La historia de este pequeño pero fascinante modelo comenzó a acuñarse en septiembre de 1995, cuando Audi presentó, en el Salón del Automóvil de Frankfort, el TT Coupé Concept, diseñado por el lápiz del estadunidense Freeman Thomas.
La crítica fue muy buena, sin embargo, fue necesario esperar hasta 1998 para poder ver los primeros modelos Tourist Trophy de producción en serie abandonar la fábrica de Györ, Hungría.
Hoy, 22 años después de aquel suceso, estamos frente al facelift de la tercera generación de este modelo, pintado en Amarillo Vegas, el cual presume no sólo de un apartado estético que lo pone en armonía con el más reciente lenguaje de diseño de Audi sino que, además, tuvo en un ascenso en cuanto a equipamiento.
Lo primero que debes de saber es que, para el modelo 2020, el Audi TT sólo estará disponible en la versión firmada con el apellido S en nuestro mercado, lo que significa que el rabioso RS ya no será una opción ni siquiera remota.
Pero no todo son malas noticias, pues después de haber manejado el TTS, podemos decir que su comportamiento es tan bueno que no echaras de menos al RS como creías, pues basta con recargar el pie en el acelerador para salir catapultados hasta 100 km/h en tan sólo 4.7 segundos y desarrollar una velocidad máxima de 250 km/h, sí, de verdad es un auto deportivo en serio.
Esto es posible gracias a que bajo el cofre se encuentra un enérgico motor de cuatro cilindros 2.0 litros turbocargado, que genera 286 caballos de fuerza y 380 libras-pie de torque a las cuatro ruedas por medio del sistema de tracción integral Quattro, acoplado a una transmisión automática S Tronic de siete velocidades.
Su reacción es muy afilada, sobre todo en el modo de manejo Dynamic del selector Audi Drive Select, el cual obliga a la transmisión a ejecutar los cambios en un régimen de revoluciones cercano a la zona roja del cuentarrevoluciones. La dirección de un tanto rígida, pero con mucha precisión, tal cual la requiere un deportivo, mientras que el sistema de frenos se muestra capaz en todo momento para detener al TTS con mucha rapidez, algo que da mucha confianza al volante.
Pero el TTS no es sólo pura aceleración, es un coche con un equilibrio fantástico y un centro de gravedad tan bajo, que convierten al TTS en un auto veloz en las curvas, apoyado por un esquema de suspensión cuya rigidez evita cualquier balanceo de la carrocería cuando se experimentan estas fuerzas.
El interior concuerda con el de un auto deportivo, no sólo por los acabados en el habitáculo, de primer nivel y con una finura propia de Audi, sino porque cuenta con elementos que enaltecen el concepto de deportividad, como el juego de asientos deportivos de tipo cubo, los cuales sujetan con firmeza al cuerpo.
Luego está el volante deportivo forrado en piel cuyo tacto es delicioso y está embellecido por las paletas de cambio ubicadas en la parte trasera del aro, por si decides relevar a la caja en su trabajo de realizar los cambios de marcha.
Estéticamente el auto habla por sí sólo: deportivo y agresivo en sus trazos angulados, tanto por detalles como la geometría de la enorme parrilla de panal, los rines de aleación de 19 pulgadas, el alerón activo trasero y las tomas de aire en la parte inferior de la fascia, pero al mismo tiempo elegante y sobrio. ¿Lo quieres? Tendrás que desembolsar 1,099,900 pesos, pero vale la pena cada centavo que se paga.