Por FILIBERTO RAMOS
TOLUCA, Méx. (OEM-Informex).- En la calle de Santos Degollado, en el centro de Toluca, se ubica uno de los contados negocios dedicados a la venta de carbón vegetal, donde atiende Alfredo, a quien sus clientes y vecinos conocen como "Charmín Carbones".
Su oficio, es de los pocos que perduran en los negocios del centro toluqueño, pues no sólo la tala clandestina desde hace algunos años ha venido mermando las ganancias, sino también lo complicado que resulta encontrar familias que se dediquen a producir el carbón.
Por lo que para quienes se dedican a ese oficio artesanal, es un tipo de “oro negro” su producto.
"Aquí en el Estado de México, sólo en Villa del Carbón se puede encontrar este producto, en la mayoría de los municipios ya no hay gente que lo haga por la tala clandestina y porque ya se está acabando la madera", comentó el carbonero, quien desde niño aprendió a producir lo que vende actualmente.
El comerciante aseguró que pese a las complicaciones de producirlo, sus ventas en noviembre y diciembre llegan a incrementar hasta en un 50%, pues no hay nada mejor que un buen kilo de carbón para la cena de Navidad y Año Nuevo.
"El sabor que da el carbón a las comidas es muy diferente, tanto como en carnes, hasta para una olla de frijoles, le da su buen sabor", dijo Alfredo.
Según la explicación de Alfredo, hasta hace algunos años se producía el carbón de forma artesanal y al aire libre, ahora en su mayoría es en hornos.
La técnica tradicional es formar una pirámide con piedras y la madera que se convierte en carbón, la cual se va recubriendo con musgo hasta alcanzar una altura de dos a tres metros y un ancho de base de cuatro metros.
“La madera más común es el encino, aunque el carbón también se puede hacer de roble, pino y maderas tropicales, pero el de mejor calidad y el que más usa la gente es el de encino”, mencionó el especialista en producir lo negro del carbón.
En su pequeño local, el comerciante del llamado “oro negro”, llegan a vender hasta cinco toneladas, el cual una vez en las bodegas, se mete al proceso de cernido para quitarle la tierra con que viene, para luego empacarse en bolsas de dos y cinco kilos.
Durante diciembre, los bultos de carbón llegan a vender por toneladas, rebasando las 10 por semana, pues aunque la tala clandestina ha mermado este producto, hay quienes continúan siendo carboneros de corazón negro.