/ martes 30 de abril de 2024

[Entrevista] La astronauta Katya Echazarreta busca que los jóvenes sigan sus pasos

La primera mujer mexicana en viajar al espacio tiene el firme propósito de alentar a las próximas generaciones a involucrarse en la industria aeroespacial, por medio de una experiencia llamada "Campamento Aeroespacial"

En 2022 se convirtió en la primera mexicana en viajar al espacio como parte de la misión Blue Origin, que viajó a bordo del cohete New Shepard, con el objetivo de estudiar el "Efecto Perspectiva" (la comprensión transformadora de la unidad y vulnerabilidad de la Tierra vista desde el espacio ) para la que fue seleccionada por Space for Humanity entre más de siete mil solicitantes de todo el mundo.

Desde entonces, todo tipo de empresas, políticos y medios de comunicación han volteado a verla para celebrar y compartir su historia, por lo que es común verla en las portadas de revistas como Vogue, Marie Claire o Cosmopolitan, que destacan su lado más glamoroso, mientras que publicaciones como Forbes la incluyeron en su lista de “Las 100 Mujeres + Poderosas de México”.

Te puede interesar: Necesario subir el nivel de México en la agenda espacial: Katya Echazarreta

Pero como reza el viejo adagio, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, motivo por el cual esta ingeniera electrónica, a través de la fundación que lleva su nombre, está tratando de inspirar a los jóvenes que quieran seguir sus pasos.

El programa llevará a 100 estudiantes a involucrarse de forma teórica y práctica en áreas de la exploración espacial. Foto: Esteban Calderón


En entrevista con El Sol de México, Katya habla de la segunda edición del Campamento Aeroespacial, una iniciativa que llevará a 100 estudiantes a involucrarse de forma teórica y práctica en áreas de la exploración espacial como la cohetería, la robótica, la ciencia planetaria y el entrenamiento físico y psicológico, entre otras.

De acuerdo con la astronauta, esta actividad funcionará como una introducción al mundo de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM), así como a la educación aeroespacial.

“Lo vemos como una introducción a la industria espacial en general, pues cada día van a ver temas diferentes relacionados con la industria espacial. Por ejemplo, todo un día será de todo lo relacionado con las ingenierías espaciales, otro sobre las ciencias espaciales y otro de aviación, con pilotos reales. Otro día tendrán psicología de la medicina y las comidas espaciales y en otro, que será el de su “misión análoga”, usarán trajes espaciales funcionales para poder realizar una investigación en la que van a combinar todos los conocimientos que obtuvieron”.

El Campamento Aeroespacial es una actividad gratuita para los alumnos seleccionados, por lo que los costos de producción del mismo son posibles gracias al patrocinio de empresas y municipios que se involucran para fondearlo.


La segunda edición del Campamento Aeroespacial llevará a 100 estudiantes a involucrarse de forma teórica y práctica en la industria espacial


Y hablando de finanzas, Katya admite que estudiar una ingeniería electrónica y realizar los estudios para convertirse en astronauta no son algo precisamente económico para cualquiera:

“Yo pude tener becas completas para todos mis estudios, así que para mí lo caro fue básicamente vivir en cierto lugar y costear los alimentos y todos los gastos normales de cualquier persona, dependiendo la universidad que selecciones. Pero yo pude lograr una beca completa para estudiar en la Universidad de California, en Los Ángeles, así que me siento muy afortunada de que gracias a todo ese esfuerzo no tuve los gastos tan grandes que otras personas tal vez tienen cuando buscan estas carreras… Aunque también debo decir que en este momento existen muchísimas becas para estudiantes que quieren estudiar ciencias e ingenierías, especialmente en otros países”.

En ese sentido, habla de cuántas oportunidades hay para desarrollar estas carreras en México.

