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Los escritores y actores de Hollywood demostraron recientemente que pueden enfrentarse cara a cara a los poderosos conglomerados de medios. Después de declararse en huelga en el verano de 2023, consiguieron mejores salarios, más transparencia de los servicios de streaming y salvaguardias para que su trabajo no sea explotado o reemplazado por la inteligencia artificial.
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Pero el futuro del entretenimiento se extiende mucho más allá de Hollywood. Los creadores de redes sociales, también conocidos como influencers, YouTubers, TikTokers, vloggers y transmisores en vivo, entretienen e informan a una gran parte del planeta.
Durante la última década, hemos mapeado los contornos y dimensiones de la industria global del entretenimiento en las redes sociales. A diferencia de sus homólogos de Hollywood, estos creadores luchan por ser vistos como artistas dignos de protecciones laborales básicas.
Las políticas de plataforma y las regulaciones gubernamentales han resultado caprichosas o negligentes. Mientras tanto, las iniciativas ascendentes de los creadores para organizarse colectivamente han fracasado.
Viviendo al límite
Según Forbes, los "50 creadores principales" en total tienen 2 mil 600 millones de seguidores y han obtenido unos 700 millones de dólares en ganancias.
Pero las ganancias que obtienen las estrellas de las redes sociales son la excepción, no la norma.
El sustento de muchos creadores de moda, belleza, fitness y alimentación depende de acuerdos negociados con marcas que quieren que estos influencers promocionen bienes o servicios entre sus seguidores.
Sin embargo, en toda la economía creadora, las personas de color y quienes se identifican como LGBTQ+ se han topado con prejuicios. La compensación desigual e injusta por parte de las marcas es un problema recurrente: un informe de 2021 revela una brecha salarial de aproximadamente el 30 por ciento entre los creadores blancos y los creadores de color.
Luego está lo que el estudioso de los creadores Zoë Glatt llama el “triple vínculo de la intimidad”: los creadores marginados corren un mayor riesgo de sufrir trolling y acoso, obtienen tarifas más bajas por publicidad y se espera que divulguen más detalles personales para generar más participación e ingresos.
Si a estas condiciones precarias se suman los caprichos de comunidades en línea volátiles que pueden convertir a los creadores queridos en villanos en un abrir y cerrar de texto o una publicación, incluso los creadores más exitosos del mundo viven al borde de perder sus medios de vida.
Rumores de solidaridad
A diferencia de sus homólogos en las industrias de medios heredadas, los creadores no han adoptado la acción colectiva con facilidad ni con éxito, ya que operan desde sus dormitorios y luchan por tener más visibilidad.
Sin embargo, algunos creadores reconocen que el desequilibrio de poder entre el dormitorio y la sala de juntas es una cuestión de fondo que requiere una iniciativa de abajo hacia arriba.
El Creators Guild of America, o CGA, que se lanzó en agosto de 2023, es sólo uno de los muchos sucesores del Internet Creators' Guild original, que cerró en 2019. Paradójicamente, CGA se describe a sí misma como una “organización de servicios profesionales”, no una organización laboral. sindicato, pero afirma ofrecer beneficios “similares a los que ofrecen los sindicatos”.
Hay otros movimientos en marcha: un grupo de creadores de TikTok formó un grupo de Discord en septiembre de 2022 para discutir la sindicalización. También está Twitch Unity Guild, un programa lanzado en diciembre de 2022 para establecer contactos, desarrollo y celebración e incluye un espacio dedicado a Discord. En respuesta al sesgo rampante en el marketing de influencers, empresas dirigidas por creadores como “F–k You Pay Me” exigen mayor equidad, transparencia y responsabilidad por parte de las marcas y los anunciantes.
Los streamers de Twitch ya están viendo que algunos de sus esfuerzos de organización dan sus frutos. En junio de 2023, después de un año de repetidos cambios en las tarifas de los streamers y los acuerdos de marca, la compañía capituló en respuesta a la reacción de sus principales streamers que amenazaban con irse.
Pero ninguna de estas iniciativas ha alcanzado todavía el estatus legal de sindicatos como el Writers Guild of America.
Una clase laboral invisible
Mientras tanto, la mayoría de los gobiernos no han brindado apoyo ni reconocimiento a los derechos de los creadores.
Hasta la fecha, la Comisión Federal de Comercio es la única agencia estadounidense que introduce regulaciones vinculadas al trabajo de los creadores, y se limita a pautas de divulgación para publicidad y contenido patrocinado.
A pesar de que la Unión Europea ha operado a la vanguardia de la política tecnológica y de plataformas, los creadores apenas reciben mención en las leyes del organismo.
El éxito de las huelgas de Hollywood de 2023 podría ser sólo el comienzo de un movimiento global más amplio por los derechos de los creadores. Pero para que esta nueva clase pueda acceder a toda la amplitud de sus derechos económicos y humanos –para tomar prestado de la película Tiburón– necesitaremos un barco más grande.
* Académicos de la Escuela Annenberg de Comunicación y Periodismo de la USC y la Universidad Tecnológica de Queensland.
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