Una mujer multifacética, comprometida con su profesión y con la sociedad de su tiempo”, así define Ana Elena Mallet a la pionera del diseño que desafió los convencionalismos sociales de su época; fiel defensora de la artesanía tradicional y del modernismo, Clara Porset Dumas (Cuba, 1895-1981), quien logró destacarse también como interiorista durante el periodo del diseño mexicano en los años 50.
Comenzó su desarrollo artístico cuando se mudó a París para estudiar en la Escuela Nacional de Arquitectura y Diseño de Muebles con el arquitecto Henri Rapin, pero fue hasta en 1935 cuando empezó a forjar su carrera en su totalidad al llegar a nuestro país y trabajar de la mano con grandes arquitectos mexicanos, como Luis Barragán y Mario Pani.
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A su vasta obra se le atribuye la creación del asiento butaque, pero también debe sumarse una importante y prácticamente desconocida producción de textos críticos que escribió entre 1930 y 1970, en los que plasma su reflexión y pensamiento sobre el diseño de aquellos años y que ahora se exhiben en la muestra Clara Porset: Diseño y Pensamiento que alberga el Museo Jumex hasta el 31 de mayo.
Con planos, fotografías, maquetas, objetos y mobiliario procedentes de colecciones particulares en México, así como documentos del Archivo Clara Porset en el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, -la cual, resguarda su legado-, esta exposición introduce a un lado desconocido de la creativa.
La muestra es curada por Mallet, experta en diseño contemporáneo, quien lleva 18 años trabajando e investigando sobre ella, y que, durante el recorrido por la exposición, explicó a El Sol de México la importancia que tiene el arte en nuestras vidas y el legado que ha dejado la destacada diseñadora.
"Clara Porset es un personaje importantísimo también en la historia del arte y de las mujeres creativas. Diseñadora, maestra, curadora, promotora, crítica y escritora. Esposa y compañera de otro importante personaje, el pintor Xavier Guerrero, que ambos construyeron un proyecto conjunto y apostaron por sus ideales sociales”, aseguró.
Son alrededor de 100 piezas instaladas en 100 metros cuadrados, y están divididas en ocho secciones: Museo de Arte Moderno de Nueva York y el mobiliario rural; Hacia un diseño propio; El equipal; El butaque; Casa campesina y mobiliario de bajo costo; Centro urbano presidente Alemán; El mueble en la arquitectura (Casa Yáñez, Casa Sordo y Estudio Clara Porset) y Pierre Marqués.
“La exposición toma como punto de partida varios textos de Porset y busca desmenuzar sus ideas y traerlas a la mesa. A pesar de que el espacio es pequeño son cerca de 100 piezas, entre fotos, dibujos, planos, revistas y muebles de diversas colecciones y archivos. Llevo tanto revisando sus textos, que la idea fue a partir de éstos para poder exponer sus ideas”.
Sobre el legado que dejó la originaria de Matanzas, Cuba, explicó que se resume en sus ideas y piezas que sentaron precedentes en un país donde la educación del diseño apenas empezaba, “podemos decir que su legado es la premisa de un estilo propio que apostó por lo local, entendió el contexto y lo acercó a solucionar necesidades”.
De la importancia de este tema en nuestra vida diaria, dijo: “mejora la vida de las personas. Necesitamos tener una mejor vida, un mejor presente y un futuro promisorio. Eso lo puede hacer el diseño”.
Respecto a la actualidad y el futuro de la creatividad en nuestro país, opinó: “Creo que los últimos 10 años han sido fabulosos. Hay mucha producción, propuestas muy interesantes; foros de venta y promoción, pero siento que nos hace falta reflexión. Hay que preguntarnos por qué estamos haciendo ese tipo de diseño y para quién, espero que la siguiente década sea de reflexión y cuestionamiento”.