Niñas y niños asistentes al Campamento Espacial, Misión Marte 2023 / Foto: Esteban Calderón

“Sí hay carreras espaciales en México, aunque no son muchas universidades las que las ofrecen. Pero sabemos que varias universidades ya están planeando abrir más carreras relacionadas con la industria espacial en los próximos años, justo porque están viendo que la industria está avanzando… Hay que reconocer que México lleva casi 40 años participando en la industria espacial, y eso es algo que muchos no ven, y lo hemos hecho por mucho tiempo. Los satélites Morelos que se lanzaron hace décadas, eran justo para poder crear una infraestructura satelital, pero lo que sucedió fue que después México no supo cómo continuar o cómo ser independiente con su propia tecnología y desarrolló una dependencia tecnológica muy grande de otros países”, lamenta.

Sin embargo, ahora ve un panorama un poco más alentador:

“En estos momentos ya nos estamos dando cuenta de esa dependencia y por eso estamos trabajando para aprobar una reforma en materia espacial, de hecho ya se aprobó en el Congreso y en estos momentos está esperando votación en el Senado; es una reforma que le va a dar prioridad a las actividades espaciales en México y que le va a dar todos los permisos necesarios al Congreso para legislar en materia espacial, con lo cual se podrá regular una industria y crear los permisos necesarios para bases de lanzamiento y otros temas para que México pueda ser independiente, porque como siempre le digo a la gente, aún si el gobierno no quisiera involucrarse, y está bien si de pronto no quieren continuar con ese camino, pero lo que sucede es que entonces todas las inversiones de otros países que quieran llegar a México tampoco podrán participar y eso es lo que realmente no está bien, porque son decisiones que están relacionadas con el futuro de México, sobre todo ahora que ya sabemos que esta industria está proyectada para llegar a los trillones de dólares para el año 2040”.

“Los alumnos nos hicieron subir el nivel”

Katya comparte que desde la primera edición del Campamento Aeroespacial, que se realizó el verano pasado en Jalisco, el interés y la capacidad de los participantes rebasó sus expectativas:

“Nos dimos cuenta de que estos jóvenes son muy dedicados y de que tienen mucho talento, pero que lo que les hace falta es el apoyo. Ahí nos dimos cuenta de que no es que los jóvenes no quieran estudiar estas carreras, de hecho sí lo buscan, pero cuando van creciendo van escuchando que esto es imposible para ellos y entonces toman la decisión de irse por otro camino. Entonces nos dimos cuenta de que muchos jóvenes tienen ese talento y de que en México lo estamos desperdiciando en unos niveles increíbles.

Cuenta que antes de hacer el primer campamento se preguntaban si los alumnos entenderían sobre ciertos temas de ciencias y tecnologías espaciales, y que eso los hizo moderar un poco el nivel de lo que se compartía con ellos, hasta que se dieron cuenta de que les estaban demandando más:

“Después de algunas semanas, los mismos maestros que dan las clases estaban trabajando hasta la medianoche, porque decían que se estaban preparando porque los alumnos les estaban haciendo preguntas de un nivel superior al que ellos estaban esperando, y eso es increíble”.

¿Un logro individual o colectivo?

En varios momentos del discurso de Katya y de su experiencia con los campamentos, surge la afirmación de que estas vivencias les cambian la vida. ¿Pero hasta qué punto es eso más que un logro individual?

“Casi toda la tecnología que tenemos hoy existe gracias a la tecnología espacial, y es tecnología que hemos desarrollado para poder explorar, pero también para aprender e investigar más. Podemos decir con certeza que gracias a toda esa exploración, hoy tenemos toda la tecnología satelital que hace posible trabajar con computadoras y celulares, pero es algo que va mucho más allá, a veces no pensamos en que mucha de la tecnología actual existe porque se tuvo que desarrollar para los problemas del espacio; mucho del equipo médico que sirve para salvar vidas también se desarrolló de esa manera, como pudimos ver durante la pandemia, cuando ante los problemas respiratorios derivados del Covid, vimos que muchos laboratorios de la NASA se juntaron porque la tecnología que ellos tenían para investigaciones y trabajos espaciales podían adaptarla para crear la tecnología necesaria para los hospitales”.

