Guanajuato.- El violonchelista Pieter Wispelwey (Holanda 1962) citó un ejemplo avasallador del poder de las seis “Suites para chelo”, de Johann Sebastian Bach (1685-1750). “En los 90 fui a la Universidad Nacional de Beijín. Las mil personas presentes reaccionaron: Cuando la melodía subía, las cejas subían; y cuando la melodía bajaba las cejas bajaban”.
Explicó que con movimientos del rostro, el público seguía embelesado la expresividad de la melodía de cada suite. “Esos movimientos se lograron con sólo cuatro notas. Ese es el verdadero poder que tiene Bach, hacernos reaccionar con unas cuantas notas con el poder comunicativo como tienen estas seis suites que voy a interpretar mañana aquí”, agregó.
Pieter Wispelwey, a quien la crítica y el público consideran uno de los violonchelistas con mejor técnica a nivel mundial, explicó en conferencia de prensa que en su repertorio incluye lo mismo obra de Bach y Chopin, que de Eliott Carter. Por eso que cuando sube al escenario, no lo hace para ofrecer un recital sonoro, sino para dar pauta a un prodigio.
“Concentrar la belleza que reside en la poética de tocar para un grupo de oyentes y lograr una sensación extática”, mencionó el virtuoso tanto del violín barroco como del moderno. Esa cualidad lo hacer ser intérprete de Bach, Beethoven, Chopin, Lutoslawski, Crumb, Schnittke y Eliott Carter, y a convertirse en uno de los músicos más destacados.
El Templo de la Valenciana esta ciudad será el escenario para que el artista, hijo de un violinista, se presente con un concierto extraordinario en el marco del XLIII Festival Internacional Cervantino (FIC), mañana a las 12:00 horas. Asiste con su carga profesional que inició con sus estudios en escuelas de Amsterdam, Estados Unidos e Inglaterra.
Orgulloso, Wispelwey mencionó que en 1992 se convirtió en el primer chelista en recibir el Premio de Música “Países Bajos”. Cuenta con una discografía de más de 20 álbumes, y ha sido solista en las principales orquestas del mundo, incluyendo las sinfónicas de Sydney, Boston, Sapporo y la BBC, así como las filarmónicas de Los Angeles, Tokio y Londres.
Se reveló como experto en música barroca, especialmente en Bach, y ya grabó en dos ocasiones las seis “Suites para chelo”. La segunda edición fue premiada con el “Diapasón de Oro” y elegida por el editor de Gramaphone. Esos resultados se deben a que Wispelwey no utiliza cualquier instrumento en sus presentaciones, aseguró él mismo.
“Cargo conmigo dos violonchellos históricos, un Giovanni Battista Guadagnini de 1760, y un Rombouts de 1710”, añadió quien es escuchado cotidianamente en puntos como Viena (Konzerthaus), París (Louvre), Londres (LSO St Luke, Wigmore Hall), Ámsterdam (Concertgebouw, Prinsengracht), Bruselas (Flagey) y Boston (Celebrity Series).
Se le oye también en San Francisco, Princeton, Dortmund (Konzerthaus), Essen (Philharmonie), Tokio (Toppan Hall, Bunka Kaikan), Pekín (Nacional Centro de Artes Escénicas) y el Centro de Artes de Seúl, por lo que se ha ganado una reputación como uno de los recitalistas más carismáticos. Mañana, tocará para el público del XLIII FIC. (Notimex)
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