/ viernes 3 de noviembre de 2017

Se pone la soga al cuello

De incoherencia en incoherencia, López Obrador se pone la soga al cuello. Inaudito el que, Morena, recoja a cuanta basura política pulula, mientras desprecia y patea, a quienes pueden presumir de trayectorias limpias.

Morena se convierte en una torre de Babel, en la que, la diferencia de lenguas entre sus militantes, hace imposible el diálogo. Ni duda cabe que, un sector auténtico de izquierda -hartos de las balandronadas del PRD-, emigró de buena fe, con la esperanza de encontrar a la fuerza donde pudieran canalizar su ideología.

La realidad los hará alejarse del gran fraude. Ni el tabasqueño es gente afín a su pensamiento ni tienen coincidencias con los remisos ambiciosos -tránsfugas de otros partidos-.

El mesiánico dirigente, con tal de llegar a Los Pinos y con la cantaleta de que, “los malos se harán buenos”, por obra y gracia de su bendición, lo mismo aceptó al líder de los trabajadores del metro -Espino-, de feroz fama, ganada a pulso-, que a una expanista, como Eva Cadena, a la que pescaron con las manos en la masa.

Los tropiezos empiezan a multiplicarse y el caso emblemático es el del exgobernador zacatecano, Ricardo Monreal, a quien le dio una patada en salva sea la parte (Después de la incondicionalidad y sumisión del ahora delegado en Cuauhtémoc).

En la ya muy cacareada encuesta, por la que se contendió para la candidatura de la Ciudad de México y en la que, por malabares de Birbiloque, Monreal quedó en último lugar, tras ofenderlo y humillarlo, le pide regresar al redil.

Creer en las encuestas es como creer en brujos y magos. Me resulta inconcebible que se diga que Monreal ganaría la gubernatura capitalina, cuando cuesta trabajo encontrarle méritos, ni para estar al frente de la demarcación. Será que la caballada está tan raquítica que, a falta de auténticos ejemplares nos conformamos con jamelgos. Haciendo a un lado las “increíbles virtudes” del susodicho, resulta inaudita su falta de dignidad.

Si durante más de una década fue fiel escudero de López, cuando creyó que recogería los frutos, recibió un bofetón. Se esperaría que hubiera dejado, ipso facto, las filas de su verdugo.

Ambición mata dignidad y confiado en que su gurú alcance Los Pinos en el 18 y le dé su plato de lentejas, guardó su ira en un cajón y se dispone a “entrar en pláticas”. Y, ¿quién diantres le garantiza que recibirá su premio? El que traiciona una vez, traiciona siempre.

Mientras agravia al poco digno de Marras, pelea por crápulas y cierra los ojos a tropelías mayores. Defiende al indefendible Partido del Trabajo, en ascuas, por el desvío de 100 millones de pesos, a cuentas privadas de la esposa de su “líder”, Alberto Anaya. El PT ha sido uno de los paleros que más nos ha costado, desde su oscuro origen en el Salinato.

La señora Rodríguez, cónyuge del mentado Anaya, controlaba varios Cendis, gracias a la estulticia de desgobernadores que, con tal de manipular a grupos politiquillos, les abren la bolsa.

Un partido incapaz de conservar el registro, lo que logró por la estupidez de un PRI, que pensó tenerlo de aliado. Y conforme a la hipocresía de este también traidor, agarró los oros y cambió de bando, urgido por la máxima de jugar al mejor postor.

Se le suman al Peje los entuertos: Eva Cadena, las marrullerías de Delfina la texcocana, los asegunes de Salgado (Su delegado en Tláhuac y el narcomenudeo). Los permisos de la Sheinbaum a la derruida escuela Rébsamen y el odio popular a Avelino, su mandamás en Xochimilco.

¿Honestidad valiente? o, ¡valiente honestidad!

 

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

De incoherencia en incoherencia, López Obrador se pone la soga al cuello. Inaudito el que, Morena, recoja a cuanta basura política pulula, mientras desprecia y patea, a quienes pueden presumir de trayectorias limpias.

Morena se convierte en una torre de Babel, en la que, la diferencia de lenguas entre sus militantes, hace imposible el diálogo. Ni duda cabe que, un sector auténtico de izquierda -hartos de las balandronadas del PRD-, emigró de buena fe, con la esperanza de encontrar a la fuerza donde pudieran canalizar su ideología.

La realidad los hará alejarse del gran fraude. Ni el tabasqueño es gente afín a su pensamiento ni tienen coincidencias con los remisos ambiciosos -tránsfugas de otros partidos-.

El mesiánico dirigente, con tal de llegar a Los Pinos y con la cantaleta de que, “los malos se harán buenos”, por obra y gracia de su bendición, lo mismo aceptó al líder de los trabajadores del metro -Espino-, de feroz fama, ganada a pulso-, que a una expanista, como Eva Cadena, a la que pescaron con las manos en la masa.

Los tropiezos empiezan a multiplicarse y el caso emblemático es el del exgobernador zacatecano, Ricardo Monreal, a quien le dio una patada en salva sea la parte (Después de la incondicionalidad y sumisión del ahora delegado en Cuauhtémoc).

En la ya muy cacareada encuesta, por la que se contendió para la candidatura de la Ciudad de México y en la que, por malabares de Birbiloque, Monreal quedó en último lugar, tras ofenderlo y humillarlo, le pide regresar al redil.

Creer en las encuestas es como creer en brujos y magos. Me resulta inconcebible que se diga que Monreal ganaría la gubernatura capitalina, cuando cuesta trabajo encontrarle méritos, ni para estar al frente de la demarcación. Será que la caballada está tan raquítica que, a falta de auténticos ejemplares nos conformamos con jamelgos. Haciendo a un lado las “increíbles virtudes” del susodicho, resulta inaudita su falta de dignidad.

Si durante más de una década fue fiel escudero de López, cuando creyó que recogería los frutos, recibió un bofetón. Se esperaría que hubiera dejado, ipso facto, las filas de su verdugo.

Ambición mata dignidad y confiado en que su gurú alcance Los Pinos en el 18 y le dé su plato de lentejas, guardó su ira en un cajón y se dispone a “entrar en pláticas”. Y, ¿quién diantres le garantiza que recibirá su premio? El que traiciona una vez, traiciona siempre.

Mientras agravia al poco digno de Marras, pelea por crápulas y cierra los ojos a tropelías mayores. Defiende al indefendible Partido del Trabajo, en ascuas, por el desvío de 100 millones de pesos, a cuentas privadas de la esposa de su “líder”, Alberto Anaya. El PT ha sido uno de los paleros que más nos ha costado, desde su oscuro origen en el Salinato.

La señora Rodríguez, cónyuge del mentado Anaya, controlaba varios Cendis, gracias a la estulticia de desgobernadores que, con tal de manipular a grupos politiquillos, les abren la bolsa.

Un partido incapaz de conservar el registro, lo que logró por la estupidez de un PRI, que pensó tenerlo de aliado. Y conforme a la hipocresía de este también traidor, agarró los oros y cambió de bando, urgido por la máxima de jugar al mejor postor.

Se le suman al Peje los entuertos: Eva Cadena, las marrullerías de Delfina la texcocana, los asegunes de Salgado (Su delegado en Tláhuac y el narcomenudeo). Los permisos de la Sheinbaum a la derruida escuela Rébsamen y el odio popular a Avelino, su mandamás en Xochimilco.

¿Honestidad valiente? o, ¡valiente honestidad!

 

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq