/ jueves 23 de diciembre de 2021

#YoDefiendoAlCIDE

#YoDefiendoAlCIDE"La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo". -Nelson Mandela

De acuerdo con un estudio hecho por “El Financiero”, el 84% de los mexicanos están de acuerdo en que el país debe invertir más en la ciencia, el 83% opina que las universidades son benéficas y el 72% considera que las universidades deben ser autónomas y no estar controladas por el poder político.

El Centro de Investigación y Docencia Económicas es un órgano a nivel internacional, de alto rigor académico, que ha generado un profundo impacto en las ciencias sociales en México y América Latina. La tarea no ha sido fácil, el CIDE se ha construido a través de años de trabajo y dedicación, son más de cuatro décadas en la que su comunidad ha estado comprometida en formar a los intelectuales más destacados del país.

Sin duda, lo que ocurre en un centro educativo de esta magnitud es de orden público e interés social, pues importa no sólo a la comunidad académica, si no a toda la ciudadanía.

Lamento que en los últimos meses, esta institución haya sido objeto de señalamientos públicos motivados por sus estudiantes y docentes quienes han denunciado inconformidades traducidas en un enfrentamiento entre el actual gobierno y los intelectuales mexicanos.

Para defender la autonomía institucional, presenté un punto de acuerdo, acompañada del grupo parlamentario del PAN, al que se sumaron legisladores del PRI, MC, PRD y el Grupo Plural, para citar ante el Senado de la República a los titulares del Conacyt y del CIDE, con el fin de abrir un canal de diálogo para atender las demandas de la comunidad académica y estudiantil.

En días recientes, la Cámara Alta fue irrumpida valientemente por un grupo de estudiantes con las consignas de “Ciencia libre, educación pública”, “Autonomía para aprender” “La educación no se negocia” y “Más ciencia menos obediencia”, representantes de todos los grupos parlamentarios conformaron una mesa de diálogo con un fin común: la defensa de derechos fundamentales como la educación, la libertad de expresión y la libertad de cátedra, privilegiando la salvaguarda a la autonomía Universitaria y la investigación de calidad.

Hace tres años, el Presidente de México exigía diálogo y apertura al gobierno en turno. Hoy desde Palacio Nacional, ofrece puertas cerradas, imposiciones y revanchas políticas. Estoy segura que ese no es el camino. El poder no puede estar por encima de la ciencia y ni del libre pensamiento.

Coartar la autonomía de la academia y el derecho de que nuestros catedráticos y alumnos se expresen libremente en las aulas, es poner al servicio de quien ocupa el cargo presidencial las casas de estudio e imponer su ideología. En este gobierno, constantemente, hemos sido testigos de las intenciones para irrumpir en la vida interna de las instituciones autónomas.

Es un hecho, que una sociedad democrática se fortalece a partir de organismos que apuestan por la educación, que valoran la investigación, que no le temen al debate y la pluralidad de ideas, esto es el motor de cambio para la construcción de un país moderno.

Que quede claro, el CIDE es un espacio generado por el Estado para el servicio de la Nación, que debe estar por encima de gobiernos, vaivenes políticos y de etiquetas “neoliberales”. Defender al CIDE nos toca a todos.

#YoDefiendoAlCIDE"La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo". -Nelson Mandela

De acuerdo con un estudio hecho por “El Financiero”, el 84% de los mexicanos están de acuerdo en que el país debe invertir más en la ciencia, el 83% opina que las universidades son benéficas y el 72% considera que las universidades deben ser autónomas y no estar controladas por el poder político.

El Centro de Investigación y Docencia Económicas es un órgano a nivel internacional, de alto rigor académico, que ha generado un profundo impacto en las ciencias sociales en México y América Latina. La tarea no ha sido fácil, el CIDE se ha construido a través de años de trabajo y dedicación, son más de cuatro décadas en la que su comunidad ha estado comprometida en formar a los intelectuales más destacados del país.

Sin duda, lo que ocurre en un centro educativo de esta magnitud es de orden público e interés social, pues importa no sólo a la comunidad académica, si no a toda la ciudadanía.

Lamento que en los últimos meses, esta institución haya sido objeto de señalamientos públicos motivados por sus estudiantes y docentes quienes han denunciado inconformidades traducidas en un enfrentamiento entre el actual gobierno y los intelectuales mexicanos.

Para defender la autonomía institucional, presenté un punto de acuerdo, acompañada del grupo parlamentario del PAN, al que se sumaron legisladores del PRI, MC, PRD y el Grupo Plural, para citar ante el Senado de la República a los titulares del Conacyt y del CIDE, con el fin de abrir un canal de diálogo para atender las demandas de la comunidad académica y estudiantil.

En días recientes, la Cámara Alta fue irrumpida valientemente por un grupo de estudiantes con las consignas de “Ciencia libre, educación pública”, “Autonomía para aprender” “La educación no se negocia” y “Más ciencia menos obediencia”, representantes de todos los grupos parlamentarios conformaron una mesa de diálogo con un fin común: la defensa de derechos fundamentales como la educación, la libertad de expresión y la libertad de cátedra, privilegiando la salvaguarda a la autonomía Universitaria y la investigación de calidad.

Hace tres años, el Presidente de México exigía diálogo y apertura al gobierno en turno. Hoy desde Palacio Nacional, ofrece puertas cerradas, imposiciones y revanchas políticas. Estoy segura que ese no es el camino. El poder no puede estar por encima de la ciencia y ni del libre pensamiento.

Coartar la autonomía de la academia y el derecho de que nuestros catedráticos y alumnos se expresen libremente en las aulas, es poner al servicio de quien ocupa el cargo presidencial las casas de estudio e imponer su ideología. En este gobierno, constantemente, hemos sido testigos de las intenciones para irrumpir en la vida interna de las instituciones autónomas.

Es un hecho, que una sociedad democrática se fortalece a partir de organismos que apuestan por la educación, que valoran la investigación, que no le temen al debate y la pluralidad de ideas, esto es el motor de cambio para la construcción de un país moderno.

Que quede claro, el CIDE es un espacio generado por el Estado para el servicio de la Nación, que debe estar por encima de gobiernos, vaivenes políticos y de etiquetas “neoliberales”. Defender al CIDE nos toca a todos.