblia y la Liturgia, conforme a las normas de la Iglesia. El segundo paso son las adaptaciones. En esto estamos mucho más atrasados. Nos platicaba quien ocupa un alto cargo en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos que, salvo el zaireño, ningún otro rito posconciliar ha sido aprobado por esa Congregación. El domingo pasado, por cierto, el Papa presidió ese rito en la Basílica de San Pedro, con fieles de la República Democrática del Congo. En lo esencial, es el rito romano, con algunas adaptaciones, semejantes a las que hemos hecho en pueblos originarios de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, que ya fueron aprobadas por nuestra Conferencia Episcopal y que esperan, desde hace varios años, la recognitio de Roma. Algunas de esas adaptaciones se usaron en la Misa que celebró el Papa en su visita a nuestra diócesis, el 15 de febrero de 2016, con el consentimiento previo de los ceremonieros vaticanos. Nos dicen de Roma que nuestro rito es el segundo, a nivel mundial, que se ha presentado; por eso allá lo están estudiando con cuidado. ¡Cuánto nos falta por avanzar en inculturación!

ACTUAR

Obispos y demás agentes de pastoral, animémonos a dar los pasos necesarios para traducir la Biblia a idiomas originarios e inculturar la liturgia, proponiendo las adaptaciones que sean acordes a la fe y a la liturgia romana, así como a la cultura de esos pueblos. Es un derecho de ellos y una obligación nuestra. Es el camino de Jesús y de su Espíritu en su Iglesia. No impongamos una liturgia hispanizada a los indígenas, ni colaboremos a la destrucción de culturas originarias, empezando por celebrar en su idioma.


Obispo Emérito de SCLC