“De hecho a veces no nos damos cuenta de cómo vamos a poder utilizar la tecnología que se está desarrollando en el espacio, como sucede con la tecnología que se desarrolla para filtrar el sistema de agua en la Estación Internacional, donde como no tienen mucha agua, deben tomar de sus propios desechos humanos y filtrarlos para reutilizarlos, y es gracias a esa tecnología que podemos llegar a muchas comunidades en todo el mundo para poder limpiar su agua y que puedan sobrevivir así”, añade.

Katya Echazarreta en Misión Marte 2023 / Foto: Esteban Calderón

Pero más allá de eso -continúa- a nivel personal también existe un efecto psicológico que se llama “efecto perspectiva” y que le sucede a los astronautas que tienen la experiencia de ver el planeta desde el espacio, así que cuando alguien dice que esto le cambió la vida yo entiendo que lo que quiere decir es que le cambió la perspectiva de vida y cuando cambias esa perspectiva, puedes vivir tu vida de manera diferente, que es lo que le sucede a las personas que se vuelven activistas humanitarios y crean fundaciones y dedican sus vidas a aportar a la sociedad y al planeta”.


Asegura que aunque los viajes al espacio podrían interpretarse como un logro individual, estos en realidad benefician de muchas formas a la sociedad


Sobre la huella ecológica que tiene el turismo espacial, asegura que es un tema del que se está ocupando este sector.

“Ya existen muchas tecnologías que se están desarrollando, como los nuevos propulsores que sólo van a emitir vapor mientras estén en la Tierra, además de que ya existen lanzamientos que no utilizan ningún químico que dañe al medio ambiente. Muchos ven estos viajes de una manera negativa, pero hay que pensar que cuando empezaron, muchas de las tecnologías que hoy son comunes también eran para unas cuantas personas, como los vuelos en avión, los celulares, las computadoras o toda la tecnología los automóviles, todo comienza así, hasta que se invierte en esos desarrollos y se puede bajar el costo de esas tecnologías”.

Anteriormente Katya trabajó como ingeniera en el Laboratorio Jet Propulsion de la NASA, en misiones como la del Rover Perseverance y Europa Clipper, donde fue líder de pruebas y electrónica.

Además de contar con un Doctorado Honoris Causa por sus contribuciones humanitarias a la sociedad y la tecnología, actualmente estudia una maestría en la Universidad Johns Hopkins, que fue uno de los institutos más prominentes durante la pandemia, por ser uno de los centros más avanzados en cuestión de medicina.

“Esta universidad tiene también un centro de la NASA muy importante que se dedica a desarrollar algunos instrumentos muy importantes para estas misiones planetarias espaciales, así que es un honor para mí continuar ahí con mi educación. Yo siempre he dicho que hasta el día en que me muera, voy a seguir estudiando”.

Cómo latina, siempre he sido consciente de la falta de acceso a oportunidades en el lugar donde nací -añade-. Por eso me di cuenta de que tenía que hacer todo lo que estuviera a mi alcance para garantizar que otros también puedan lograr lo que yo había logrado. Y estos campamentos son un reflejo de mi misión actual”.

¿Pero cómo visualiza esta mujer dentro de una década o dos, tomando en cuenta todos los logros que ha alcanzado a sus 27 años de edad?

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“Yo quisiera que crezca la Fundación para poder apoyar a más jóvenes, a más ingenieros y a más científicos. Es muy importante reconocer que en México, y en Latinoamérica en general, existe una fuga de cerebros muy grande, y que cuando tú le preguntas a esas personas si regresaría a su país si en él hubiera las oportunidades óptimas, todos te van a decir que sí, así que eso es lo que realmente quisiéramos lograr, que en sus propios países tengan esa oportunidad y no sólo de viajar al espacio para misiones espaciales, sino también de trabajar con otros tipos de tecnologías”.

