Robert Dante Siboldi es el hombre del momento en la Liga MX, no hay nadie que se le aproxime ni un poco. El estratega de Cruz Azul no pasa desapercibido, pero toma las cosas con mucha calma. No le gustan los triunfalismos, muchos menos los reflectores. El uruguayo es un hombre cabal, con clase, y no se deja llevar por los resultados, tampoco por los dimes y diretes, tanto a favor como en contra. Con esa sencillez que lo caracteriza recorrió el lugar más sagrado que existe en las instalaciones de La Noria, la Sala de Trofeos, en compañía del Diario de los Deportistas.
Extasiado, ante la inmensidad del club al que representa, miró cada uno de los triunfos, con un ansia inmensa de llevar uno más a las vitrinas lo más pronto posible, el que toda la afición quiere y añora con todas sus fuerzas: el del torneo doméstico. “No nos gusta ser triunfalistas, ganamos un partido solamente, aún no hemos conseguido nada”, atajó el técnico mientras recorría la vistosa sala y contemplaba los laureles llenos de historia.
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El charrúa vivió días muy complicados desde su llegada al banquillo cementero, llena de críticas y sinsabores. Pero el fin de semana pasado hubo un momento que lo cambió todo. Mucho más relajado y accesible, por la goleada histórica que le propinó a las Águilas del América, nos acompañó sin excusas al nostálgico lugar. De aspecto serio e imponente, el estratega aceptó posar con los baluartes más preciados, que muy pocos han tenido la fortuna de conseguir en la historia celeste.
Siboldi es un hombre de casa, que lleva en las entrañas el color azul, a pesar de ser extranjero, lo que le agrega un valor más especial al entrenador.
La directiva, comandada por Guillermo Álvarez y los vicepresidentes Víctor Garcés y Alfredo Álvarez, decidieron darle el nombramiento como nuevo timonel cementero y el uruguayo lo tomó sin contemplaciones; sabe perfectamente el reto que tendrá por delante, el cual es, por lo menos hasta ahora, el más importante de su carrera profesional.
En los últimos meses, el lugar se ha abierto más que de costumbre, lo que puede considerarse como una premonición de lo que podría ocurrir en un futuro cercano. La Copa MX, la Supercopa MX relucen como las más nuevas y recientes adquisiciones. La Leagues Cup, el trofeo que levantó Dante el 18 de septiembre pasado, al ganarle a Tigres, aún no se encuentra en el recinto, pero está próxima a ser presentado también.
Con esa misma motivación, el objetivo no cambiará. Las bases que dejó el portugués Pedro Caixinha las seguirá el entrenador uruguayo al pie de la letra. La novena estrella seguirá como máxima prioridad en Cruz Azul e irá paso a paso para conseguirla de una vez por todas.
Robert Dante Siboldi no se vuela. Es una realidad que tiene la posibilidad de ser hombre diferente y que cambie la historia al ser el encargado de desempolvar y ocupar el espacio vacío que existe para un trofeo de Liga.