Con una ovación al llegar, así como con aplausos interminables al despedirse, este domingo Elena Poniatowska recordó su infancia y su travesía estas décadas ante docenas de asistentes en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
En compañía de la escritora y periodista española, Rosa Montero, esta tarde se llevó a cabo una charla-homenaje en torno a 'El Amante Polaco' en sus tomos 1 y 2, que es una de las novelas más personales de Poniatowska en la que desentraña un viaje de dos personajes: Stanislaw II Augusto Poniatowski, el último rey de Polonia y el de una de sus descendientes, una mujer que llega a México con su familia huyendo de conflictos en su tierra.
Con amenas palabras de Montero quien fue la que dirigió la charla, Elena recordó su infancia y sus años jóvenes en un México con muchos cambios sociales y políticos, e incluso se dijo identificada con su antepasado Stanislaw, por esa predisposición o gusto a las artes o la música.
Rememoró en fragmentos de su novela un vaivén de emociones, como el desconcierto de haber sido enviada, junto a su hermana, a un tiempo a un convento; la tristeza por la pérdida de su hermano Jan, que murió en un accidente automovilístico con tan solo 21 años; sus desamores; sus hijos; sus matrimonios y en general cómo es que, a sus 90 años, todavía es una persona feliz.
Ante asistentes a quienes sacó algunas risas y ovaciones, incluso recordó a sus grandes amigos y escritores Carlos Fuentes, Vicente Rojo, Carlos Monsiváis o José Emilio Pacheco, de quien se dijo triste porque ya no están.
"Me da una tristeza ahorita caminar por la feria y pensar que no volveré a encontrar a Monsiváis o a Carlos Fuentes, a Vicente Rojo y es una pérdida y digo ¿pero por qué yo todavía estoy y ellos se fueron?".
Mencionó que prepara una nueva novela, en la que trabaja tanto como el periodismo que aún hace le deja, aunque no dejó de mencionar -para el pesar de asistentes- que quizá ya es tiempo de retirarse de este último.
El homenaje se realizó ante un auditorio lleno de docenas de asistentes quienes, al concluir la charla, ovacionaron y aplaudieron de pie por varios minutos a la escritora que agradeció el gesto con una gran sonrisa.