La convocatoria para el Campamento Aeroespacial está disponible en el sitio web oficial de la Fundación y la fecha límite de registro es el 10 de mayo de 2024.




En 2022 se convirtió en la primera mexicana en viajar al espacio como parte de la misión Blue Origin, que viajó a bordo del cohete New Shepard, con el objetivo de estudiar el "Efecto Perspectiva" (la comprensión transformadora de la unidad y vulnerabilidad de la Tierra vista desde el espacio ) para la que fue seleccionada por Space for Humanity entre más de siete mil solicitantes de todo el mundo.

Desde entonces, todo tipo de empresas, políticos y medios de comunicación han volteado a verla para celebrar y compartir su historia, por lo que es común verla en las portadas de revistas como Vogue, Marie Claire o Cosmopolitan, que destacan su lado más glamoroso, mientras que publicaciones como Forbes la incluyeron en su lista de “Las 100 Mujeres + Poderosas de México”.

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Pero como reza el viejo adagio, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, motivo por el cual esta ingeniera electrónica, a través de la fundación que lleva su nombre, está tratando de inspirar a los jóvenes que quieran seguir sus pasos.

El programa llevará a 100 estudiantes a involucrarse de forma teórica y práctica en áreas de la exploración espacial. Foto: Esteban Calderón


En entrevista con El Sol de México, Katya habla de la segunda edición del Campamento Aeroespacial, una iniciativa que llevará a 100 estudiantes a involucrarse de forma teórica y práctica en áreas de la exploración espacial como la cohetería, la robótica, la ciencia planetaria y el entrenamiento físico y psicológico, entre otras.

De acuerdo con la astronauta, esta actividad funcionará como una introducción al mundo de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM), así como a la educación aeroespacial.

“Lo vemos como una introducción a la industria espacial en general, pues cada día van a ver temas diferentes relacionados con la industria espacial. Por ejemplo, todo un día será de todo lo relacionado con las ingenierías espaciales, otro sobre las ciencias espaciales y otro de aviación, con pilotos reales. Otro día tendrán psicología de la medicina y las comidas espaciales y en otro, que será el de su “misión análoga”, usarán trajes espaciales funcionales para poder realizar una investigación en la que van a combinar todos los conocimientos que obtuvieron”.

El Campamento Aeroespacial es una actividad gratuita para los alumnos seleccionados, por lo que los costos de producción del mismo son posibles gracias al patrocinio de empresas y municipios que se involucran para fondearlo.


La segunda edición del Campamento Aeroespacial llevará a 100 estudiantes a involucrarse de forma teórica y práctica en la industria espacial


Y hablando de finanzas, Katya admite que estudiar una ingeniería electrónica y realizar los estudios para convertirse en astronauta no son algo precisamente económico para cualquiera:

“Yo pude tener becas completas para todos mis estudios, así que para mí lo caro fue básicamente vivir en cierto lugar y costear los alimentos y todos los gastos normales de cualquier persona, dependiendo la universidad que selecciones. Pero yo pude lograr una beca completa para estudiar en la Universidad de California, en Los Ángeles, así que me siento muy afortunada de que gracias a todo ese esfuerzo no tuve los gastos tan grandes que otras personas tal vez tienen cuando buscan estas carreras… Aunque también debo decir que en este momento existen muchísimas becas para estudiantes que quieren estudiar ciencias e ingenierías, especialmente en otros países”.

En ese sentido, habla de cuántas oportunidades hay para desarrollar estas carreras en México.

Niñas y niños asistentes al Campamento Espacial, Misión Marte 2023 / Foto: Esteban Calderón

“Sí hay carreras espaciales en México, aunque no son muchas universidades las que las ofrecen. Pero sabemos que varias universidades ya están planeando abrir más carreras relacionadas con la industria espacial en los próximos años, justo porque están viendo que la industria está avanzando… Hay que reconocer que México lleva casi 40 años participando en la industria espacial, y eso es algo que muchos no ven, y lo hemos hecho por mucho tiempo. Los satélites Morelos que se lanzaron hace décadas, eran justo para poder crear una infraestructura satelital, pero lo que sucedió fue que después México no supo cómo continuar o cómo ser independiente con su propia tecnología y desarrolló una dependencia tecnológica muy grande de otros países”, lamenta.

