Hablar de la colección Arte Objeto de Tane es abordar una historia que inició hace 46 años para estrechar los lazos entre la plata y el arte. Esta iniciativa –aspecto clave para dimensionar la trascendencia de la marca– ha sido un espacio de diálogo con los más reconocidos artistas y arquitectos de México y el mundo.
Punto referencial para coleccionistas y connaiseurs, la antología suma a su acervo dos nuevas obras firmadas por Javier Marín. Memento Mori-cascabel, la primera de ellas, es el título de la pieza que el artista mexicano originario de Uruapan, Michoacán, realizó enla técnica de fundición a la cera perdida en plata .925y listón de seda.
Memento mori, locución latina que hace referencia a la mortalidad del ser humano, también implica una reflexión sobre la fugacidad de la vida. Con esta noción en perspectiva, Marín conceptualiza una calavera cuyos trazos geométricos y estilizados homologan el lenguaje prehispánico con el contemporáneo, anudando en las perforaciones del reverso un listón que remata esta fusión discursiva. Su interior vacío con una esfera libre, produce el sonido de un cascabel, otorgándole a la obra una sugestiva dimensión sonora.
La serie –integrada por 24 piezas numeradas, firmadas y hechas a mano en nuestro país– forma parte de la colección de pequeñas calaveras con las que anualmentela firma joyera celebra el Día de Muertos.
Memento Mori-cascabelsimboliza la unión entre uno de los rituales prehispánicos más importantes, la celebración de la muerte, y el memento mori, que como manifestación artística funciona a modo de recordatorio de la mortalidad y esperanza humanas.
La segunda creación que robustece la colección arte objeto se intitula Vida, una esculturaoriginal modelada mediantela técnica de fundición a la cera perdida en plata .925. Esta pieza, un cráneo humano ejecutadocon gran detalle, captura el proceso creativo a partir de la construcción y deconstrucción de las formas tridimensionales característico de Marín, quien en la parte posterior de la obra ha trazado la palabra “vida”, como un necesario contrapunto de introspección.
La edición, que consta de cuatro piezas numeradas, firmadas e intervenidas por Marín, representa una celebración de la muerte tamizada a través de la visión mexicana, una irónica reunión de la vida y la muerte en sincronía con la fiesta y el ritual. Es, asimismo, un recordatorio de nuestra propia mortalidad en un año que, sin duda, nos ha marcado para la posteridad.