Lorenzo es un loro de aproximadamente 2 años de edad, y desde que era un polluelo forma parte de una familia en una comunidad enclavada en la zona cafetalera del municipio de Tapachula.
Lorenzo es uno de los cientos de loros Nuca Amarilla (Amazona Auropalliata), que han sido sacados de su hábitat por traficantes para ser comercializados como mascotas, a pesar de ser una especies en peligro de extinción en México.
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En las comunidades rurales es muy frecuente entre los meses de abril - mayo la venta de loros, cotorras y “cuchas” como les llaman también, por parte de campesinos de esas zonas que han encontrado en la captura de estas especies una forma de obtener ingresos para llevar el sustento a sus familias.
A decir de los propios saqueadores de nidos, cada año es más difícil capturar a los loros, ya que anidan en árboles muy altos o en montañas peligrosas, por ello, el precio de cada vez es más alto y este varía dependiendo de la edad del ave.
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Doña María, narró que adquirió a Lorenzo hace 2 años y entonces pagó por él 2 mil 500 pesos, pese a apenas había nacido en su nido, no tenía su plumaje ni podía alimentarse por si mismo, sin embargo, esta especie cuando ya está emplumada puede costar hasta 5 mil pesos.
Comenta que adquirir un ave cuando está recién nacido es un riesgo, ya que no pueden alimentarse por si mismos y como cualquier ser vivo necesita del calor se su madre para subsistir por lo que ella lo crió con cuidados muy especiales, lo mantuvo en una caja tapado con u pedazo de cobija para mantenerlo en una temperatura adecuado y lo alimento con atole elaborado con harina de nixtamal.
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A Lorenzo lo criamos con mi hijo dándole atolito, le dábamos comida cinco veces al día y lo hacíamos con una jeringa, requiere de un cuidado muy especial, porque como están pequeñitos corren el riesgo de morir
Doña María está consciente de que el cautiverio no es la forma correcta en que deben estar estas especies, sin embargo, asegura que una vez que son saqueados de los nidos, difícilmente regresarán a su hábitat, ya que en el caso de Lorenzo tiene una de sus alas fracturadas, la cual fue dañada cuando fue capturado.
"Lorenzo no es para nosotros una mascota sino es parte de nuestra familia, ya que lo cuido como si fuera uno de mis hijos, le damos su comida, le hemos enseñado a hablar y es la alegría de nuestro hogar", sostuvo.
Indicó que durante el día Lorenzo es subido a un árbol para que pueda estar libre para caminar y por las noches es metido en una jaula que improvisaron con malla y lo cubren con una toalla para que no le pase el frío.
A pesar de estar en cautiverio, Lorenzo ha aprendido a hablar, a silbar, cantar y a imitar sonidos muy peculiares, como el de la corneta de vendedor de nieves, convirtiéndose en un atractivo para propios y extraños.
Cabe hacer mención, que México cuenta con 22 especies de loros y guacamayas pertenecientes a la familia Psittacidae o psitácidos, lamentablemente el 95 por ciento de todas las especies mexicanas están amenazados de extinción.
El tráfico ilegal para el mercado de mascotas, junto con la destrucción de su hábitat natural, son las principales causas del deterioro de las poblaciones silvestres, por lo que en el país está prohibida su compra-venta y tenencia desde 2008, sin embargo, esta actividad ilícita no se ha erradicado.