Sin embargo, ahora ve un panorama un poco más alentador:

“En estos momentos ya nos estamos dando cuenta de esa dependencia y por eso estamos trabajando para aprobar una reforma en materia espacial, de hecho ya se aprobó en el Congreso y en estos momentos está esperando votación en el Senado; es una reforma que le va a dar prioridad a las actividades espaciales en México y que le va a dar todos los permisos necesarios al Congreso para legislar en materia espacial, con lo cual se podrá regular una industria y crear los permisos necesarios para bases de lanzamiento y otros temas para que México pueda ser independiente, porque como siempre le digo a la gente, aún si el gobierno no quisiera involucrarse, y está bien si de pronto no quieren continuar con ese camino, pero lo que sucede es que entonces todas las inversiones de otros países que quieran llegar a México tampoco podrán participar y eso es lo que realmente no está bien, porque son decisiones que están relacionadas con el futuro de México, sobre todo ahora que ya sabemos que esta industria está proyectada para llegar a los trillones de dólares para el año 2040”.

“Los alumnos nos hicieron subir el nivel”

Katya comparte que desde la primera edición del Campamento Aeroespacial, que se realizó el verano pasado en Jalisco, el interés y la capacidad de los participantes rebasó sus expectativas:

“Nos dimos cuenta de que estos jóvenes son muy dedicados y de que tienen mucho talento, pero que lo que les hace falta es el apoyo. Ahí nos dimos cuenta de que no es que los jóvenes no quieran estudiar estas carreras, de hecho sí lo buscan, pero cuando van creciendo van escuchando que esto es imposible para ellos y entonces toman la decisión de irse por otro camino. Entonces nos dimos cuenta de que muchos jóvenes tienen ese talento y de que en México lo estamos desperdiciando en unos niveles increíbles.

Cuenta que antes de hacer el primer campamento se preguntaban si los alumnos entenderían sobre ciertos temas de ciencias y tecnologías espaciales, y que eso los hizo moderar un poco el nivel de lo que se compartía con ellos, hasta que se dieron cuenta de que les estaban demandando más:

“Después de algunas semanas, los mismos maestros que dan las clases estaban trabajando hasta la medianoche, porque decían que se estaban preparando porque los alumnos les estaban haciendo preguntas de un nivel superior al que ellos estaban esperando, y eso es increíble”.

¿Un logro individual o colectivo?

En varios momentos del discurso de Katya y de su experiencia con los campamentos, surge la afirmación de que estas vivencias les cambian la vida. ¿Pero hasta qué punto es eso más que un logro individual?

“Casi toda la tecnología que tenemos hoy existe gracias a la tecnología espacial, y es tecnología que hemos desarrollado para poder explorar, pero también para aprender e investigar más. Podemos decir con certeza que gracias a toda esa exploración, hoy tenemos toda la tecnología satelital que hace posible trabajar con computadoras y celulares, pero es algo que va mucho más allá, a veces no pensamos en que mucha de la tecnología actual existe porque se tuvo que desarrollar para los problemas del espacio; mucho del equipo médico que sirve para salvar vidas también se desarrolló de esa manera, como pudimos ver durante la pandemia, cuando ante los problemas respiratorios derivados del Covid, vimos que muchos laboratorios de la NASA se juntaron porque la tecnología que ellos tenían para investigaciones y trabajos espaciales podían adaptarla para crear la tecnología necesaria para los hospitales”.

