/ miércoles 2 de mayo de 2018

La Selección de 1994 dirigida por Miguel Mejía Barón dejó un precedente

El Mundial de Estados Unidos 94 resultó ser un “parteaguas” para México, pues nunca fuera de casa había avanzado a la segunda ronda

El Mundial de Estados Unidos 94 resultó ser un “parteaguas” para México, pues nunca fuera de casa había avanzado a la segunda ronda, siempre el freno quedaba en la fase de grupos.

En las ediciones de 70 y 86 en donde nuestro país fue sede, el Tricolor llegó a los cuartos de final, pero traspasar más allá de la fase de grupos en otra nación estaba en “chino”.

Así que la Selección de 1994, aquella que fue dirigida por el Doctor Miguel Mejía Barón, dejó un precedente. Por primera vez avanzó a los octavos de final en otro país y nació la seguidilla de siempre traspasar la primera fase, pese a que hoy en día todavía no alcancen los cuartos de final en el tan famoso quinto partido.

Precedidos con el mote de “Ratones Verdes” por lo ocurrido en Argentina 78 y las ausencias de España 82 e Italia 90, pero también con el antecedente del subcampeonato de la Copa América de Ecuador 93, México prometía y dejaba atrás la característica de participar por competir, por lo que el cambio de visión se forjó aquí, en el combinado mexicano que actuó en Estados Unidos 94, así lo relatan y confirman algunos de los seleccionados nacionales que vistieron la playera Tricolor como en el caso de Raúl “Potro” Gutiérrez, Juan de Dios Ramírez Perales y Adrián Chávez. Tres jugadores que estuvieron en Estados Unidos 94, en un combinado donde nacieron varias figuras y que hoy están presentes en los medios de comunicación o en la dirección técnica de algunos equipos.

Elementos que bien recuerda el aficionado mexicano, que vibró con los goles Luis García o Marcelino Bernal, y que lamentó o sufrió con la eliminación de Bulgaria desde los once pasos en los octavos de final.

México no partía favorito en su sector. En él estaban tres equipos europeos, también se le conoció como el grupo de la muerte. Irlanda, Italia y Noruega eran los rivales.

Y pese a todo pronóstico, el equipo Tricolor se llevó el sector, todos igualados con 4 puntos, la diferencia recayó en los goles a favor. El Tricolor quedó en la punta del grupo gracias a que hizo más goles que los demás integrantes.


Chávez nunca envidió a Campos

Adrián Chávez junto a Félix Fernández y Jorge Campos fueron los guardametas a quien llamó Miguel Mejía Barón para el Mundial del 94. El “Brody” fue el titular y no les dio chance a los otros dos para que vieran minutos en dicha Copa del Mundo.

Tanta fue la confianza hacia Campos que la competencia por la titularidad, se convirtió en una fuerte amistad que hoy en día perdura entre los tres guardametas.

No obstante, no existe síntoma de envidia o injurias hacia Mejía Barón o el propio Jorge Campos.

“No (hay envidias) son los once que jugaban y nosotros éramos parte de los 22 jugadores, nos sentíamos participantes de la Selección, se hizo un gran grupo y no importaba quién jugaba, me tocaba apoyar a Jorge y a Félix, y le decíamos si fallas aquí estamos, ocurría lo mismo en las demás posiciones”, dijo Adrián Chávez.

Al Director Técnico tampoco hubo reclamaciones. “Él elegía a jugadores, sabía de la capacidad de nosotros, éramos lideres”.

Sin embargo, dicho comentario lo asemejó a la realidad de hoy en día existe en el combinado nacional, ya que “antes para ser de la Selección debías ser titular en tu equipo. Hoy no ocurre lo de ahora, tenías que ser titular indiscutible para recibir una oportunidad. Hoy no pasa lo mismo”, explicó el ex guardameta del América.

“Logramos lo que ninguna Selección, crear un equipo con personalidadindescriptible, era un solo equipo que pudo haber hecho más, si estuvo en nuestra manos”.


La clave fue la mentalidad


Férreo lateral derecho en Atlante y América hicieron que Miguel Mejía Barón volteara hacía él para llevarlo a EU 94. Su visión de campo y hasta velocidad lo convirtió en un verdadero “Potro”, un jugador esencial en el grupo mundialista

Así Raúl Gutiérrez se convirtió en un infaltable en la alineación del Doctor, por lo que le tocó debutar en un Mundial y jugar en el grupo de la muerte del Mundial. El Tricolor dejó un grato sabor, pero la eliminación contra Bulgaria desde los once pasos aún cala.

Sin embargo, se marcó un antes y un después tras la actuación del Tricolor en dicho Mundial, pues aprovecharon la inercia competitiva de la Copa América de Ecuador 1993 en donde México fue subcampeón. El Tricolor llegaba a los Estados Unidos para competir con todo, para dejar huella y hacer historia, no solamente para participar.

“El principal integrante de esa Selección fue la mentalidad, veníamos de un traspié grave como fue el castigo de FIFA para Italia 90 (cachirules), había una historia de no calificar con malos juegos y eliminados en la primera fase.

“Estábamos hartos de los Ratones Verdes, como se llamaba, entonces es el verdadero espíritu de transformación. A partir de ahí los equipos eran más competitivos, había visión pese a no lograr el quinto partido”, explicó el “Potro” para ESTO.

Consciente de la transformación que lograron, Gutiérrez redondeó lo que fue la clave: La mentalidad. “Fue el primer atributo, era una manera distinta de pensar, de que las cosas se pueden hacer bien”.

Y para muestra es que varios de esa generación mundialista hoy son entrenadores o analistas de televisión como en el caso de Ignacio Ambriz, Juan de Dios Ramírez Perales, Benjamín Galindo, Jorge Campos, Luis García, Alberto García Aspe, Ramón Ramírez, Zague o Claudio Suárez.

