Única y rebelde, siempre al margen de las modas, su nombre evoca lujo, sofisticación y excesos, junto a una inimitable mezcla de energía y alegría de vivir.
A punto de cumplir 90 años, Collins no ha dejado de sumar reconocimientos. El último fue el Lifetime Achievement de los Goldene Sonne Award 2023.
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“La juventud -manifestó la actriz- consiste en una posición mental. El que se siente viejo, lo es incluso a los treinta, y el que logra mantener la ilusión, las ganas de vivir... es joven eternamente”, dijo.
Joan Collins aún mantiene esa belleza fría y algo descarada que siempre la caracterizó pero que tan bien le vino para el papel de la bella pero malvada de la famosa serie “Dinastía”.
Y es que a la actriz se le dan muy bien los papeles de mala. Ya a principios de los años 50, cuando empezaba su carrera, se dio a conocer como la chica mala oficial de Reino Unido tras interpretar a la adolescente inquieta Norma Hart en la película “I Believe in You”.
Pero no fue hasta la década de los 80 cuando alcanzó fama internacional por su papel de la matriarca de la familia Carrington en “Dinastía”. Con su interpretación de la poderosa y perversa Alexis Carrington, no sólo elevó la audiencia de la serie, sino que aumentó su fama mundial como actriz además de cosechar numerosos premios como un Globo de Oro en 1983.
Al recoger aquel galardón, Collins demostró su sarcástico sentido del humor al dar las gracias a Sofía Loren, quien al rechazar el papel, la impulsó a ella a la fama.
Ese mismo año, crecida por el éxito, posó desnuda en Playboy y en respuesta a los que la criticaban dijo: "Encuentro fascinante que una mujer de mis años (tenía 50) pueda seguir saliendo en las páginas de Playboy. Me irrita que se piense que una mujer a determinada edad ya no pueda ser sexy".
Volviendo a “Dinastía”, era innegable que el elemento que más audiencia sumaba era la rivalidad entre las dos protagonistas femeninas. Frente a la angelical Krystle (Linda Evans) que entraba en la familia al casarse con Blake Carrington, irrumpía como un rayo la codiciosa Alexis, la ex, intrusa y odiosa, que hacía la vida imposible a su sucesora, Krystle.
Una vida muy intensa
Nacida en Londres, en 1933, era hija de un productor de teatro, por lo que debutó con sólo 9 años en el mundo del espectáculo. Estudió interpretación en la Real Academia de Arte Dramático de Londres, pero fue su belleza la que le abrió la puerta al cine al ser descubierta por un productor a raíz de la publicación de una fotografía suya en una revista.
Grabó más de 60 películas como “Tierra de faraones” (1955) “Esther y el Rey” (1960), “La oportunista” (1979) o “El momento de tu vida” (2017), y junto a actores como Paul Newman, Richard Burton, Frank Sinatra, Harry Belafonte, Gregory Peck o Warren Beatty, con la mayoría de los cuales mantuvo sonados romances.
Dama del Imperio Británico, Joan Collins ha contado toda su vida, y con todo lujo de detalles, en varios de sus libros que tiene publicados. En “Mis diarios sin reservas” (2021), habla del complicado mundo de Hollywood, destapando la crudeza que la industria del cine escondía sobre todo para las actrices, además de dar cuenta de sus encuentros y desencuentros con algunas estrellas, como la patada que le propino a la gran Bette Davis en el plató de rodaje o como perdió el papel de “Cleopatra” en 1963, que recayó en Elizabeth Taylor.
Según su versión fue debido al encasillamiento de chica sexy que pesaba sobre ella, por lo que fue acosada por el director de casting de la 20tn Century Fox, que la llegó a ofrecer un apartamento para “visitarla” a cambio de buenos papeles, incluido el de Cleopatra. Ella lo rechazó por lo que el papel recayó en Elizabeth Taylor, con la tenía un gran parecido físico sobre todo por los ojos verdes.
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En lo referente a su agitada, y turbulenta a veces, vida amorosa, la actriz ha confesado que a punto estuvo de casarse con el actor Warren Beatty, del que perdió un hijo. Y con el descaro que también la caracteriza, confesó:
“Fue un hombre bellísimo, pero agotador en la cama”, una auténtica bomba sexual al que confiesa que no podía seguir: “Su media eran, 4, 5, y hasta 6 veces al día, incluso podía hablar por teléfono mientras lo hacía”.