“De hecho a veces no nos damos cuenta de cómo vamos a poder utilizar la tecnología que se está desarrollando en el espacio, como sucede con la tecnología que se desarrolla para filtrar el sistema de agua en la Estación Internacional, donde como no tienen mucha agua, deben tomar de sus propios desechos humanos y filtrarlos para reutilizarlos, y es gracias a esa tecnología que podemos llegar a muchas comunidades en todo el mundo para poder limpiar su agua y que puedan sobrevivir así”, añade.

Katya Echazarreta en Misión Marte 2023 / Foto: Esteban Calderón

Pero más allá de eso -continúa- a nivel personal también existe un efecto psicológico que se llama “efecto perspectiva” y que le sucede a los astronautas que tienen la experiencia de ver el planeta desde el espacio, así que cuando alguien dice que esto le cambió la vida yo entiendo que lo que quiere decir es que le cambió la perspectiva de vida y cuando cambias esa perspectiva, puedes vivir tu vida de manera diferente, que es lo que le sucede a las personas que se vuelven activistas humanitarios y crean fundaciones y dedican sus vidas a aportar a la sociedad y al planeta”.


Asegura que aunque los viajes al espacio podrían interpretarse como un logro individual, estos en realidad benefician de muchas formas a la sociedad


Sobre la huella ecológica que tiene el turismo espacial, asegura que es un tema del que se está ocupando este sector.

“Ya existen muchas tecnologías que se están desarrollando, como los nuevos propulsores que sólo van a emitir vapor mientras estén en la Tierra, además de que ya existen lanzamientos que no utilizan ningún químico que dañe al medio ambiente. Muchos ven estos viajes de una manera negativa, pero hay que pensar que cuando empezaron, muchas de las tecnologías que hoy son comunes también eran para unas cuantas personas, como los vuelos en avión, los celulares, las computadoras o toda la tecnología los automóviles, todo comienza así, hasta que se invierte en esos desarrollos y se puede bajar el costo de esas tecnologías”.

Anteriormente Katya trabajó como ingeniera en el Laboratorio Jet Propulsion de la NASA, en misiones como la del Rover Perseverance y Europa Clipper, donde fue líder de pruebas y electrónica.

Además de contar con un Doctorado Honoris Causa por sus contribuciones humanitarias a la sociedad y la tecnología, actualmente estudia una maestría en la Universidad Johns Hopkins, que fue uno de los institutos más prominentes durante la pandemia, por ser uno de los centros más avanzados en cuestión de medicina.

“Esta universidad tiene también un centro de la NASA muy importante que se dedica a desarrollar algunos instrumentos muy importantes para estas misiones planetarias espaciales, así que es un honor para mí continuar ahí con mi educación. Yo siempre he dicho que hasta el día en que me muera, voy a seguir estudiando”.

Cómo latina, siempre he sido consciente de la falta de acceso a oportunidades en el lugar donde nací -añade-. Por eso me di cuenta de que tenía que hacer todo lo que estuviera a mi alcance para garantizar que otros también puedan lograr lo que yo había logrado. Y estos campamentos son un reflejo de mi misión actual”.

¿Pero cómo visualiza esta mujer dentro de una década o dos, tomando en cuenta todos los logros que ha alcanzado a sus 27 años de edad?

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe noticias relevantes sobre más ideas disruptivas

“Yo quisiera que crezca la Fundación para poder apoyar a más jóvenes, a más ingenieros y a más científicos. Es muy importante reconocer que en México, y en Latinoamérica en general, existe una fuga de cerebros muy grande, y que cuando tú le preguntas a esas personas si regresaría a su país si en él hubiera las oportunidades óptimas, todos te van a decir que sí, así que eso es lo que realmente quisiéramos lograr, que en sus propios países tengan esa oportunidad y no sólo de viajar al espacio para misiones espaciales, sino también de trabajar con otros tipos de tecnologías”.

La convocatoria para el Campamento Aeroespacial está disponible en el sitio web oficial de la Fundación y la fecha límite de registro es el 10 de mayo de 2024.




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