El Mundial de Estados Unidos 94 resultó ser un “parteaguas” para México, pues nunca fuera de casa había avanzado a la segunda ronda, siempre el freno quedaba en la fase de grupos.

En las ediciones de 70 y 86 en donde nuestro país fue sede, el Tricolor llegó a los cuartos de final, pero traspasar más allá de la fase de grupos en otra nación estaba en “chino”.

Así que la Selección de 1994, aquella que fue dirigida por el Doctor Miguel Mejía Barón, dejó un precedente. Por primera vez avanzó a los octavos de final en otro país y nació la seguidilla de siempre traspasar la primera fase, pese a que hoy en día todavía no alcancen los cuartos de final en el tan famoso quinto partido.

Precedidos con el mote de “Ratones Verdes” por lo ocurrido en Argentina 78 y las ausencias de España 82 e Italia 90, pero también con el antecedente del subcampeonato de la Copa América de Ecuador 93, México prometía y dejaba atrás la característica de participar por competir, por lo que el cambio de visión se forjó aquí, en el combinado mexicano que actuó en Estados Unidos 94, así lo relatan y confirman algunos de los seleccionados nacionales que vistieron la playera Tricolor como en el caso de Raúl “Potro” Gutiérrez, Juan de Dios Ramírez Perales y Adrián Chávez. Tres jugadores que estuvieron en Estados Unidos 94, en un combinado donde nacieron varias figuras y que hoy están presentes en los medios de comunicación o en la dirección técnica de algunos equipos.

Elementos que bien recuerda el aficionado mexicano, que vibró con los goles Luis García o Marcelino Bernal, y que lamentó o sufrió con la eliminación de Bulgaria desde los once pasos en los octavos de final.

México no partía favorito en su sector. En él estaban tres equipos europeos, también se le conoció como el grupo de la muerte. Irlanda, Italia y Noruega eran los rivales.

Y pese a todo pronóstico, el equipo Tricolor se llevó el sector, todos igualados con 4 puntos, la diferencia recayó en los goles a favor. El Tricolor quedó en la punta del grupo gracias a que hizo más goles que los demás integrantes.


Chávez nunca envidió a Campos

Adrián Chávez junto a Félix Fernández y Jorge Campos fueron los guardametas a quien llamó Miguel Mejía Barón para el Mundial del 94. El “Brody” fue el titular y no les dio chance a los otros dos para que vieran minutos en dicha Copa del Mundo.

Tanta fue la confianza hacia Campos que la competencia por la titularidad, se convirtió en una fuerte amistad que hoy en día perdura entre los tres guardametas.

No obstante, no existe síntoma de envidia o injurias hacia Mejía Barón o el propio Jorge Campos.

“No (hay envidias) son los once que jugaban y nosotros éramos parte de los 22 jugadores, nos sentíamos participantes de la Selección, se hizo un gran grupo y no importaba quién jugaba, me tocaba apoyar a Jorge y a Félix, y le decíamos si fallas aquí estamos, ocurría lo mismo en las demás posiciones”, dijo Adrián Chávez.

Al Director Técnico tampoco hubo reclamaciones. “Él elegía a jugadores, sabía de la capacidad de nosotros, éramos lideres”.

Sin embargo, dicho comentario lo asemejó a la realidad de hoy en día existe en el combinado nacional, ya que “antes para ser de la Selección debías ser titular en tu equipo. Hoy no ocurre lo de ahora, tenías que ser titular indiscutible para recibir una oportunidad. Hoy no pasa lo mismo”, explicó el ex guardameta del América.

“Logramos lo que ninguna Selección, crear un equipo con personalidadindescriptible, era un solo equipo que pudo haber hecho más, si estuvo en nuestra manos”.


La clave fue la mentalidad


Férreo lateral derecho en Atlante y América hicieron que Miguel Mejía Barón volteara hacía él para llevarlo a EU 94. Su visión de campo y hasta velocidad lo convirtió en un verdadero “Potro”, un jugador esencial en el grupo mundialista

Así Raúl Gutiérrez se convirtió en un infaltable en la alineación del Doctor, por lo que le tocó debutar en un Mundial y jugar en el grupo de la muerte del Mundial. El Tricolor dejó un grato sabor, pero la eliminación contra Bulgaria desde los once pasos aún cala.

Sin embargo, se marcó un antes y un después tras la actuación del Tricolor en dicho Mundial, pues aprovecharon la inercia competitiva de la Copa América de Ecuador 1993 en donde México fue subcampeón. El Tricolor llegaba a los Estados Unidos para competir con todo, para dejar huella y hacer historia, no solamente para participar.

“El principal integrante de esa Selección fue la mentalidad, veníamos de un traspié grave como fue el castigo de FIFA para Italia 90 (cachirules), había una historia de no calificar con malos juegos y eliminados en la primera fase.

“Estábamos hartos de los Ratones Verdes, como se llamaba, entonces es el verdadero espíritu de transformación. A partir de ahí los equipos eran más competitivos, había visión pese a no lograr el quinto partido”, explicó el “Potro” para ESTO.

Consciente de la transformación que lograron, Gutiérrez redondeó lo que fue la clave: La mentalidad. “Fue el primer atributo, era una manera distinta de pensar, de que las cosas se pueden hacer bien”.

Y para muestra es que varios de esa generación mundialista hoy son entrenadores o analistas de televisión como en el caso de Ignacio Ambriz, Juan de Dios Ramírez Perales, Benjamín Galindo, Jorge Campos, Luis García, Alberto García Aspe, Ramón Ramírez, Zague o Claudio Suárez.

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